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Decenas de muertos en el bombardeo israelí más letal en Siria desde 2021

El ministro israelí de Defensa anuncia que “ampliará la campaña e incrementará el ritmo de los ataques” contra Hezbolá. El bombardeo aumenta el riesgo de una guerra regional

Un caza efectuaba en 2018 un bombardeo sobre Siria, cerca de la frontera con Israel. Foto: AMMAR AWAD (REUTERS) | Vídeo: EFE
Antonio Pita

Israel ha subido este viernes un escalón su campaña contra la milicia libanesa de Hezbolá, con su bombardeo más letal en tres años en Siria contra fuerzas vinculadas a Irán. Ha causado en torno a 40 muertos, según la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con numerosos colaboradores sobre el terreno. El Estado judío casi nunca reconoce abiertamente su responsabilidad en estos ataques, pero su ministro de Defensa, Yoav Gallant, ha subrayado esta tarde que “ampliará la campaña e incrementará el ritmo de los ataques” contra Hezbolá porque está pasando “de defenderse a perseguirla [...] allí donde opere: en Beirut, Damasco o sitios más lejanos”.

En la última década, las Fuerzas Armadas de Israel han lanzado cientos de bombardeos contra miembros, cargamentos de armas o depósitos de milicias aliadas de Teherán, sobre todo Hezbolá. Lo han podido hacer aprovechando la guerra civil en Siria y el beneplácito de Rusia, que controla en la práctica el espacio aéreo del país. La zona atacada este viernes, los alrededores del aeropuerto de Alepo, es de hecho un blanco frecuente, en una suerte de juego del ratón y el gato con el transporte de armamento.

Este bombardeo ha dejado, sin embargo, un número de víctimas mortales infrecuente e inédito desde 2021: al menos 42, según el Observatorio. Seis de ellas son miembros de Hezbolá y el resto, soldados sirios. Dos fuentes de los servicios de seguridad citadas por la agencia Reuters rebajan el balance a 38. La televisión pública israelí identifica a una víctima como Ahmed Shahimi, un destacado comandante en Siria del partido-milicia libanés. El Observatorio precisa que el objetivo era un almacén de misiles cerca del aeropuerto y otras instalaciones empleadas por Hezbolá.

Los bombardeos aéreos tuvieron lugar de madrugada en varios puntos en el campo en torno a Alepo, en el norte del país, a la vez que “organizaciones terroristas”, como denomina el régimen sirio a los grupos rebeldes, atacaron desde Idlib y el oeste de Alepo, según la agencia oficial, Sana. La información tan solo señala que el ataque israelí mató e hirió a varios civiles y personal militar, sin especificar.

No fue el único. El ejército israelí ha informado este viernes del asesinato selectivo horas antes en la zona de Bazuriye, en el sur de Líbano, de Ali Abed Ajsan Naim, vicecomandante de la unidad de cohetes y misiles de Hezbolá. El Observatorio también da cuenta de la muerte cerca de la capital siria, por la explosión de un artefacto explosivo adosado a su vehículo, de un coronel en el ejército sirio responsable de la coordinación con Hezbolá y otras milicias próximas a Teherán.

Ataques cruzados

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Desde que comenzó en octubre la guerra en Gaza, a raíz del ataque de Hamás, Israel y Hezbolá mantienen un medido toma y daca que en otras circunstancias habría desembocado en guerra abierta. Todos los días hay ataques cruzados. La tensión va por oleadas y ha crecido en los últimos días, con andanadas de cohetes desde Líbano más nutridas y bombardeos israelíes más letales y alejados de la frontera. Las Fuerzas Armadas efectuaron esta semana unas maniobras sorpresa que simulaban una guerra en la frontera norte con el objetivo de “reforzar la preparación para los diversos supuestos”, según el ejército. Se da por hecho que, en caso de conflicto abierto, se sumarían milicias proiraníes en Siria e Irak.

El jueves, el Ejército lanzó un ataque más al interior del país vecino, tras semanas escalando sus asesinatos selectivos, que incluyen también a miembros de la Guardia Revolucionaria de Irán. Fue la jornada más mortífera en seis meses, con 16 fallecidos en Líbano por bombardeos aéreos y uno en Israel, por un proyectil de las decenas que lanzó Hezbolá contra la cercana y evacuada ciudad de Kiriat Shmoná. La misión de cascos azules en Líbano, que comanda un general de división español, se mostró en un comunicado “muy preocupada por el aumento de la violencia”, que ha causado “un alto número de muertes de civiles y de destrucción de casas y sus medios de vida”. En casi seis meses de enfrentamientos, las Fuerzas Armadas israelíes han matado a unas 320 personas, de las cuales alrededor de 270 pertenecían a Hezbolá. El resto son civiles. Los proyectiles lanzados desde Líbano se han cobrado unas 20 vidas, principalmente de soldados.

Las últimas semanas, Israel ha apretado el acelerador para forzar a la milicia a elegir pronto entre un acuerdo diplomático que la aleje varios kilómetros de la frontera (sin apenas recibir contrapartidas) o una guerra abierta contra un enemigo muy superior, al que ya se enfrentó en 2006. Son las dos únicas posibilidades que ve el Estado judío para devolver a medio plazo a sus hogares a los 80.000 residentes de 28 localidades fronterizas que evacuó hace casi medio año y que hoy viven en apartamentos u hoteles en otras partes del país.

Este viernes, en una reunión con autoridades locales de esa zona, el comandante del Mando Norte, Ori Gordin, ha subrayado su “determinación de crear una situación mejor, más segura y pacífica en el norte”. “No hace falta entrar en detalles sobre nuestras operaciones ofensivas. Se conocen bien y, creedme, se ven bien en los cielos de Líbano, tanto lejos como cerca. Seguimos atacando a Hezbolá, decididos a hacerlo retroceder y destruir su infraestructura. No es todo. Esta semana [en referencia a las maniobras] hemos avanzado otro nivel en nuestra escala de preparación, con ejercicios de tropas, aprendizaje de los combates en el sur [Gaza] y muchos otros elementos que nos harán estar más preparados”, ha añadido.

La sensación en Israel tras el 7 de octubre es que no va a permitir ya aquello con lo que convivió durante años: la presencia de Hezbolá al otro lado de la frontera. La milicia libanesa, y otros aliados de Teherán, han aprovechado que el bando que apoyan en la guerra ―el que lidera el presidente, Bachar el Asad― ha consolidado su control sobre la mayoría del país para hacerse fuertes en diversas zonas, como los alrededores de Alepo y de la capital, Damasco, cuyo aeropuerto también ha sido bombardeado en varias ocasiones.

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Sobre la firma

Antonio Pita
Corresponsal para Oriente Próximo, tras cubrir la información de los Balcanes en la sección de Internacional en Madrid. De vuelta a Jerusalén, donde ya trabajó durante siete años (2007-2013) para la Agencia Efe. Licenciado en Periodismo y Máster de Relaciones Internacionales y Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid.
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