Espías, agentes de influencia y desinformación: Rusia redobla sus operaciones de cara a las elecciones europeas
Una investigación coordinada entre varios países sobre una red rusa que supuestamente pagó a eurodiputados de ultraderecha eleva la alerta en la UE
Rusia maneja varias herramientas en su guerra híbrida en Europa: el espionaje, las campañas de desinformación y propaganda y las operaciones de influencia para interferir y desestabilizar. A poco más de dos meses de unas elecciones al Parlamento Europeo cruciales, la Unión Europea advierte en varios informes internos a los que ha tenido acceso EL PAÍS de que el Kremlin está redoblando la presión de su injerencia. Ahora, una última operación coordinada de varios servicios secretos europeos contra una red de influencia del Kremlin ha elevado las alarmas. Se investiga si eurodiputados de partidos de extrema derecha recibieron pagos por sus “colaboraciones” con una plataforma de artículos por “promover” la propaganda rusa. Los investigadores creen que pueden estar implicados políticos de República Checa, Alemania, Francia, Polonia, Países Bajos o Hungría, pero no descartan que la red haya actuado con legisladores de otros Estados miembros.
“Se está amplificando el uso de redes coordinadas y personas influyentes para difundir y amplificar de forma artificial en las redes narrativas engañosas relacionadas con la UE, el apoyo a Ucrania y otros elementos”, dice uno de los documentos internos que ha podido consultar este diario. A la vez, Rusia está tratando de reconstruir en los países aliados de la OTAN su red de espionaje, que sufrió un duro golpe con las expulsiones ordenadas en toda la UE tras la invasión de Ucrania, advierten fuentes comunitarias. El uso de medios, redes y agentes de influencia está, de hecho, en el corazón de la última investigación europea que ha sacudido a la Eurocámara en el parón de Semana Santa.
El primer ministro checo, Petr Fiala, anunció el jueves la desarticulación de una operación de influencia rusa que operaba a través de una plataforma de artículos llamada Voice of Europe, con sede en Praga, un lugar tradicionalmente usado por Rusia como uno de sus focos para expandir el espionaje por la Unión Europea. La web, ahora borrada, difundía entrevistas, análisis y artículos con forma de noticia con un claro sesgo de ultraderecha y plagados de desinformación y elementos populistas, según su rastro digital. Praga cree que las redes del Kremlin usaron esa plataforma como vehículo para pagar miles de euros a políticos europeos, en efectivo o en criptomonedas, según una fuente de inteligencia.
Los investigadores checos aseguran que tras Voice of Europe están dos oligarcas vinculados al Kremlin, Viktor Medvedchuk, de origen ucranio, implicado en otras campañas de desinformación en el país invadido por Rusia hace dos años y considerado un hombre cercano al presidente Vladímir Putin —el líder ruso es incluso padrino de su hija—; y Artem Martzhevsky, según adelantó el diario checo Denik N. Praga incluyó el jueves a ambos y a Voice of Europe en su lista de sanciones por atentar contra la soberanía nacional.
El primer ministro belga, Alexander de Croo, también ha alertado del caso. “Rusia se acercó a eurodiputados, pero también les pagó, para promover la propaganda rusa”, denunció en el Parlamento belga el jueves.Ni De Croo ni los servicios secretos checos, que han liderado la investigación, han revelado los nombres de los eurodiputados investigados. Voice of Europe ha organizado debates y conferencias, y publicado entrevistas y artículos de diputados, eurodiputados o aspirantes a legisladores europeos en las próximas elecciones de los partidos ultras Alternativa para Alemania (AfD), Reagrupamiento Nacional —la formación de la francesa Marine Le Pen—, el Fidesz del húngaro Viktor Orbán o la Liga italiana, entre otros.
El Parlamento Europeo está en contacto con las autoridades nacionales que investigan el asunto y con el resto de las instituciones comunitarias, explica su portavoz, Jaume Duch. “Llevamos bastante tiempo observando campañas anti Unión Europea movidas desde Rusia”, apunta Duch. “No es desconocido que una parte de la ultraderecha (y de la ultraizquierda) representadas en el Parlamento Europeo tienen contactos con Rusia y tienden a defender sus posiciones”, señala. Los sondeos sobre los próximos comicios muestran que los partidos de ultraderecha aumentarán su poder la próxima legislatura.
Los contactos del Kremlin, sus satélites o afiliados —desde oligarcas a personalidades de los medios— con partidos de ultraderecha se han documentado en varias ocasiones. Desde hace unos años, Rusia trata de convertirse en uno de los baluartes de lo que se considera la familia tradicional formada por un hombre y una mujer, y también en uno de los mayores difusores de la retórica contra derechos sexuales y reproductivos; elementos que usa para influir y forjar sintonía con otros líderes ultraconservadores europeos. Y no solo eso, a través de algunos de sus asociados, como el oligarca Konstantín Maloféyev, ha financiado o apoyado organizaciones contrarias a esos derechos en todo el mundo, también en Europa, dice por teléfono la escritora y activista Klementyna Suchanow, que ha investigado a fondo estas redes infiltradas por Rusia en análisis, libros y artículos, el último dedicado a Agencia Europa, un grupo de influencia con entidades vinculadas en 15 países.
Minar la credibilidad de la UE
Hace unas semanas, el Parlamento Europeo abrió una investigación a la eurodiputada letona Tatiana Ždanoka, bajo pesquisas en su país, señalada en varios artículos por sus contactos con los servicios secretos rusos y sospechosa de ser una agente de influencia de Moscú. Además, el pleno de la institución exigió una investigación a fondo sobre las injerencias rusas. El nuevo escándalo llega casi año y medio después del Qatargate, la trama de sobornos a eurodiputados y otros trabajadores parlamentarios presuntamente por parte de Qatar y Marruecos. Y de nuevo puede suponer un golpe a la credibilidad de la institución a 11 semanas de unas elecciones que serán clave para la construcción del futuro de Europa, de varios de sus grandes Estados miembros y para el apoyo de la Unión a Ucrania en su guerra contra Rusia.
Estas operaciones, explica una fuente de inteligencia europea, pueden funcionar con una doble vía para la narrativa rusa: le son útiles mientras permanecen en la oscuridad, pero también cuando se descubren, ya que entonces el Kremlin también puede usarlas para expandir aún más el mensaje de que la democracia no funciona y las instituciones están corruptas. “Rusia pesca en un río donde ya hay temas divisivos, polémicos y perturbadores, y los explota. No inventa nada nuevo, utiliza un caldo de cultivo que ya existe”, remata la fuente, que lleva años estudiando las herramientas de injerencia rusa.
Además, como se desprende del estudio de cientos de informes de inteligencia que ha hecho el profesor Geir Hagen de la Universidad de Defensa de Noruega, hay otras teclas para esa guerra híbrida. Herramientas a las que el Kremlin da más importancia en el escenario actual de aislamiento de Occidente por la guerra de Ucrania y en el que tiene cada vez menos palancas de presión tradicionales —durante años usó el gas ruso barato, por ejemplo—: medios de comunicación, redes sociales, manejo de los conflictos territoriales, servicios de información, operaciones cibernéticas y ataques, negocios o corrupción. Los informes internos de la UE alertan, además, de que Rusia está aumentando el uso de la inteligencia artificial para producir y expandir ese material de propaganda y desinformación.
Desinformación e influencia con “divulgadores políticos”
Ahora, con sus principales órganos de propaganda informativa bloqueados en Europa por las sanciones debido a la guerra contra Ucrania o identificados, el Kremlin está usando otros en forma de marcas blancas, según un informe europeo. Algunos son blogs de noticias o páginas web que adoptan la forma de una plataforma de noticias locales, pero la dinámica es la misma. Solo en febrero, Viginum, el organismo francés que analiza la interferencia digital extranjera, identificó 193 webs que tenían el objetivo de difundir información de fuentes afines a Rusia y de medios e instituciones rusas.
Además, incide la oficial de inteligencia, el Kremlin o sus afiliados están reactivando a sus agentes de influencia, que no son solo políticos profesionales a distintos niveles, sino que en ocasiones toman la forma de “divulgadores políticos” u opinadores relevantes, y que por lo general tratan de venderse como la voz crítica de los problemas reales frente a la burocracia de la UE y los grandes medios. Agentes de influencia que no solo diseminan la narrativa afín a Rusia, sino también en ocasiones discursos que alimentan las teorías de la conspiración.
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