López Obrador acusa a EE UU de financiar a organizaciones “golpistas”
El presidente de México presenta una queja diplomática por el supuesto apoyo económico a una organización civil. La embestida se produce minutos antes de reunirse con la vicepresidenta Harris
Apenas unos minutos antes de comenzar la reunión con la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, el presidente de México cargó este viernes con dureza contra EE UU. Desde su conferencia matutina, Andrés Manuel López Obrador acusó al Gobierno estadounidense de estar detrás de la financiación de organizaciones civiles a las que considera parte de la oposición y anunció que la Cancillería ya ha presentado una queja diplomática ante la embajada en Ciudad de México. Un apoyo que consideró una injerencia en la soberanía nacional mexicana, uno de sus mantras preferidos, además de calificar como “golpista” al empresario Claudio X. González, fundador de varias organizaciones civiles e impulsor de la plataforma Sí por México, que aglutinó a los partidos de oposición de cara a las elecciones del 6 de junio.
Los dardos de López Obrador van dirigidos en concreto contra la organización Mexicanos contra la Corrupción, una asociación civil dedicada a investigaciones de temas políticos y económicos, fundada por en 2015 por González. “Tenemos el informe de que ha recibido este grupo de Claudio X. González alrededor de 50 millones de pesos desde 2018 hasta hoy. Estas son las facturas. Vamos a esperar la respuesta del Gobierno de Estados Unidos”, añadió el presidente mexicano. La Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID, en sus siglas en ingles) –que cuenta con recursos asignados por el Congreso de EE UU para asistencia internacional– habría sido, según el mandatario, la institución financiadora a través de lo que ha calificado como “donativos”.
La embestida se ha producido apenas minutos antes de que el presidente terminara su conferencia diaria. A continuación López Obrador se ha trasladado a uno de los despachos del Palacio Nacional para dar comienzo a su reunión virtual con la vicepresidenta Harris, el primer encuentro de alto rango con la nueva Administración de Joe Biden. La conversación tiene el foco central en la migración al norte después de que el relevo en la Casa Blanca generara un efecto llamada desde el Triángulo Norte de Centroamérica que dejó el mayor número de ingresos ilegales en 15 años. Ambas partes habían mostrado su disposición a colaborar en un plan conjunto para dar respuesta a la crisis migratoria. Aunque con posiciones alejadas incluso antes de la ofensiva de este viernes de López Obrador.
“El financiamiento para su grupo, del Gobierno de Estados Unidos, es un acto de intervencionismo que viola nuestra soberanía. Por eso estamos pidiendo que nos aclaren, porque es un Gobierno extranjero. No puede entregar dinero a grupos políticos de otro país”, remarcó el presidente mexicano. Sobre las acusaciones en concreto sobre la figura del empresario, añadió: “No tengo duda de la actitud opositora y golpista de Claudio X. González y de otros. Siempre han estado impidiendo que se avance. El golpismo, para definirlo conceptualmente, no necesariamente tiene que ver con el uso de las armas o del Ejército. El golpismo es un movimiento que se va gestando y que puede consumarlo el Ejército o militares, pero las condiciones para llevar a cabo el golpe se van creando con el apoyo de Gobiernos extranjeros, de medios de comunicación”.
Las acusaciones se enmarcan en la estrategia polarizadora de López Obrador, en plena crecida de cara a las elecciones de junio. Nos es la primera vez que el presidente marca una férrea línea divisoria entre una especie de “nosotros y ellos”, “el pueblo y sus enemigos”. A finales de marzo, descalificó el trabajo de la organización Artículo 19, que defiende la libertad de prensa, por su colaboración en un informe del Departamento de Estado de EE UU sobre la protección a los derechos humanos en México. “¿Por qué el Gobierno de Estados Unidos opina sobre cuestiones que solo competen a los mexicanos? Nosotros somos respetuosos, no podemos opinar sobre lo que sucede en otro país”, dijo entonces.
El mantra de la soberanía nacional es una de las líneas rojas de Andrés Manuel López Obrador y todo aquel movimiento que sea interpretado desde Palacio Nacional como una injerencia exterior, ya sea en materia energética o de seguridad, se expone a recibir la invectiva del presidente.
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