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Aún en construcción y con boletos más costosos: así arranca el Tren Maya

El presidente López Obrador viaja al Estado de Campeche para la inauguración del que se considera el proyecto estrella de su Administración

Personas miran el Tren Maya viajar durante un recorrido de prueba entre Campeche y Mérida, el 1 de septiembre.
Personas miran el Tren Maya viajar durante un recorrido de prueba entre Campeche y Mérida, el 1 de septiembre.Cuartoscuro
Erika Rosete

En la página oficial del Tren Maya, una cuenta regresiva marca ya solo un par de horas para que arranque el que ya es considerado como el proyecto de infraestructura insignia del Gobierno del presidente López Obrador. El inicio de las operaciones del tren será de forma parcial y solo del primer tramo terminado (que comprende de Campeche a la ciudad de Cancún, en el Estado de Quintana Roo). Además, los boletos para subir están en un precio que va de los 1.166 pesos mexicanos a los 1.862 (68 y 108 dólares) distinto al que se planteó inicialmente y que sería de unos 60 pesos (unos cuatro dólares) para visitantes nacionales. No solo los boletos, el presupuesto destinado a la infraestructura también ha subido hasta multiplicarse casi por tres, según las previsiones al cierre de la obra. Con coste totalmente público, el gasto roza los 500.000 millones de pesos.

El mandatario se ha trasladado este jueves hacia el lugar en donde dará banderazo a esta megaobra envuelta todavía en varias disputas por los recursos y áreas naturales por donde atraviesa la ruta y tras los efectos que los trabajos de la construcción han provocado en las dinámicas territoriales y sociales de varias comunidades aledañas.

Uno de los días más esperados por la actual Administración Federal ha llegado. Con la inauguración de este viernes, el presidente comienza también a transitar los últimos meses de su Gobierno, y cumple con lo que anunció en 2018 cuando aseguraba que el Tren Maya comunicaría “una de las regiones de más importancia cultural en el mundo”.

El viaje inaugural que llevará a cabo el mandatario en las primeras horas de este viernes y tras su habitual conferencia mañanera, comenzará en San Francisco de Campeche y seguirá hacia Mérida, Yucatán, para terminar en Cancún, según informó el general Óscar David Lozano, el encargado de la obra. Será hasta el sábado 16 cuando el primer tren con pasajeros iniciará su marcha a las 7.00 horas y habrá un segundo tren que saldrá de ambos puntos de esa ruta —Campeche y Cancún— a las 11.00. El próximo 15 de enero se sumará un tercer tren para completar tres horarios: 7.00 horas, 9.00 y 11.00. Y el 31 de enero ya estará funcionando la ruta de Palenque a Cancún, en esos tres mismos horarios. “Hasta el 29 de febrero se hará la inauguración de todo el sistema de transporte ferroviario”, aseguró Lozano. El convoy que ha sido presentado en las pruebas preliminares de seguridad es de tipo estándar y tiene capacidad para 230 pasajeros.

Andrés Manuel López Obrador
La estación del Tren Maya en Campeche, el 1 de septiembre.Michael Balam Chan (Cuartoscuro)

En las 14 estaciones del primer recorrido el tren parará cada una de ellas y habrá posibilidad de que los usuarios adquieran sus boletos también en cada parada. En total son 473 kilómetros de todo el sistema repartidos en tres Estados: Campeche, Yucatán y Quintana Roo, de un proyecto que incluye más de 1.500 kilómetros. Se abrirán inicialmente esas 14 estaciones de 34, pero incluso en ese estreno parcial no está todo listo; en el tramo 4 aun las obras no están concluidas, y en Chichén Itza y Cancún ha comenzado la etapa de los acabados y el techo. Los tramos que se inauguran han sido, desde el inicio, los más sencillos de preparar y construir. A diferencia del tramo 5, que atraviesa el complejo suelo donde están formados los cenotes y que ha cambiado tres veces su trazado, o del 7 que corta la reserva de Calakmul. Está previsto por el presidente que la inauguración del tramo 5, 6 y 7, sea a finales de febrero de 2024.

La resistencia a la megaobra

Son ya centenares de organizaciones civiles que agrupan a activistas, ciudadanos, académicos, artistas, y demás integrantes de la sociedad, como Sélvame del Tren, Selva Maya SOS, La Selva Salva, Voces Unidas Puerto Morelos, Puerto Morelos sustentable, Voto por el Clima, El Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), o la campaña global El Sur Resiste, las que continúan en una abierta oposición al tren. Más de 25 amparos están activos impulsados por estas organizaciones y por ciudadanos que denuncian un ecocidio e indiferencia ante la imposición de la obra turística que ha empezado a transformar no solo el paisaje sino las dinámicas sociales de las comunidades aledañas.

Solo un par de días previos, una de esas organizaciones, la campaña global El sur resiste, enviaba al presidente López Obrador y a la opinión pública las siguientes cuestiones: “Los pueblos nos preguntamos ¿Qué vas a Inaugurar? ¿La deforestación de la península? ¿La destrucción de los cenotes? ¿La mayor destrucción de las culturas? ¿El aumento de los feminicidios, de las desapariciones de personas, de la delincuencia y de la inseguridad?”, han publicado en un comunicado, este miércoles.

Una excavadora abre camino para la construcción del Tren Maya en el ejido Leona Vicario, en Quintana Roo, en mayo de este año.
Una excavadora abre camino para la construcción del Tren Maya en el ejido Leona Vicario, en Quintana Roo, en mayo de este año.Rodrigo Oropeza

Grupos de madres buscadoras en Cancún, por ejemplo, han denunciado desde hace un par de meses un aumento en la desaparición de personas en las zonas cercanas a donde todavía se encuentran trabajando ciudadanos que se han trasladado desde Estados como Tabasco, Veracruz y el Estado de México —por mencionar solo algunos de los lugares de procedencia— hacia los distintos tramos de construcción del tren.

Además, los pueblos, activistas y organizaciones han denunciado la militarización de todas las zonas aledañas a los tramos, debido a que están en manos de la Secretaría de la Defensa (Sedena), un ejemplo de ello es el recién inaugurado aeropuerto militar de Tulum, ubicado en el municipio de Felipe Carrillo Puerto y que dispuso de una inversión de 3.200 millones de pesos, que según activistas “está funcionando como base militar”.

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Erika Rosete
Es periodista de la edición mexicana de EL PAÍS.
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