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Columna
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Ayuso Vice: corrupción en Miami

La presidenta de Madrid propone imitar a Florida en dos cosas: los bajos impuestos y el apoyo a la empresa. Le encanta, seguro, que el Estado yanqui no tenga ni impuestos a la fortuna ni a las herencias

Isabel Diaz Ayuso
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.Alejandro Martínez Vélez (Europa Press)
Ana Iris Simón

Por mucho que Isabel Díaz Ayuso se haga la castiza, a quien rinde pleitesía es a los yanquis. Los admira tanto que quiere convertirnos en ellos. En The Telegraph dijo que quería hacer de Madrid “la Florida de Europa”.

Con ello se refería a abrazar el capitalismo tumoral, ese que se basa en el crecimiento rápido sin preocuparse de si es benigno o maligno, de si la economía es productiva o especulativa, de si se reparte o se concentra en manos de unos pocos o sirve a intereses locales o globales. Propone imitar a Florida en dos cosas: los bajos impuestos y el apoyo a la empresa. Le encanta, seguro, que el Estado yanqui no tenga ni impuestos a la fortuna ni a las herencias, y que los que le pone tanto a propiedad como a empresas sean muy bajos, pues son esos los que más molestan a aquellos para los que ella gobierna: los ricos. Sin embargo, el Estado americano sí que grava la compra de bienes y servicios, el combustible o las hipotecas, es decir, lo que más pesa sobre clases medias y bajas. Un clásico del discurso liberal: anarquía para los de arriba, cadenas para los de abajo.

Como destruir la fiscalidad tiene sus consecuencias, la calidad de los hospitales en Florida está entre las peores de EE UU, según la Agency For Healthcare Research and Quality. Un modelo que, seguramente, Ayuso también ha tomado como referencia para gestionar la sanidad madrileña, en cuyos hospitales, según plantea, quizá no sea necesario que las habitaciones tengan luz natural. Total, si el plan es que se queden solo para los pobres, qué más les da.

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El Estado sureño tiene un sobrecoste en la vivienda de hasta el 63%, con Miami como una de las ciudades más caras para alquilar de todo el país, según Bloomberg. Algo que también ocurre en Madrid, la comunidad más cara de España para los arrendatarios, donde la única libertad es la del rentista o el fondo buitre de turno para clavarte 1.000 euros al mes por un ático de 30 metros. También es uno de los Estados con menos prestaciones sociales per cápita de EE UU; reciben asistencia pública el 12%, cuando la media federal es del 22%, como señala la American Children’s Campaign. El porcentaje de pobres allí es del 13,1% según el censo, aunque si el Gobierno de Ayuso no es capaz ni de ver a los de aquí, difícilmente atisbará a los del otro lado del charco.

Pero si hay algo más sangrante que la pobreza en ese capitalismo tumoral que admira la presidenta es la desigualdad. Florida es el sexto Estado más desigual de EE UU, según Forbes. El 1% más rico posee 40 veces más que el 99%. Las estadísticas dicen que más de la mitad de los niños viven allí en el umbral de la pobreza o en familias con precariedad y paro, aunque no especifican si se les dan menús del Telepizza o no.

A pesar de la imagen juvenil que transmiten las películas, Florida está llena de viejos atraídos por el sol y las buenas pensiones. Esto no va a poder imitarlo Ayuso, pues es dudoso que supiera manejar esta composición demográfica sin cargarse a la mayor parte de ellos en residencias. Sí es conocedora, sin embargo, de la economía precaria del sector servicios en la que se basa buena parte de la riqueza del Estado americano: aunque Madrid no tenga playa, la presidenta ha basado una campaña electoral y casi su identidad misma en irse de cañas. Y le ha ido abriendo, por si acaso, algún chiringuito a familiares y amigos.

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Sobre la firma

Ana Iris Simón
Ana Iris Simón es de Campo de Criptana (Ciudad Real), comenzó su andadura como periodista primero en 'Telva' y luego en 'Vice España'. Ha colaborado en 'La Ventana' de la Cadena SER y ha trabajado para Playz de RTVE. Su primer libro es 'Feria' (Círculo de Tiza). En EL PAÍS firma artículos de opinión.

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