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Estas son las razones de que cada vez haya menos mellizos y apenas trillizos

Los expertos en fertilidad recomiendan la transferencia única y, en caso de fracaso, repetir tratamiento

Reproducción asistida
Dos padres sujetan los pies de sus bebés mellizos.Fallon Michael

Entre 1999 y 2014 nacieron en España 262.302 gemelos o mellizos. Según el II Informe Europeo sobre Salud Perinatal, con datos recogidos en 29 países europeos en 2010, nuestro territorio estaba entre los cuatro países de Europa con mayor número de partos múltiples. De hecho, en 2016 se calculaba que, desde la llegada de la reproducción asistida, habían aumentado en un 287%. En efecto, durante varios años, los carros gemelares han ocupado las aceras de nuestras ciudades de manera sorprendente.

Más o menos igual de sorprendente está siendo la disminución de su presencia. La Sociedad Española de Fertilidad (SEF), refiere un descenso del 11% en partos gemelares y más aún de trillizos. En concreto, en el año 2000 hubo 267 partos triples, frente a los 65 de 2019. Esta tendencia no responde a modas, ni mucho menos. Como no lo hizo la del aumento de este tipo de partos múltiples directamente relacionados con la reproducción asistida.

Lo explica con claridad Luis Martínez Navarro, presidente de la SEF: “Son las transferencias de más de un embrión las que han dado lugar a tantas parejas de mellizos que vemos hoy por la calle. Pero con la mejora de las técnicas de reproducción, la curva va en descenso, a pesar de que la de los niños nacidos por reproducción asistida van en aumento”. Es decir, hasta hace poco, era práctica habitual en un tratamiento de fertilidad transferir más de un embrión al útero de la mujer, con el fin de optimizar el tratamiento. De hecho, se transferían dos o incluso tres.

Mejor selección embrionaria

Por suerte, las cosas han cambiado mucho, y ya no es necesaria esta práctica. La razón es, como indica Martínez Navarro, “la mejora en la selección embrionaria”: “Cada vez tenemos más información sobre la calidad del embrión que vamos a transferir y sobre su pronóstico reproductivo”. Por otro lado, y como afirma Isabel Vielsa, directora técnica de Clínicas Eva, “la cantidad de embriones que se transfieran no aumenta, pese a lo que se cree, la posibilidad de quedarse embarazada, lo que incrementa es la posibilidad de encontrarse con un embarazo múltiple”.

Al tiempo que se ha mejorado la técnica, se ha ido haciendo “una labor importante por parte de la comunidad científica para informar a los pacientes de que los embarazos múltiples son embarazos de riesgo y la transferencia múltiple no tiene por qué ser sinónimo de mayor éxito”, afirma el presidente de la SEF. Porque un embarazo triple o gemelar no deja de ser un embarazo de riesgo para la madre y para los bebés, como asegura Vielsa, por la “prematuridad, las complicaciones en la gestación y el parto, que se puede complicar, porque es más fácil que sea natural en un embarazo único que en un gemelar. Por otro lado, un prematuro tiene un desarrollo y unas complicaciones diferentes”. Y añade Martínez Navarro: “La preeclampsia es uno de los miedos que tenemos los ginecólogos, sobre todo en pacientes con edad materna avanzada, que es, generalmente, la más frecuente en tratamientos de fertilidad”.

La ilusión de formar una familia

Por todo ello, la SEF recomienda el Single Embryo Transfer, o transferencia única. Isabel Vielsa también lo hace desde su clínica: “Se trata de inculcar el intento con un embrión y, en caso de fracaso, repetir el tratamiento. Es más seguro para la madre y para el bebé. Esta política está dando sus frutos y los pacientes se están concienciando y aceptan este tratamiento”. No ha sido fácil llegar a este punto porque suelen ser los propios pacientes quienes solicitan la transferencia de más de un embrión: “Generalmente, son parejas que llevan mucho tiempo tratando de ser padres, de formar una familia y ven en este sistema una manera de conseguirlo. Entienden el embarazo múltiple —tener la parejita— como una manera de cerrar su ciclo de paternidad sin tener que pasar de nuevo por el esfuerzo emocional, personal y, por supuesto, económico, que supone un proceso de fertilidad”. “Son pacientes con una circunstancia difícil. Es muy angustioso querer un hijo y no poder tenerlo. No es solo biológico, también tiene un aspecto antropológico y social. Querer formar una familia es una decisión muy importante envuelta por muchísimas expectativas y emociones. Y a veces el tiempo es limitado”, finaliza el presidente de SEF.

Consultar con un especialista

Por eso, ante la posibilidad de tener problemas para conseguir la gestación, Isabel Vielsa aconseja consultar con especialistas cuanto antes, “para realizar estudios y pruebas. Si en mitad del proceso se consigue el embarazo, mejor, pero si no, pues se va avanzando porque en fertilidad el tiempo es muy relevante”. Los Martínez Navarro: “Sospechamos que hay un problema de infertilidad cuando la mujer no consigue gestar de manera natural, después de un año sin métodos anticonceptivos. También si en ese plazo gesta, pero no consigue llevar el embarazo a término. Y, por tanto, al cabo de esos 12 meses debería consultar su caso con un especialista. Ahora bien, si la mujer ha cumplido ya los 40, sería interesante que acudiese a consulta pasados 6 meses sin éxito reproductivo, porque el tiempo es un factor que agrava la situación”.

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