Vermuts y comida de Baja California en El Tigre Silencioso
Este local, que acaba de cumplir su primer año, ya ha hecho mucho ruido por su extensa carta de bebidas y su deliciosa comida originaria del Estado norteño
Desde hace algunos años, la colonia Roma es un hervidero de restaurantes y bares nuevos. Algunos pasan desapercibidos o se convierten en trampas atrapa turistas, pero hay otros como El Tigre Silencioso, que acaba de cumplir su primer año y ya ha hecho mucho ruido por su extensa carta de bebidas y su deliciosa comida originaria de Baja California.
“Queríamos hacer una cantina moderna norteñona para tomar o comer bien a cualquier hora del día”, dice Bernardo Galindo, socio de El Tigre. Por eso abren a la una de la tarde y apagan los fogones doce horas después, hasta la una de la madrugada. Así que se puede ir a comer temprano, pasar a echarse un negroni por la tarde o llegar a cenar a la media noche, pues “la idea siempre fue que puedas venir y elegir la experiencia que quieras”.
El Tigre está dentro de una casona porfiriana de 1914. Su sala principal tiene una gran barra que invita a pedir algún aperitivo o cóctel acompañado de unas croquetas de pescado; también puedes elegir sentarte en sus sillones para darte un banquete que incluya el atún con mantequilla avellanada y el fideo seco con cola de res (un platillo que recuerda a la fideuá); o escoger la terraza para beber una cerveza fría y los mejillones con chimi y mayonesa de chile morita.
Este lugar es versátil como sus socios, nadie es el protagonista, pero todos aportaron su propia visión y talento para crear el concepto. Bernardo Galindo está al frente, y carga la experiencia de otros sitios consolidados como Campobaja y bar Caimán. El chef David Castro Hussong, propietario del celebrado restaurante Fauna, en Ensenada, está a cargo de la gastronomía; y Daniela D’Acosta trajo desde el Valle de Guadalupe los vinos y los vermuts: “Mi familia siempre se ha dedicado a los vinos y decidimos hacer estos vermuts especiales para El Tigre”.
El vermut es un licor hecho de vino infusionado con hierbas o especias. Es común en varios países europeos como aperitivo, y se está haciendo popular entre los mixólogos y consumidores de este lado del Atlántico.
En una visita a El Tigre hay que probar “el de la casa”, hecho por la vinícola Aborigen, liderada por Lucas D’Acosta que, de acuerdo a Daniela, es un vermut alejado del sabor a caramelo o a hierbas: “Este es más cercano a la ola de vermuts en la que los productores buscan que su vino siga estando presente”. El rojo lo sirven con una rodaja de naranja, el rosado con una aceituna y el blanco con una uva congelada.
Mi favorito es el rosado, que puede ser peligroso porque entra como agua, pero si prefieres vermuts clásicos, en El Tigre no hay pierde, según Daniela: “Pensamos hacer una carta con muchos aperitivos, bebidas de baja graduación que puedes beber a medio día o vinos naturales ligeritos”. Esa obsesión por el buen beber incluye sidras artesanales, cervezas, gran variedad de destilados, y llega hasta el café, en el que personalmente Galindo ha puesto atención.
Del lado culinario, El Tigre se basa en el buen producto, un distintivo de la gastronomía bajacaliforniana, sobre todo la corriente nacida hace unas décadas enfocada en la pesca, los viñedos y la agricultura local, con vegetales muy cercanos a los utilizados en la región del Mediterráneo.
Además, explica Galindo, “la cocina bajacaliforniana tiene una mezcla de culturas asiáticas que trae mucho de los chinos, japoneses o coreanos que migraron a la región”. Por eso el menú incluye platillos con ikura (hueva de salmón), así como un taco de chile pasilla mixe (originario de Oaxaca) en tortilla de harina. Y es que a Baja California también migraron mexicanos del sur del país en busca de nuevas oportunidades, mismos que aportaron su sazón e ingredientes para crear una de las gastronomías más diversas y pujantes de México.
Galindo defiende que este restaurante, mezcla de cantina y bar, es una propuesta fresca donde buscan “la excelencia en la comida y el detalle, pero de una forma más informal, como desde la cotidianidad”. Desea que sus clientes piensen en El Tigre para cualquier ocasión y cuando se les antoje.
De hecho, están por abrir El Tigrillo, un espacio nuevo en la planta baja del local, con desayunos norteños y copas nocturnas, porque siempre hay espacio para más comida y más bebida, y qué mejor si es norteña y está cerquita, en el corazón de la Ciudad de México.
El Tigre Silencioso
Casa Basalta: Colima 159, Int. 1a, Colonia Roma Norte, Ciudad de México
Precio: 600 - 800 pesos
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