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Estados Unidos y el Reino Unido acusan en el Consejo de Seguridad a Irán de atizar la inestabilidad en Oriente Próximo

Los dos miembros permanentes del máximo órgano de la ONU se desmarcan de la condena del resto al ataque de Damasco en una convocatoria solicitada por Rusia

La embajadora de Irán en la ONU, Zahra Ershadi, interviene este martes en la reunión del Consejo de Seguridad.
La embajadora de Irán en la ONU, Zahra Ershadi, interviene este martes en la reunión del Consejo de Seguridad.JUSTIN LANE (EFE)
María Antonia Sánchez-Vallejo

La reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU celebrada este martes a petición de Rusia tras el ataque de la víspera en Damasco se ha convertido en una manifestación de condena y un casi unánime llamamiento a la contención para evitar que la región se vea arrastrada por el conflicto. Solo EE UU y el Reino Unido se desmarcaron, apuntando a Teherán como principal responsable de la espiral de violencia en Oriente Próximo. También fue una oportunidad para que la mayoría de los miembros del Consejo ―todos, menos EE UU― intentaran reanimar la resolución 2728, la primera de alto en fuego en lo que va de guerra, que fue adoptada el lunes pasado pero dejada morir en el acto por EE UU al calificarla de “no vinculante”.

Todos los miembros del Consejo, menos EE UU y el Reino Unido, expresaron sus condolencias al pueblo y el Gobierno de Irán por la muerte de varios connacionales, entre ellos tres altos oficiales de la Guardia Revolucionaria, en el ataque del lunes en la capital siria, que se atribuye a Israel. Casi todas las intervenciones fueron llamamientos al cumplimiento de la legislación internacional, especialmente las convenciones de 1961 y 1963 sobre la inviolabilidad y la seguridad de las misiones diplomáticas; y a la contención de las partes implicadas en “esta guerra de proxys” denunciada por los representantes de Washington y Londres. Un error de cálculo puede conducir a consecuencias indeseadas, advirtieron los 13 miembros restantes del Consejo, junto a quienes tomaron la palabra los representantes de Irán y Siria como principales afectados por el atentado del lunes.

El embajador ruso, Vasili Nebenzia, señaló el incremento de los ataques israelíes en suelo sirio “para alimentar aún más el conflicto” y avisó de que golpear una representación diplomática es un precedente para que “la próxima vez la representación diplomática de cualquier Estado pueda ser objetivo de un ataque aéreo”. Su homólogo chino recordó los bombardeos sufridos por su legación en Belgrado hace 25 años, durante la ofensiva de la OTAN contra el régimen de Slobodan Milosevic por el conflicto de Kosovo. “Desde octubre del año pasado, hemos sido testigos de ataques a hogares, ataques a escuelas, ataques a hospitales, ataques a instalaciones humanitarias, ataques a agencias de la ONU y, hoy, ataques a locales diplomáticos. La línea roja del derecho internacional y las normas básicas de las relaciones internacionales se han violado una y otra vez, y la línea moral de la conciencia humana ha sido aplastada una y otra vez”.

Reactivar la resolución de alto el fuego

El embajador de Eslovenia conectó también el respirador a la resolución de alto el fuego 2728, aprobada la semana pasada por el Consejo y papel mojado en la práctica: nada ha cambiado sobre el terreno, pese a tratarse de una resolución jurídicamente vinculante, diga lo que diga Washington. Uno tras otro, salvo el de EE UU, los diplomáticos que tomaron la palabra en esta sesión de condena y avisos instaron al cumplimiento del texto. “A nadie debería interesarle una mayor escalada en Oriente Próximo, porque cualquiera de las crisis geográficamente separadas, pero en última instancia entrelazadas, podría cobrar vida propia”, dijo el diplomático esloveno en alusión a los conflictos de Palestina, Yemen, Siria o Líbano. “Este Consejo debe formular un llamamiento claro a la moderación por parte de todos, empezando por el cumplimiento de la resolución 2728, que exige un alto el fuego”.

En los mismos términos, hasta las intervenciones del Reino Unido y EE UU, el resto de miembros del Consejo expresaron su condena por el ataque y su inquietud ante un eventual incendio regional, así como la acuciante necesidad de aplicar de inmediato el alto el fuego homologado por el Consejo. Argelia, miembro electo (no permanente), fue especialmente dura en un discurso de marcado tono político en el que se refirió a Israel como “la potencia ocupante”.

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De la resolución no se esperaba nada más allá de los mensajes de preocupación, pero la intervención del viceembajador de EE UU fue el anticlímax. “Aún no tenemos confirmación del estatus del edificio que fue atacado en Damasco. Cualquier ataque confirmado a una propiedad que en realidad fuera una instalación diplomática sería motivo de preocupación para EE UU. […] Como señalé anteriormente, también nos preocupan las informaciones de que líderes y elementos terroristas estaban supuestamente presentes en esta instalación y condenamos la continua coordinación, entrenamiento y armamento por parte de Irán de terroristas y otros extremistas violentos”, un punto en el que abundó también su colega británico. Ambos países rehusaron presentar sus condolencias a Irán, y en su lugar acusaron a la república islámica de incendiar Oriente Próximo con su apoyo a grupos y milicias que atentan contra Israel e intereses occidentales.

“Es Irán el que está desestabilizando la región, mediante su financiación y apoyo a grupos que atentan contra la navegación en el mar Rojo y contra fuerzas internacionales”, afirmó el diplomático británico. Su colega estadounidense subrayó que su país no tuvo nada que ver con el atentado de Damasco, “lo cual hemos comunicado directamente a Teherán”, y recordó los reiterados llamamientos a Irán “para contenerse y cejar en la desestabilización de la región, evitando sacar provecho de la guerra. Sin embargo, ha hecho caso omiso de esas advertencias”.

Irán, invitado a la reunión, no solo rechazó las acusaciones, sino que las devolvió por medio de su embajadora, Zahra Ershadi, al señalar que el ataque de Israel contra su consulado en Damasco “va más allá de la mera criminalidad” y que, al contrario de lo manifestado por los diplomáticos de EE UU y el Reino Unido, “la República Islámica de Irán ha ejercido una considerable moderación”. Eso sí, avisó, “hay límites a esa tolerancia e Irán se reserva su derecho legítimo e inherente bajo las normas internacionales” a responder. La diplomática iraní señaló a EE UU como “responsable de todos los crímenes cometidos por el régimen israelí”.

Para finalizar, antes de que se levantase la sesión sin ningún resultado concreto, el diplomático estadounidense propinó un tirón de orejas a Israel por el ataque mortal a la ONG del chef José Andrés World Central Kitchen, que este lunes costó la vida a siete de sus cooperantes. “Este incidente es un recordatorio más de que Israel necesita hacer mucho más para proteger al personal y las instalaciones humanitarias en Gaza. Es inaceptable e inexplicable que, casi seis meses después de este conflicto, los mecanismos militares israelíes de desconflicto no estén funcionando. Nos unimos a otros países que perdieron ciudadanos en este incidente para pedir una investigación transparente y exhaustiva. Esto no debe volver a suceder”.

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