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Roger Ross, director: “Cassandro vence al machismo de las luchas siendo un hombre abiertamente gay”

La película, protagonizada por Gael García Bernal, cuenta la historia de Saúl Armendáriz y su paso por los rings que lo convirtieron en un ícono de la cultura luchística de México y del mundo

Andrés Rodríguez
El actor Gael García Bernal en 'Cassandro'
Gael García Bernal en 'Cassandro'.Cortesía Amazon Prime Video

La lucha libre en México es muchas cosas. Es cultura y tradición, pero no solo eso. Quizá sea muy difícil llegar a una definición universal. Pero este popular deporte también es técnico, rudo, extremo, violento, atlético, viril, masculino y hasta incluso, dentro de algunos círculos, puede ser todavía machista y misógino. Si le pusieran cuerpo a esas características, resultaría muy probablemente en un imponente rival. Sin embargo, Saúl Armendáriz, corto de estatura con sus 1,66 metros y cuerpo menudo, no temió ir de frente y hacerle una llave al cuello a la adversidad. El escape a todos sus demonios con los que creció y los que vendrían después, fue a través de la lucha libre.

Con una cabellera dorada, frondosa y esponjada, mientras movía las caderas de su cuerpo de forma coqueta, que lucía una malla de lucha y bata colorida, Armendáriz ponía rumbo al ring en la Pista Arena Revolución de Ciudad de México. Fue un 28 de enero de 1990, una fecha inolvidable para su memoria. Con apenas 22 años, con actitud seductora y divertida, para ocultar los nervios de su rostro maquillado —con glitter en los párpados, rímel en las pestañas y las cejas delineadas—, iba a disputarle el Campeonato Mundial de Peso Ligero a nadie más que El Hijo del Santo, heredero de la máscara plateada más famosa de México y parte del Olimpo de los dioses de la lucha libre.

A pesar de caer derrotado esa noche frente al hijo del ídolo inmortal, se ganó el respeto y admiración de las miles de personas que abarrotaron el lugar. Fue ahí que se forjó el nombre artístico y deportivo de este joven proveniente de El Paso, Texas, y Saúl Armendáriz dio lugar a la leyenda de Cassandro, cuyo nombre presta a la película de título homónimo, protagonizada por Gael García Bernal, sobre este hombre y su paso por los rings que lo convirtieron en un ícono de la cultura luchística de México y del mundo.

Cartel promocional de 'Cassandro'.
Cartel promocional de 'Cassandro'.Cortesía Amazon Prime Video

Roger Ross Williams, director del filme, cuenta que cuando conoció a Cassandro se enamoró de él y su historia, a la que considera inspiradora. “No puedes negar que tiene una historia sorprendente. Es la de alguien que conquista al machismo en este mundo de las luchas y lo hace en sus propios términos, como un hombre abiertamente gay. Es inspirador y me gusta contar ese tipo de historias, así como capturar la cultura de la frontera era importante para mí”, afirma Ross Williams.

Armendáriz (El Paso, EE UU, 1970), como muchos niños en México, comenzó a gustar de la lucha libre a través de las películas de El Santo. Esa curiosidad, a pesar de ser él del otro lado de la frontera, lo llevó a sus 16 años al gimnasio municipal de Ciudad Juárez a practicar como fanático. La idea de ser profesional siquiera pasaba por su cabeza. Sus héroes no eran Superman y Wonder Woman, “eran de carne y hueso”. Recuerda a Zorro y Látigo, dos luchadores de la escena local de Juárez. Tanto involucramiento lo llevó a perseguir una carrera.

En 1988 debutó bajo una máscara como Mister Romano, un personaje con temática gladiadora. Sin embargo, no quería ser técnico o rudo, la diferencia en la lucha libre entre los buenos y honorables frente a los malos y tramposos. Él quería ser exótico. Este tipo de luchadores solían tener una característica distinta, ya que se trataba de hombres, heterosexuales en su mayoría, que van vestidos de drag, con actitud afeminada. Eran principalmente motivo de burla y abucheo, pero Armandáriz quería cambiar eso.

Bad Bunny y Gael García Bernal en un fotograma de 'Cassandro'.
Bad Bunny y Gael García Bernal en un fotograma de 'Cassandro'.Cortesía Amazon Prime Video

“Desde los cinco años de edad me di cuenta que tenía una identidad sexual diferente”, cuenta Cassandro en una entrevista en el programa Experiencias con El hijo del Santo. Sentía que la máscara que le pusieron no reflejaba su esencia. Su primer nombre como exótico fue Rosa Salvaje, en honor a la telenovela de mismo nombre protagonizada por Verónica Castro. “Cassandro era un hombre que no representaba ni a una dama ni a un hombre. Iba a ser un personaje exótico que iba a ensalzar la lucha libre mexicana como un digno representante del movimiento gay y de los exóticos”, recuerda Armendáriz en el mismo segmento.

A partir de la pelea con El Hijo del Santo, Cassandro ganó la fama de ser un exótico “con mucha cátedra de escuela y dominio de la lucha libre”. El heredero de la máscara plateada, con quien se enfrentó en otras dos ocasiones —una de ellas dentro del museo Louvre, de París—, le dijo sobre su primer encuentro: “Lo que me llamó la atención de tu personalidad es que eres un luchador muy serio y uno muy bueno. Sabes luchar a ras de lona y no eres vulgar”.

Preservar este detalle fue importante para la producción, desde la elección del papel protagonista, que cayó en manos de García Bernal, a quien acompañan otros intérpretes mexicanos como Joaquín Cossio y Perla De la Rosa, así como el actor estadounidense Raúl Castillo y el cantante puertorriqueño Bad Bunny. El director, ganador del Oscar en 2009 por el cortometraje Music by Prudence, se declara fan de García Bernal y cuenta que sus actuaciones en películas como La mala educación (2004) además de Y tu mamá también (2001) fueron la brújula para la elección.

“Nunca dudé de Gael. Se preparó y entrenó duro por meses. Realmente aprendió cómo luchar en el ring. Trabajó con los luchadores y se lo tomó muy en serio. Hizo la mayoría de sus escenas de acción. Así que cuando vemos luchar a Cassandro en el ring, es realmente él quien lo hace”, precisa Ross Williams.

La película no debía ser solo un reflejo de sus logros, sino también de sus obstáculos en el camino. Ross Williams cuenta que no solo la cultura alrededor de las luchas era un factor a tomar en cuenta, sino lo que representaba ser gay en una escena como esa de inicios de los noventa. “Tuve muchos problemas, porque la lucha libre es muy machista. Mi maquillaje es mi máscara. Yo ya salgo así porque es parte de mi personaje. Antes me criticaban mucho, por eso caí en las adicciones, el ambiente era muy pesado, porque es una lucha de egos”, afirma Armendáriz.

Saul Armendariz y Gael García Bernal, en la última edición del festival de Sundance, en Utah (EE UU).
Saul Armendariz y Gael García Bernal, en la última edición del festival de Sundance, en Utah (EE UU).Frazer Harrison (Getty Images)

La parte visual, que se trabajó con mucho ahínco desde la preproducción, según admite Ross Williams, tenía que formar parte de un mundo lleno de conceptos visuales y fotografía que conformen un retrato íntimo de Cassandro. “Nos inspiramos en la cultura de la frontera, los murales de El Paso y Ciudad Juárez. Una gran inspiración fue Juan Gabriel, un personaje queer famoso. Absorvimos todo eso y lo usamos en la película”, dice el director.

A pesar de las cuatro cirugías que tuvo en la rodilla, ocho hospitalizaciones por convulsiones cerebrales, puntadas por todo el cuerpo, una fractura de plató y tibia izquierda, una placa con ocho clavos, el menisco cortado y un hueso sintético, Armendáriz tiene mucho porque estar agradecido. La lucha libre fue su escape. La que le permitió tocar la gloria, como el 29 de noviembre de 1992 cuando se convirtió en campeón de peso ligero de la Universal Wrestling Association —el primer exótico en conseguirlo—, y también vivir el infierno, cuando nadie quería pelear con él por el infundado temor en los noventa a contagiarse de VIH solo por la orientación sexual. “La bendita lucha libre me lo ha dado todo. Soy ‘el Liberace de la lucha libre”, sentencia en la entrevista frente a El Hijo del Santo.

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Andrés Rodríguez
Es periodista en la edición de EL PAÍS América. Su trabajo está especializado en cine. Trabaja en Ciudad de México

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