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La debilidad de Trump entre los independientes da esperanzas a Biden

El expresidente arrasa entre las bases de su partido, pero sigue ahuyentando a los votantes moderados y centristas

Donald Trump saluda a sus seguidores a la salida de la Trump Tower, en la Quinta Avenida de Nueva York, el 26 de enero.
Donald Trump saluda a sus seguidores a la salida de la Trump Tower, en la Quinta Avenida de Nueva York, el 26 de enero.EDUARDO MUNOZ (REUTERS)
Miguel Jiménez

Donald Trump ha vencido a Ron DeSantis en Iowa y a Nikki Haley en New Hampshire. Se ha impuesto a sus dos rivales en las primarias del Partido Republicano en los que eran sus feudos más prometedores. Todo apunta a que logrará con facilidad su nominación como candidato a presidente. Pero así como la victoria en los caucus de Iowa fue aplastante y no dejó lugar a ninguna duda sobre sus fortalezas, la de New Hampshire acarrea preocupaciones para el expresidente. El modo en que los votantes independientes le han dado la espalda y se han volcado con Haley da la razón a esta cuando cuestiona las posibilidades de Trump de vencer al actual presidente, Joe Biden, en las presidenciales del 5 de noviembre. La popularidad de Biden es baja y de momento Trump va por delante en las encuestas.

En el discurso que dio Haley la noche del martes, cuando apenas se había escrutado el 20% de los votos, la exembajadora ante la ONU y exgobernadora de Carolina del Sur atacó a Trump por ese flanco. Recordó que con él como líder los republicanos han perdido casi todas las elecciones competitivas. “Hemos perdido el Senado. Perdimos la Cámara. Perdimos la Casa Blanca. Perdimos en 2018. Perdimos en 2020 y perdimos en 2022. El secreto peor guardado de la política son las ganas que tienen los demócratas de presentarse contra Donald Trump. Saben que Trump es el único republicano en el país al que Joe Biden puede derrotar. No puedes arreglar el desastre si no ganas unas elecciones. Una nominación de Trump es una victoria de Biden y una presidencia de Kamala Harris”, señaló Haley, que se negó a tirar la toalla y promete seguir peleando por la nominación pese a las maniobras del Partido Republicano por proclamar a Trump virtual ganador.

El expresidente obtuvo resultados especialmente buenos en las zonas más conservadoras de New Hampshire, mientras que Haley ganó en las partes más progresistas. La candidata solo aventajó a Trump en ciudades y pueblos de tendencia demócrata como Concord, Keene y Portsmouth. Las primarias de Nuevo Hampshire son semiabiertas. Los votantes no declarados, es decir, los que no están registrados ni como republicanos ni como demócratas, pueden elegir votar en las primarias de cualquier partido. Esto atrae a participar a votantes que no son necesariamente leales a ningún partido.

Las encuestas a pie de urna de las primarias realizadas la jornada electoral mostraron un contraste absoluto entre el apoyo que recibió Trump de los votantes registrados como republicanos y los que no se adscriben a ningún partido, a los que se llama independientes, y que se volcaron con Haley. Según AP VoteCast, una encuesta del electorado del Estado hecha a pie de urna, Trump logró el 65% de los votos de los republicanos, frente al 29% de Haley. En cambio, esta obtuvo un 60% de los independientes, frente al 33% de Trump. La candidata también venció a Trump entre los que tienen un título universitario. En el conjunto del electorado, la victoria fue del 54,3%-43,2% a favor del expresidente.

Eso conlleva para Trump buenas y malas noticias. Las buenas son que tiene casi asegurada la nominación. Hay algunos otros Estados con primarias abiertas o semiabiertas como New Hampshire, pero en la mayoría los independientes no pueden participar en las votaciones republicanas y entre los electores del partido, el dominio de Trump es abrumador. Además, su doble victoria inicial parece allanar su camino. “Cuando ganas Iowa y ganas New Hampshire, nunca ha habido una derrota, así que no vamos a ser los primeros, os lo aseguro”, dijo Trump en su discurso de valoración de los resultados, en el que se mostró enfadado por el hecho de que Haley no abandonase la carrera.

Las malas noticias para Trump de ese bajo apoyo entre los independientes es que tendrá difícil lograr la elección frente a Biden en noviembre. La tesis de la elegibilidad ha sido uno de los ejes de la campaña de Haley, especialmente con las cuatro imputaciones por 91 presuntos delitos que pesan sobre el expresidente. A eso se suman las demandas civiles, como la que le supuso este viernes una condena a pagar 83,3 millones de dólares por difamar a la columnista E. Jean Carroll.

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La mitad de los republicanos, preocupados

“No os quejéis de lo que pase en noviembre si no vais a votar mañana”, le dijo Haley a los asistentes a su mitin de cierre de campaña. Alrededor de la mitad de los votantes de las primarias del Partido Republicano dicen estar muy o algo preocupados de que Trump sea demasiado extremista para ganar las elecciones presidenciales, según AP VoteCast.

Curiosamente, Trump soltó uno de sus bulos (o tuvo uno de sus lapsus) al referirse precisamente a sus resultados electorales en New Hampshire: “Sabéis que hemos ganado en New Hampshire tres veces, ahora tres. Lo ganamos siempre. Ganamos las primarias. Ganamos las presidenciales. Lo ganamos y es un lugar muy, muy especial para mí”, dijo en su comparecencia de este martes por la noche.

En realidad, aunque su victoria en las primarias de 2016 fue vital para él, luego perdió en las presidenciales en ese Estado tanto contra Hillary Clinton en 2016 como contra Joe Biden en 2020. New Hampshire tiene un gobernador republicano, lo que muestra que alguien más moderado puede imponerse a los demócratas. Ese gobernador, Chris Sununu, ha hecho campaña de modo incansable a favor de Haley.

Biden, mientras, interpreta que los resultados de las primarias de New Hampshire dejan claro que se volverá a enfrentar a Trump en noviembre, como ya lo hizo en 2020. El presidente ganó las primarias demócratas en dicho Estado, pese a no figurar en las papeletas como consecuencia de una disputa del partido sobre el calendario electoral.

En un comunicado, el presidente agradeció a quienes votaron por él escribiendo su nombre a mano en las papeletas e hizo un llamamiento a los votantes independientes y republicanos que rechazan a Trump para que apoyen su campaña. “Mi mensaje al país es que lo que está en juego no podría ser mayor. Nuestra democracia. Nuestras libertades personales, desde el derecho a elegir hasta el derecho a votar. Nuestra economía, que ha experimentado la recuperación más fuerte del mundo desde la covid. Todo está en juego”, indicó.

Lo malo para él es que el propio Biden, de 81 años, ahuyenta a muchos votantes. Una encuesta de Gallup publicada este jueves señalaba que en el tercer año de su mandato su aprobación ha sido de solo el 39,8%, la más baja desde el 37,4% de Jimmy Carter para un presidente en su primer mandato. Otra, publicada este jueves, mostraba que un 66% de los estadounidenses aseguran que no votarían por un candidato de más de 80 años. De nuevo, a tenor de esa misma encuesta, la mayor esperanza para Biden —con los riesgos que eso implica— se llama Trump. Un 66% de los ciudadanos asegura que no votaría por un candidato imputado y un 70% que no lo haría por uno condenado por un delito por un jurado.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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