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Caos tras el cierre de tres estaciones de la Línea 9 de Metro de Ciudad de México

El primer día laboral tras la clausura del tramo entre Pantitlán y Ciudad Deportiva se convierte en un suplicio para las personas que cruzan del oriente al poniente de la capital

Cientos de personas esperan para abordar uno de los trenes de la línea 9 del metro, en Ciudad de México, este lunes, en una imagen compartida en redes sociales.
Cientos de personas esperan para abordar uno de los trenes de la línea 9 del metro, en Ciudad de México, este lunes, en una imagen compartida en redes sociales.
Jorge Vaquero Simancas

Socorro Vargas, a sus 61 años, está confusa en la larga fila que espera en Pantitlán al Metrobús que sustituye al tramo elevado del metro entre esa parada y Ciudad Deportiva, cerrado por tareas de nivelación en un suelo que se deshace. “Voy a Centro Médico, pero no sabía que tenía que venir por aquí”, explica. Usa la Línea 9 todos los días, pero este lunes, primer día laborable desde su clausura parcial el pasado domingo, el nexo de conexión entre el poniente y el oriente de la Ciudad de México ha sido un completo caos.

En la entrada al metro, una agente de la Secretaría de Seguridad Ciudadana grita: “¡Servicio de apoyo en la letra N, a su lado derecho!”. Ese apoyo es una nueva línea de Metrobús que une Pantitlán con Velódromo para que la gente pueda simular el tramo cerrado. Tiene un coste de cinco pesos e incluye el transbordo para volver a subirse a la Línea 9 y seguir el camino.

En la larga fila de gente que aguarda a subirse a la alternativa está Aniceto Hernández. “Se me hizo un poco tarde, pero fue mi culpa. Si hubiese salido temprano vendría bien tranquilo”, lamenta el hombre de 59 años. Tiene que estar en Naucalpan, al otro lado de la ciudad, a las 10.30. Ya son las 10.05.

Pantitlán, que cuenta con tres -ahora dos- líneas de metro, es el gran eje de conexión entre la zona este del Estado de México y la capital, además de ser la estación con mayor uso de todo el sistema. En 2022, más de 23 millones de usuarios pasaron por ella. La línea café es a su vez la clave para las personas que cruzan la ciudad de oriente a poniente y viceversa, al conectar las estaciones de Tacubaya y Pantitlán. En el gigante de los transportes de oriente es el segundo cierre de este año. La Línea 1 estuvo clausurada desde julio de 2022 hasta principios de noviembre de este año tras múltiples retrasos en la modernización del tramo hasta Balderas.

La fila avanza y llega a una estructura metálica que eleva a los pasajeros para que puedan subirse a las altas puertas del Metrobús. Mientras pasa un vehículo tras otro, la confusión es tan grande que los hombres ocupan el espacio reservado solo para mujeres. Allí espera Dulce Carrillo, que viene desde el municipio mexiquense de Chihualmacán. Desde su casa hasta Pantitlán ha hecho una hora de camino, y este contratiempo, del que se había “super olvidado”, le hará llegar tarde al trabajo. “Vamos a Tacubaya, y de ahí transbordar para ir a trabajar. Normalmente, hago una hora y 40 minutos, hoy me da que haré dos horas. Tenemos que llegar a las 11.30″, explica la mujer de 39 años a las 10.17.

El Metrobús no puede remplazar la rapidez del metro. Y menos aún si no va por un carril propio. En la avenida Río de la Piedad se atasca en el tráfico. Desde la carretera se puede ver el tramo elevado mientras el bus llega a Puebla, una de las paradas clausuradas donde ya varios obreros están mezclando cemento. El director general del Sistema de Transporte Colectivo, Guillermo Calderón, justificó a principios de noviembre el cierre del las tres estaciones por “hundimientos muy altos, de hasta 80 centímetros”. En abril de 2022, el instituto capitalino de la seguridad de las construcciones ya había avisado de que este tramo elevado necesitaba una reforma “urgente e inmediata” y pedía su cierre. Una tarea que se convirtió en prioritaria para Martí Batres, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, más aún tras el derrumbe del tramo elevado de la Línea 12, que dejó 26 muertos durante el mandato de su predecesora, Claudia Sheinbaum.

El Metrobús no para en la otra estación en obras, Ciudad Deportiva. Sigue hacia Velódromo, donde tarda en llegar 15 minutos desde Pantitlán, una buena marca si no se tiene en cuenta que la gente estuvo esperando en una larga fila y todavía tiene que acceder a la línea café. Para colmo, justo este lunes las máquinas para recargar la tarjeta de movilidad no funcionaban. Otro río de gente esperaba para comprar viajes en la única taquilla abierta.

La Secretaría de Movilidad de Ciudad de México también ideó otras dos redes de apoyo para contrarrestar el cierre. Una Red de Transporte de Pasajeros (RTP) entre el núcleo de la colonia Agrícola Oriental y la estación Lázaro Cárdenas, que también tiene un coste de 5 pesos e incluye transbordo al subirse de nuevo a la Línea 9 en Velódromo. El único transporte alternativo que hay que pagar de más es un Trolebús que cuesta cuatro pesos y une Tepalcates y Villa Cortés, donde la gente puede subirse a la Línea 2 de Metro para ir al centro de la capital.

La ruta más transitada es de oriente a poniente, pero mucha gente también espera para ir de Velódromo a Pantitlán. Este trayecto tardó unos 13 minutos. Al final está el pequeño puesto de desayunos de Valentina Maldonado, que no solo vende cereales y gelatinas, sino que además hace de punto de información para los que no saben qué hacer tras el cierre del metro. “Casi toda la gente pasa a preguntar por qué está como desubicada. Creo que esto va para largo”, asume. El tramo se cerró el pasado domingo y, de momento, no tiene fecha de reapertura.

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