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Crianza
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cinco razones para guardar todos los trabajos escolares de tus hijos (y otras cinco para tirarlos)

Como si se tratara de una colección a la que te has suscrito, cada fascículo de esta evolución de tu niño en la escuela llega a casa con una periodicidad determinada. Y, como los fascículos, el entusiasmo se va perdiendo entrega a entrega

Cinco razones para guardar los trabajos escolares de tus hijos
Si a tus hijos no les interesa ahora su propio material, imagínate dentro de 20 años.Klaus Vedfelt (Getty Images)

Muchos científicos estudian la huella de carbono que dejamos en nuestro paso por la existencia, consumiendo productos y gastando el planeta. Pero a los padres nos preocupa otro tipo de rastro dejado por un grupo específico de criaturas. Te hablo en concreto de los trabajos escolares de los hijos. Y es que desde su entrada en la Escuela Infantil hasta el final de la FP o de la carrera o incluso del Máster de turno, están trayendo a casa un rastro de documentos físicos que resumen sus incontables horas de esfuerzo en el aula. Como si se tratara de una colección a la que te has suscrito, cada fascículo de esta evolución infantil llega a casa con una periodicidad determinada. Y, como los fascículos, el entusiasmo se va perdiendo entrega a entrega.

Pero aun así hay que revisarlo con los niños y descubrir las partes fascinantes de esta evolución, aunque, a veces, consista solo en haber enganchado una hoja de árbol en un papel o pintado unas rayas por encima de un dibujo. La cuestión es que tarde o temprano todo este material va formando una especie de sarro en la armonía de tu hogar. Hay quien lo organiza y lo ordena bien, y hay quien lo va dejando por encima de mesas, armarios y revisteros para gozarlo sin prisas, y al final estos trabajos se quedan allí medio año.

Tarde o temprano, toda la unidad familiar debe plantearse qué hacer con todo esto. Las opciones que más triunfan son guardar o tirar, en su totalidad o con una criba más o menos consciente. Este tema, que puede parecer una nimiedad, acaba generando conflictos en muchas casas, así que no os lo toméis a broma. Y como seguro que antes de Navidad tus críos llegaron a casa con una carpeta hinchada llena de papeles, aquí os dejo ideas y reflexiones para ayudaros a inclinar la balanza hacia una de las opciones.

Cinco motivos para guardarlos

  1. Por amor. Estos trabajos están hechos con mucho amor. Quizá hay poco arte o es muy rupestre. Y los trabajos son repetitivos y poco personales (como escribir números y letras, pintar figuras, etcétera). Pero de la misma manera que guardas el chupete o la ropita de bebé de tus hijos, también puedes guardar su evolución. Eso sí, si no tienes espacio no significa que no los quieras.
  2. Porque son la plasmación física de cómo progresan tus hijos desde la infancia. Guardarlos es darle importancia a su esfuerzo y fomentar su autoestima. Es decirles que lo que hacen vale la pena. Y, de paso, si te animas a colgar algún trabajo en la nevera o en alguna puerta o pared ya será fenomenal.
  3. De mayores les encantará recordar lo que hacían en su más tierna infancia. Y a diferencia de los documentos oficiales, de los que siempre puedes pedir copia en algún organismo, estos trabajos o los guardas tú o desaparecerán para siempre.
  4. Ya tienes los armarios llenos de trastos y cosas inútiles. Por un poco más no pasa nada. Y es más rápido guardarlo todo que ponerte a valorar hoja por hoja.
  5. Porque es una inversión barata para el futuro. En los museos dedicados a Dalí y Picasso, por poner un ejemplo, se exhiben dibujos infantiles que los artistas hicieron a muy tierna edad. Si sus familias hubieran guardado los trabajos infantiles podrían haberlos vendido por un dineral.
A los niños les encantará recordar de mayores lo que hacían en su más tierna infancia.
A los niños les encantará recordar de mayores lo que hacían en su más tierna infancia.Rob Lewine (Getty Images/Image Source)

Cinco motivos para deshacerte de ellos

  1. No tienes sitio. Los pisos son cada vez más pequeños y los niños generan cada vez más material. Tanto si tienes que mudarte en el futuro como si vas a vivir siempre en el mismo piso, no te cabe nada más.
  2. Los trabajos son objetivamente feos. Si lo son ahora, lo seguirán siendo dentro de unos años. Tíralos ya.
  3. Para acabar tirándolos dentro de 20 años, mejor tirarlos ya. Piensa en tú yo del futuro y facilítale la vida.
  4. No los volverás a mirar ni a consultar más. Se quedarán en un altillo, en una caja, en un trastero o encima de un armario hasta que el sol, el polvo o la humedad los conviertan en papiros egipcios resecos que nadie tendrá narices de tocar nunca más.
  5. Si a tus hijos no les interesa ahora su propio material, imagínate dentro de 20 años. Ese espacio puede dedicarse a guardar documentación más útil, como notas o informes escolares, o los juguetes que ellos prefieran, con los que sí tendrán un vínculo emotivo toda la vida.

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