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Hernán Gómez: “En México hay incentivos y reglas para hacer negocios con la justicia”

El analista político publica ‘Traición en Palacio’, un libro que sigue los pasos de quien fuera el poderoso consejero jurídico de López Obrador en la primera mitad del sexenio, Julio Scherer

Hernán Gómez
Hernán Gómez en Ciudad de México, el 5 de julio.José Pablo Díaz
Zedryk Raziel

El analista político y periodista Hernán Gómez ha dedicado los últimos dos años y medio a investigar a una de las personalidades más relevantes del Gobierno obradorista: Julio Scherer Ibarra, un abogado que durante la primera mitad del sexenio fue el poderoso consejero jurídico del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Scherer —hijo del venerado periodista Julio Scherer García, fundador de la revista Proceso— dejó el cargo en la administración pública en septiembre de 2021. Poco después estallaron en los medios denuncias sobre presuntos actos de corrupción cometidos por exconsejero de López Obrador. La Fiscalía General de la República (FGR) involucró a Scherer y una red de abogados con los que estaba asociado en varias carpetas de investigación. El exconsejero siempre sostuvo que se trataba de una vendetta del fiscal, Alejandro Gertz, con el que se enfrascó en una dura pugna política antes de su salida del Gobierno.

Gómez (Ciudad de México, 46 años) ha publicado Traición en Palacio. El negocio de la justicia en la 4T (Grijalbo, 2023). El autor sostiene que Scherer jugó en contra de los intereses de López Obrador, que profesa la separación del poder político del poder económico. Gómez afirma que el exconsejero utilizó su despacho en Palacio Nacional como una oficina de gestión de negocios, cobro de favores y extorsión a políticos y empresarios, con base en testimonios recabados, carpetas de investigación a las que ha tenido acceso y audios de conversaciones entre Scherer y algunos de sus denunciantes. Gómez sostiene que el exfuncionario logró capturar al Poder Judicial mediante una sociedad con despachos poderosos y jueces federales, que extendieron una red de intereses en diversos negocios.

Hernán Gómez sostiene una copia de su libro 'Traición en Palacio', en Ciudad de México, el 5 de julio de 2023.
Hernán Gómez sostiene una copia de su libro 'Traición en Palacio', en Ciudad de México, el 5 de julio de 2023.José Pablo Díaz

Pregunta. ¿Por qué habla en el libro de que hubo una “traición” al presidente?

Respuesta. Julio Scherer hizo dos cosas: en primer lugar, traicionar la narrativa central de López Obrador de separar el poder económico del poder político, al buscar él, desde el principio, convertirse a la brava en un megaempresario al amparo del poder. No hay nada más antagónico a la tesis obradorista que esa conducta. Por otro lado, fue la ventana a través de la cual el poder económico siguió obteniendo favores del poder político. Podemos presumir, a partir de los testimonios en el libro, que hacía favores y gestiones particulares, muchas veces a cambio de presuntos beneficios particulares, que no sabemos de qué naturaleza son. Hay testimonios de que en muchos casos hacía favores, incluso, en temas muy caros para el presidente y muy prioritarios para su administración, como los fiscales, donde este presidente se empeñaba en incrementar la recaudación, en ser más estricto en el cobro de impuestos, y por otro lado, el consejero hacía favores a ciertos personajes.

Scherer también permitió que se aprobaran una serie de decretos a favor de grupos de interés que eran contrarios a decisiones del presidente en temas muy importantes como el glifosato, donde ya había una decisión de prohibirlo y él, aliado con los intereses del agronegocio, intentó que se aprobara un decreto diferente a lo que el presidente y dentro del propio Gobierno ya se había discutido. Lo hizo con los vapeadores también, donde las tabacaleras hicieron un montón de lobby y también les hizo favores para que cierto tipo de vapeadores se permitieran, también contrario a las instrucciones de López Obrador y lo que se había acordado con el grupo de salud al interior del Gobierno. Y tercero, en un tema súper importante como es el energético, donde le pasó a firmar un decreto en el que, sin modificar la exposición de motivos, quitó unos artículos transitorios que eran clave para presionar a las empresas de autoabasto que habían cometido fraudes a la ley. Y todo esto podemos suponer que lo hizo para obtener algún beneficio particular, salvo que tuviera una postura ideológica distinta a la del presidente. Pero, en cualquier caso, sugiere una enorme osadía pensar que se sintiera tan poderoso para ir en contra de las instrucciones del presidente.

P. Habla de Scherer como una figura temida aun después de que dejó el Gobierno. ¿A qué se debe esa imagen que lo rodea?

R. El presidente López Obrador confiaba mucho en él y le dio muchas tareas, más tareas que las que se le asignan a un consejero jurídico normalmente e incluso a un secretario de Gobernación. A diferencia de otros puestos en el Gobierno donde López Obrador suele poner contrapesos, a Scherer no le puso un contrapeso fuerte. Scherer fue creando una red: él nombró a todos los directores jurídicos del Gobierno, se hizo una reforma a modo para él ser el que nombrara a los jurídicos de toda la administración pública del Gobierno federal, de modo que estos funcionarios, en vez de responder a los titulares de las áreas y cuidarles las espaldas a ellos, estaban para responder a Scherer y a sus intereses. También sucedió que Scherer hablaba en nombre del presidente, estaba en la oficina presidencial y la gente interpretaba que una solicitud de Scherer era una solicitud del presidente. Por último, también sigue teniendo mucha influencia en el Poder Judicial a través de jueces y magistrados.

P. A López Obrador le importaba mucho hacer una limpia del Poder Judicial. ¿Le obstruyeron al presidente una de sus principales ambiciones?

R. Yo creo que sí, porque el presidente quería combatir la corrupción en todos los niveles y le encargó al ministro Arturo Zaldívar y a Scherer que hicieran una reforma al Poder Judicial, y ninguno de estos actores realmente estaba comprometido con una reforma de fondo. Zaldívar, porque quiso aprovechar la reforma para concentrar el poder, y parte de los problemas que causan la corrupción es ese poder que se concentra en la figura del presidente de la Corte, porque a su vez es el que preside el Consejo de la Judicatura Federal, que es el organismo que disciplina a los jueces. Scherer, obviamente, se beneficiaba del status quo, de la forma en que opera el negocio de la justicia en México.

Tampoco quiero disculpar al presidente, yo creo que él encontró en Zaldívar y en Scherer personajes útiles, porque él quería tener bajo cierto control el Poder Judicial, como lo quiere cualquier presidente, para que los jueces no obstaculicen su labor, para que no le estén metiendo palos en la rueda, para que no frenaran sus proyectos estratégicos. Y como Scherer hizo bien esa labor, y también Zaldívar, se despreocupó el presidente y no le puso lupa a lo que estaba sucediendo en esa oficina [del consejero jurídico]. Entonces creo que también el presidente tiene una responsabilidad. Yo creo que confió en la gente equivocada y además no priorizó lo suficiente.

Julio Scherer Ibarra
Julio Scherer a su llegada a Palacio Nacional en junio de 2021.Galo Cañas Rodríguez (Cuartoscuro)

P. En su momento, Scherer declaró que era víctima de una vendetta de parte del fiscal Gertz. ¿Existe esa posibilidad?

R. Es muy probable que muchos de estos casos se hayan judicializado y que nos hayamos enterado de estos temas por el pleito que hubo entre el fiscal y Julio Scherer. Ahora, de que hay un modus operandi delictivo en Scherer, lo hay. O sea, no se puede afirmar que todo esto es una invención del fiscal. Yo entrevisté 80 fuentes, hay acusaciones, hay denuncias y carpetas de investigación. Hay muchos casos, muchos testimonios, varios ya hechos públicos, que invalidan la hipótesis de que todo es una maquinación del fiscal y que todo es un pleito entre el fiscal y Scherer.

P. ¿Habló directamente con Scherer?

R. Sí, al principio de la investigación. Desde que empecé a escuchar cosas sobre él y a tener testimonios, lo busqué varias veces. Nunca aceptó hablar conmigo, hasta que escribí un artículo que no le gustó y entonces ahí ya aceptó sentarse conmigo. Estuvimos platicando como dos horas y media. Fue una conversación off de record, por lo que no puedo decir de que se habló, pero le quedó claro que yo estaba interesado en su perfil y que estaba investigando acerca de él, y él me dijo que lo buscara cuando tuviera cualquier duda. Yo lo volví a buscar dos veces después y ya nunca me recibió.

P. O sea, durante el transcurso de la hechura del libro ya no hablaron.

R. No, ya no volví a hablar con él. Ya me había rechazado dos veces, y tampoco quise ponerme en riesgo. Hubo además presiones en un medio en el que yo trabajaba para que me despidieran cuando supieron que estaba investigando sobre Scherer y yo no quise ponerme en riesgo diciéndole en qué iban mis investigaciones. Me hubiera gustado mandarle un cuestionario largo y que lo pudiera responder, pero sé que él no juega limpio, lo tengo estudiado, y creo que es altamente probable que hubiera intentado presionarme a mí o a los medios para los que trabajo para afectarme.

Hernán Gómez, en Ciudad de México, el 5 de julio de 2023.
Hernán Gómez, en Ciudad de México, el 5 de julio de 2023.José Pablo Díaz

P. Aunque se habla mucho de Scherer, el personaje, ni su nombre ni su cara aparecen en la portada del libro.

R. A mí me parecía importante que esto no pareciera una cosa personal en contra de Julio Scherer y que el foco, más bien, esté puesto en la forma en que opera el negocio de la justicia en México. Ese negocio existía antes de que Scherer llegara a su puesto y operara desde la Consejería Jurídica. Ese negocio ya tenía su forma de funcionar, quizá no era de forma tan descarada, tan obvia, era muy sigilosa, y yo te diría que un poco más elegante. Scherer llegó a avorazarse con el negocio, sintiéndose absolutamente impune. Y entonces dejó muchas huellas y muchos rastros, y a muchos agraviados en el camino.

Pero entonces aquí el problema de fondo no es Julio Scherer. El problema de fondo es cómo funciona el negocio de la justicia, porque es como los cárteles del crimen organizado. Tú puedes meter preso al Chapo, pero no desaparece el Cártel de Sinaloa, o puedes incluso acabar con el Cártel de Sinaloa, suponiendo que es posible, pero no por eso acabas con el crimen organizado ni con el problema del narcotráfico en México, que tiene otras explicaciones y que es un negocio que funciona porque tiene incentivos para que funcione. Y lo mismo esto: hay reglas e incentivos para que ese negocio siga funcionando. Entonces tú puedes quitar a Julio Scherer y poner a otro y la cosa va a funcionar más o menos parecida.

P. ¿López Obrador nunca se dio cuenta?

R. Yo creo que empezó a tener algunos indicios hacia el segundo año de Gobierno. Hacia el tercer año, algunos le fueron a decir, y eso se conjuntó con las evidencias que el propio presidente tuvo de cómo le jugó chueco con decretos y en el proceso electoral de 2021, que operó en contra de algunos candidatos de su partido [Morena]. Todo eso se juntó, y entonces el presidente tomó la decisión de apartarlo. Pero uno de los problemas es que los personajes que rodean al presidente tienen mucho temor de decirle cosas incómodas en su cara. Y como percibían a Scherer tan poderoso, la gente de peso que está alrededor del presidente no se atrevió a decirle las cosas que sabían de él. Entonces, solo cuando realmente tuvo elementos más contundentes, López Obrador decidió apartarlo, creo que porque también comprometía su lugar en la historia. ¿Cómo puede ser que tú prometas separar el poder económico y el poder político y combatir la corrupción y alguien tan cerca tuyo haya hecho esas cosas?

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Sobre la firma

Zedryk Raziel
Reportero de EL PAÍS México, especialista en la cobertura de asuntos políticos y de corrupción. Licenciado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Ha sido colaborador en el diario Reforma y el portal Animal Político. Es coautor de ‘El caso Viuda Negra’ (Grijalbo, 2022).

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