Una maldita lista en tiempos airados
Una selección de libros publicada en Babelia ha levantado un inusitado alud de críticas y sospechas
No existe un método científico para elaborar listas de música, películas o libros destacados, pero sí está demostrado científicamente que toda selección suscita polémicas, críticas y sospechas. Con una inusual virulencia, acaba de ocurrir con Los cien libros españoles del siglo XXI, la recopilación publicada hace 15 días en Babelia basada en el voto de otras cien personas, de las que cuatro decenas son periodistas o colaboradores de EL PAÍS. El ataque más agresivo ha venido del supuesto fuego amigo del columnista del periódico Fernando Savater, quien no figura en la selección y que ha acusado al jurado de actuar con “mezquindad imbécil” por destacar a “autores ínfimos”, en su opinión, y “silenciar” a otros.
La principal queja de los lectores se centra en afear que entre los títulos elegidos haya una clara acumulación de obras escritas por columnistas habituales de EL PAÍS, como los recientemente fallecidos Javier Marías —encabeza la clasificación con Tu rostro mañana— y Almudena Grandes. De cada uno de ellos hay en el listado cuatro libros, una cifra que solo alcanza también Enrique Vila-Matas, igualmente colaborador habitual del periódico. Otros columnistas de EL PAÍS seleccionados son Irene Vallejo —en segunda posición, con El infinito en un junco—, Marta Sanz —con tres libros—, Fernando Aramburu y Javier Cercas, con dos cada uno… Entre los diez primeros libros, siete son de colaboradores del periódico.
Con esos datos en la mano, lectores como Fernando Sáenz dejan por escrito sus dudas: “A EL PAÍS se le ve el plumero”. Tiene lógica su invectiva, sustentada en que, con esa composición del jurado, votando por libros (no por autores) y haciendo una lista para EL PAÍS, eran previsibles esos resultados con mucho peso “de la casa” entre los elegidos.
No obstante, hay otros históricos columnistas del periódico que no están entre los selectos, como Juan José Millás y el propio Savater. O Julio Llamazares, que publicaba en el periódico hasta hace poco. Y libros de otros históricos del diario, consagrados escritores, tampoco salen en los primeros puestos, como Rosa Montero (en el 28), Antonio Muñoz Molina (35), Sergio del Molino (83 y 99)…
Otros lectores como Dolores Gauna, Amancio Izquierdo, Jesús Fernández Urbina, Teresa Garrido o Julio Cruzado también han escrito para criticar que no estén entre los elegidos Arturo Pérez-Reverte, Eduardo Mendoza, Luis Mateo Díez o María Dueñas. Y Pablo Pinto se ha dirigido al periódico para desacralizar con humor lo que no deja de ser una selección más: “Exijo que se rectifique la lista para adecuarla a mis gustos y neuras”.
Expresa Pinto una tesis similar a la del periodista y crítico Javier Rodríguez Marcos, coordinador de la información literaria de Babelia. “Toda lista”, sostiene, “despierta eso que llamamos `doctrina Vargas Llosa´: votar bien, votar mal: todo el mundo tiene la buena en la cabeza”. “Votar bien es votar como… yo”, escribió Rodríguez Marcos hace un año al hilo de otra clasificación de libros.
¿Por qué tantos de EL PAÍS en el jurado? “La primera razón”, dice el coordinador de Babelia, “es obvia: es la lista del suplemento cultural del diario. La segunda es profesional: hay poca gente en el mundo que haya seguido tan de cerca la literatura española”. ¿Ha influido esa composición en que muchos seleccionados sean colaboradores de EL PAÍS? “Puede ser, pero no parece ni remotamente el factor principal”, porque la mayoría de ellos, argumenta, ya eran escritores consagrados antes de llegar al periódico. Y concluye: “Puede que, sencillamente, sean buenos libros que, con el tiempo, han generado consenso crítico”.
¿Sirven de algo estas selecciones? El lector Javier Muñoz asegura que “importan poco a casi nadie”. Y una persona que conoce bien el negocio editorial opina que no influyen en las ventas, salvo en Navidad. Rodríguez Marcos, en cambio, considera que las clasificaciones son útiles para orientar a los lectores ante una industria que produce 80.000 títulos al año.
En todo caso, nadie en el periódico defiende esas listas como inapelables. Al contrario. Jordi Gracia, subdirector jefe de Opinión y catedrático de literatura, y el propio Rodríguez Marcos se han referido con ironía a la selección de Babelia como “la lista maldita” y han expresado sus discrepancias y matizaciones con algunos resultados de la recopilación.
Miembros del jurado asumen que las opiniones son libres y que hay que tomar nota para perfeccionar el método de futuras clasificaciones, aunque les han molestado muchas críticas desabridas, sobre todo en las redes. Lo más desagradable, no obstante, habría sido que nadie hubiera hablado de la pérfida lista de Babelia. No, de eso no se pueden quejar.
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