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Crianza
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Tipos de padres y madres en el parque: del segurata al jugador de fútbol frustrado

Muchos progenitores acompañan a sus hijos a los columpios, y allí uno puede encontrarse de todo: desde adultos que parece que van obligados pasando por los que simplemente van a cotillear o los que no paran de mirar su móvil

El buen padre sobreprotector se anticipa a las caídas, a los golpes o a los asaltos de niños violentos.
El buen padre sobreprotector se anticipa a las caídas, a los golpes o a los asaltos de niños violentos.Thanasis Zovoilis (Getty Images)

Hay una etapa de la crianza donde por pereza, presupuesto, proximidad o falta de ideas, acabas jugando en el parque cada día con los niños. Y por poco que levantes la vista de tu hijo o del móvil, acabarás divisando una fauna muy curiosa que se repite en cada parque infantil.

Aquí la tienes sistematizada y ordenada, para tu consulta y disfrute personal.

El del móvil

A veces estará ocupado en interminables llamadas de trabajo mientras su retoño come arena o se cae del tobogán, a veces estará más que concentrado en las redes sociales, mientras pasa totalmente de su criatura. Lo cierto es que no se separa del teléfono. Y es inevitable que, cuando su hijo le esté pegando a otro, él solo tendrá ojos para su último smartphone.

El sobreprotector

Cualquier parque permite que los niños se cansen un rato, pero también que se abran brechas sangrientas de todo calibre. Y el buen padre sobreprotector se anticipa a las caídas, a los golpes, a los rasguños, a los asaltos de niños violentos que quieren robar la pelota o el rastrillo e, incluso, a las mordeduras de perros sueltos que están doblemente prohibidos en ese parque, etcétera… Para él, cada tarde de parque es un suplicio, pero si consigue que su criatura salga sin un arañazo siente un subidón en el orgullo. Not on my watch, piensa en inglés y se siente un poco patriota americano.

El futbolista frustrado

Seguramente jugar al fútbol fue lo mejor de su etapa escolar, y puede que aún se atreva a algún partidillo semanal con los de su quinta. Cuando llega al parque se convierte a la vez en el entrenador y en jugador entusiasta de cualquier partido que se juegue por allí, aunque solo se trate de tres bebés chutando un balón de Peppa Pig.

Los tertulianos

Que sus niños jueguen y les toque el aire es lo de menos. Este tipo de padres suelen al parque ir de tres en tres, se juntan y tienen tema de sobra para cada tarde. De vez en cuando gritan el nombre de su vástago para demostrar que lo tienen controlado, pero en realidad lo que les gusta es la tertulia. Si forman parte de la Asociación de Familias de Alumnos ya suben de nivel.

Los del catering

Hay padres y madres sanos, ecológicos y con tiempo libre que montan la paradita en cualquier banco del parque. Y empiezan a sacar todo su suministro de tuppers rellenos de fruta ecológica recolectada a mano por empleados felices y con sueldo fijo. En otras ocasiones, son pasteles horneados por ellos mismos sin azúcar, sin harina, sin aditivos y sin sabor, o incluso bocadillitos con formas divertidas y decoraciones asombrosas. Y las que no tienen tanto tiempo y dinero lo compensan con muchas mandarinas, que van pelando y ofreciendo a todos los del lugar. Si te haces amigo de alguno de ellos,, ya llegáis a casa medio cenados.

El cervecitas

Por su aspecto, podría estar en un festival de música. Gafas de sol, camisa abierta enseñando pecholobo y cerveza en mano (sobre todo en fin de semana, pero un martes por la tarde también la puede llevar como complemento). Sus hijos tienen nombres cortos y raros y aspecto asalvajado y toman Coca-Cola con cinco años.

El abuelo

Intenta suplir con entusiasmo lo que le falta de energía. Su hija o hijo le ha dicho que vaya al parque con el niño y va al parque, claro, pero no conoce a los otros niños ni a los padres, así que no suele mezclarse ni interactuar con otros.

El segurata

¿Quién vigila a los vigilantes? Se preguntaban en Watchmen. Pues el padre segurata, esa estatua hierática que observa con gafas de sol todo el perímetro del parque y va detectando amenazas. A diferencia del padre sobreprotector, este vigila por todos, le encantaría llevar placa y un espray de pimienta, y aprovecha la mínima ocasión para salvar el día. Y oye, con la de locos en patinete, perros sueltos y porreros cercanos, siempre va bien un segurata cerca.

El exiliado

Se nota claramente que no quiere estar allí. Hace demasiado calor o demasiado frío, hay demasiados padres pesados o nadie con quien hablar, los niños gritan demasiado o dan por saco, le pueden soltar un balonazo en la cara a la que se despiste, se está meando y “en esta mierda de parque” no hay ni un lavabo ni unos matorrales donde ir… El exiliado está feliz el día que llueve y tienen que quedarse en casa y ver los dibujos.

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