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El jefe de la inteligencia militar de Israel dimite por no prevenir el ataque de Hamás

El general de división Aharon Haliva, que pide una comisión de investigación, es el primer alto mando israelí que deja su puesto tras la masacre del 7 de octubre

Luis de Vega

El jefe de la inteligencia militar de Israel, Aharon Haliva, es el primer alto mando que anuncia que deja su puesto por su responsabilidad al no impedir la matanza de Hamás en territorio israelí del pasado 7 de octubre. Haliva, general de división, ha pedido además en su renuncia la creación de una comisión estatal que investigue el peor ataque sufrido por el país en sus 75 años de historia y que fue el detonante de la actual guerra en la franja de Gaza. Haliva presentó este lunes su dimisión ante el jefe del Estado Mayor, el teniente general Herzi Halevi. El militar dimisionario seguirá no obstante en el cargo hasta que se encuentre sustituto.

Desde aquel día de octubre, el país lleva más de seis meses no solo enfrascado en una guerra de incierto final, sino también debatiendo y tratando de comprender los errores que le llevaron a sufrir el ataque organizado desde dentro de Gaza. Tras la masacre, el ejército israelí ya abrió una investigación cuyas conclusiones no se prevén antes de junio. Diferentes fuentes han asegurado que a las autoridades de Israel se les había avisado desde hacía meses de que Hamás preparaba un ataque, por lo que no podía considerarse como sorpresivo.

Más de medio año después, la guerra avanza y la presión se multiplica en la calle contra las máximas autoridades del país, especialmente contra el estamento político que encabeza el primer ministro, Benjamín Netanyahu. A diferencia de los altos mandos militares y de los servicios secretos, él nunca ha asumido ninguna responsabilidad tras lo ocurrido. Una mayoría de israelíes, el 62%, entiende que ha llegado la hora de que dimitan los que están detrás de los errores, según el resultado de una encuesta publicada este lunes por el Instituto para la Democracia de Israel (IDI, según sus siglas en inglés).

“Nuestros corazones están apesadumbrados por la difícil situación de los 133 israelíes que permanecen cautivos en los túneles terroristas de Hamás”, ha señalado el primer ministro en un mensaje con motivo del comienzo de la Pascua judía en el que también ha dicho que la determinación “sigue siendo inquebrantable para ver a todos los rehenes de vuelta con sus familias”. Familiares de los rehenes han organizado una cena simbólica de protesta coincidiendo con la festividad delante de la vivienda del mandatario en Cesarea, en la costa mediterránea.

“La División de Inteligencia no estuvo a la altura de la tarea que se nos encomendó. Al ejercer mis funciones, supe que junto a la autoridad se asume una gran responsabilidad”, reconoce Haliva en su carta de dimisión, según el diario Haaretz. En la misiva reclama una comisión “que pueda investigar y averiguar de manera exhaustiva, profunda y precisa todos los factores y circunstancias que condujeron a estos difíciles acontecimientos”.

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Tras meses esperando la asunción de responsabilidades con hechos y no con palabras, algunos ven en el paso dado por Haliva el detonante de una cadena de dimisiones. “Está previsto que le sigan muchos otros desde las filas del ejército y de los servicios secretos, como el ministro de Defensa. Y, después, elecciones”, entiende Kobi Michael, analista israelí del Instituto para el Estudio de la Seguridad Nacional (INSS, por sus siglas en inglés) y del Misgav Institute. Michael cree que Haliva se habría ido antes si de él mismo hubiera dependido. Michael recuerda que ya “quiso dimitir en los primeros días de la guerra, pero se le pidió que se quedara para apoyar a las tropas y reconstruir la inteligencia y dirigirla durante la contienda. Supongo que siente que este es el momento adecuado [para dejar el puesto]”.

Responsabilidad sin dimisión

Otros mandos militares y de inteligencia han reconocido su responsabilidad anteriormente, aunque sin renunciar al cargo. Así sucedió con el jefe de las Fuerzas Armadas, el general Herzi Halevi, el 12 de octubre, cinco días después de la matanza de Hamás. Ya entonces dijo que había que investigar lo sucedido. “El ejército de Israel es responsable de la seguridad del país y de sus ciudadanos, y el sábado por la mañana, en el área que rodea la franja de Gaza, no supimos tenerlo bajo control. Aprenderemos, investigaremos, pero ahora es el momento de la guerra”, dijo en público Halevi.

Cuatro días después, llegó el turno de Ronen Bar, jefe de los servicios secretos internos, el Shin Bet. “Lamentablemente, el sábado no pudimos anticipar una advertencia suficiente que permitiera frustrar el ataque”, comentó en una carta recogida por medios locales. “La responsabilidad de esto es mía”, y ya “habrá tiempo para las investigaciones. Ahora estamos luchando”, añadió Bar.

A Haliva, como a una parte importante de un país que celebraba la fiesta del Sukot (conocida como la fiesta de los tabernáculos), el 7 de octubre le cogió de vacaciones en Eilat, en la costa del mar Rojo. Es allí donde, en torno a las tres de la mañana, unas tres horas antes del ataque, fue avisado de la inminencia de la ofensiva, pero pensó que Hamás estaba llevando a cabo un “simulacro” y no consultó la alerta con sus superiores, según ha publicado el diario The Times of Israel.

La renuncia del jefe de la inteligencia militar llega en un momento en el que el papel del primer ministro está cada vez más en entredicho. Las manifestaciones se multiplican no solo para que Netanyahu apueste de manera decidida por alcanzar un acuerdo para traer de vuelta a los rehenes, sino para que dimita y convoque elecciones. Desde que estalló la actual contienda se ha apuntado a que esta marcará el fin de la era del actual primer ministro. En las primeras semanas de contienda, el exgeneral Giora Eiland y Ofer Shelah, analista y exparlamentario del partido centrista Yesh Atid, manifestaron a EL PAÍS que no ven a Netanyahu llevar las riendas de Israel tras la guerra.

Aunque es ahora cuando da un paso al lado, ya 10 días después del ataque el general Haliva asumió su culpa y reconoció que el origen de la actual guerra parte del error de Israel, aunque, tras ese agujero en la inteligencia, fueron cientos de milicianos de Hamás los que asesinaron a unas 1.200 personas y secuestraron a unas 250. La ofensiva de represalia de Israel ha matado ya a más de 34.000 palestinos en Gaza. “Fracasamos en nuestra misión más crucial, y como jefe de inteligencia militar, tengo toda la responsabilidad por este fracaso”, dijo, según declaraciones que recuerda ahora el diario Yedioth Ahronoth. “La inteligencia militar bajo mi mando no advirtió sobre el ataque terrorista de Hamás”, añadió.

En medio de la actual coyuntura bélica, Netanyahu trata de resistir bajo un complicado equilibrio por la heterogénea coalición gubernamental sobre la que apuntala su mandato. A menudo se le acusa de tomar decisiones no tanto en la dirección de poner fin a la guerra o resolver la crisis de los más de 130 cautivos que quedan en la Franja, sino de actuar para tratar de salvaguardar su puesto. Esa criticada gestión le ha llevado, incluso, a protagonizar desencuentros con su más fiel aliado, Estados Unidos.

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Sobre la firma

Luis de Vega
Ha trabajado como periodista y fotógrafo en más de 30 países durante 25 años. Llegó a la sección de Internacional de EL PAÍS tras reportear año y medio por Madrid y sus alrededores. Antes trabajó durante 22 años en el diario Abc, de los que ocho fue corresponsal en el norte de África. Ha sido dos veces finalista del Premio Cirilo Rodríguez.
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