_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El prestigio del vinagre

El buen intelectual recoge los premios como si los hubiera perdido y, entre gruñido y gruñido, se va quedando hueco

Annie Ernaux, el día 7 tras pronunciar su discurso de aceptación del Nobel de Literatura.
Annie Ernaux, el día 7 tras pronunciar su discurso de aceptación del Nobel de Literatura.REUTERS
Sergio del Molino

Se vuelve hacia mí con su majestad de gatopardo y me dice, en su italiano tranquilo, sin efusiones: “Qué suerte tenemos, Sergio, en qué negocio más bonito trabajamos. Qué privilegio es reunir a tanta gente de talento y disfrutar de ello”. No le puedo quitar la razón, y se la doy mientras me pellizco, culpable. Apenas una hora antes, en el hotel, me resignaba a esa cena como un trámite profesional un poco fastidioso. He presentado mi último libro traducido al italiano en un festival de Roma y mis editores me han convocado a un restaurante donde sin duda —pienso— me saltaré la dieta y tendré que charlar en itañol con un montón de desconocidos. Pero Antonio Sellerio, mi elegantísimo editor, que seguramente está harto de estas cenas y de aguantar a escritores plastas como yo, subraya con alegría la suerte que tenemos, y yo me avergüenzo como un niño caprichoso que no quiere ir al cole.

Las palabras de Sellerio me disuelven la gruñonería. Aunque mi bienintencionado editor ha obrado sin saberlo contra sus intereses, pues vendería mejor mis libros si los acompañase la imagen de un escritor de mueca torcida y desdenes misántropos. En el mercado de valores intelectual —que es siempre un mercado de valores morales—, el vinagre cotiza mucho más alto que el azúcar. No es que yo sea un oso amoroso, precisamente, ni que me falten colmillos y garras, pero aspiro a silbarle al lado luminoso de la vida, como los crucificados de La vida de Brian, antes que agarrotarme como un intelectual en pantuflas que riega de bilis toda muestra de felicidad, la ajena y la propia.

Si uno agradece los privilegios que le concede la vida, tendrá que llevar siempre un pañuelo para limpiarse las salpicaduras de vinagre que le caerán y resignarse a ser considerado idiota por quienes se sienten inteligentes y no encuentran mejor manera de demostrarlo que torciendo mucho la sonrisa, hasta que se parezca al gesto de beber algo muy amargo: la hiel del mundo. Hay que dolerse de todo, como Annie Ernaux, que aprovecha el discurso del Nobel de Literatura para hacer cortes de mangas y hablar de venganzas contra quién sabe qué. El buen intelectual recoge los premios como si los hubiera perdido y, entre gruñido y gruñido, se va quedando hueco. A quien se pasa la vida protestando porque —¡qué lata!— otra vez hay ostras para cenar, no le quedan palabras para indignarse por una cartilla de racionamiento. Así estamos, con excedente de vinagre y carestía de palabras.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Sergio del Molino
Es autor de los ensayos La España vacía y Contra la España vacía. Ha ganado los premios Ojo Crítico y Tigre Juan por La hora violeta (2013) y el Espasa por Lugares fuera de sitio (2018). Entre sus novelas destacan Un tal González (2022), La piel (2020) o Lo que a nadie le importa (2014). Su último libro es Los alemanes (Premio Alfaguara 2024).

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_