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El Consejo de Seguridad de la ONU aprueba la primera resolución de alto el fuego para Gaza en seis meses de guerra

La abstención de EE UU da vía libre a un texto que pide el cese de las hostilidades durante el Ramadán y la liberación de todos los rehenes

El Consejo de Seguridad de la ONU, reunido este lunes para votar la resolución de alto el fuego en Gaza.Foto: Andrew Kelly (Reuters) | Vídeo: EPV
María Antonia Sánchez-Vallejo

La abstención de Estados Unidos ha permitido este lunes que el Consejo de Seguridad de la ONU apruebe la primera resolución de alto el fuego en Gaza desde que empezó la guerra hace casi seis meses. Israel había amenazado con cancelar el viaje de una delegación a Washington si EE UU no vetaba este lunes la propuesta de resolución, ya que, como miembro permanente del Consejo, bastaba un único veto para hacerla descarrilar. La abstención, por tanto, enfrenta aún más a los dos tradicionales aliados tras semanas de críticas y advertencias de la Casa Blanca al Gobierno de Benjamín Netanyahu. No solo ha provocado en efecto la suspensión del viaje previsto, sino que probablemente marcará un punto de inflexión en la relación bilateral de Washington y su principal socio en Oriente Próximo.

Tras el veto de Rusia y China, el viernes, a un proyecto de resolución de alto el fuego vinculado a la liberación de los rehenes que, tras un mes de negociaciones y varias reescrituras, había presentado Washington, nadie esperaba nada de la réplica instantánea al fiasco que formularon los países no permanentes del Consejo de Seguridad: los electos, los que carecen del derecho de veto. Pero el mismo viernes, tras fracasar el borrador de resolución de EE UU, que vinculaba el alto el fuego sostenido a la liberación de todos los rehenes en manos de Hamás, siete miembros no permanentes, a los que enseguida se sumaron los otros tres (Argelia, Ecuador, Guyana, Japón, Malta, Mozambique, Corea del Sur, Sierra Leona, Eslovenia y Suiza), respondieron con su propia propuesta: una resolución de alto el fuego durante el mes de Ramadán, que este lunes ha sido aprobada por unanimidad por los 14 miembros del Consejo. Si la aprobación del texto constituye una sorpresa ―por el escaso margen de maniobra para sacar adelante la primera resolución de alto el fuego en seis meses de guerra―, lo supone aún más la abstención de Washington.

La primera resolución vinculante para frenar los bombardeos en seis meses de guerra solicita “un alto el fuego inmediato para el mes de Ramadán respetado por todas las partes que conduzca a un alto el fuego sostenible y duradero, y exige también la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes, así como que se garantice el acceso humanitario para atender sus necesidades médicas y humanitarias, y exige además que las partes cumplan sus obligaciones en virtud del derecho internacional en relación con todas las personas que detienen”.

“Reforzar la protección de los civiles”

La resolución del Consejo de Seguridad también “hace hincapié en la urgente necesidad de ampliar el flujo de ayuda humanitaria y reforzar la protección de los civiles en toda la franja de Gaza y reitera su exigencia de que se levanten todas las barreras a la prestación de ayuda humanitaria a escala”, cuando el enclave se halla al borde de la hambruna por el bloqueo israelí de los convoyes humanitarios por carretera. Y ante la inminente ofensiva terrestre sobre Rafah, que EE UU rechaza tajantemente y que Netanyahu asegura seguirá adelante.

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No obstante, la Casa Blanca ha matizado considerablemente el alcance de su decisión. “Nuestro voto no representa un cambio en nuestra política”, ha dicho el portavoz de la Casa Blanca, John Kirby. “Nada ha cambiado en nuestra política. Nada”. La embajadora de EE UU ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, ha explicado tras la votación que su país apoyaba plenamente “algunos de los objetivos críticos de esta resolución no vinculante”, subrayando lo último en referencia a que no se inscribe en el Capítulo VII, que autorizaría el uso de la fuerza para implementarla, y añadiendo que Washington no está de acuerdo con todo el texto, que tampoco condenaba a Hamás. Intentos de minimizar el alcance de su abstención, y, sobre todo, de enfriar el enfado de Israel.

“Creemos que era importante que el Consejo se pronunciara y dejara claro que cualquier alto el fuego debe ir acompañado de la liberación de todos los rehenes”, ha explicado la diplomática. “Un alto el fuego puede comenzar inmediatamente con la liberación del primer rehén, por lo que debemos presionar a Hamás para que haga precisamente eso”.

El representante palestino, Riyad Mansour, ha objetado la interpretación que su homóloga estadounidense ha hecho del carácter no vinculante de la resolución aprobada el lunes. “Las resoluciones del Consejo de Seguridad son vinculantes y si Israel no va a aplicarlas, entonces es deber del Consejo de Seguridad utilizar el Capítulo VII para tomar medidas para hacer que se cumplan”, es decir, autorizar el uso de la fuerza.

La resolución, como todas las emitidas por el órgano de la ONU encargado de velar por la paz y la seguridad mundiales, es vinculante, lo que teóricamente obliga a las partes ―a Israel y a Hamás― a acatarla. Pero lo sea o no, la aprobación de esta iniciativa es también un pequeño hito en el devenir del Consejo, ya que nadie esperaba nada tras el continuado recurso al veto por parte de tres de los cinco miembros permanentes: EE UU, que anteriormente había vetado tres proyectos de alto el fuego cuando Washington, de consuno con Israel, argüía que daría oxígeno a Hamás y entorpecería las conversaciones copatrocinadas por Egipto y Qatar; y Rusia y China, que vetaron la única propuesta de alto el fuego presentada por Washington al Consejo, el viernes pasado, al igual que habían vetado otra en octubre de menor alcance y en la que ni se planteaba la posibilidad de un cese de las hostilidades.

Giro paulatino de la Casa Blanca

La abstención de EE UU expresa, negro sobre blanco en el texto de la resolución, el paulatino cambio de actitud de la Casa Blanca de Joe Biden ante la guerra, con crecientes críticas al Gobierno de Benjamín Netanyahu como las formuladas hace dos semanas por el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, animando a los israelíes a buscar un recambio en las urnas al primer ministro. O la también demócrata, de la facción más progresista, Alexandria Ocasio-Cortez, que el viernes rompió el tabú en torno a la palabra genocidio al calificar de tal la actuación del ejército israelí en Gaza, algo a lo que se había resistido. El conflicto entre Israel y Hamás se ha convertido en una carta electoral más en EE UU cuando quedan solo siete meses para las elecciones presidenciales, con serias advertencias al presidente Biden por su apoyo a Israel por parte de votantes jóvenes y los de origen árabe.

La abstención de Washington este lunes encona más las posturas entre EE UU e Israel. Cuando aún colean las palabras de Schumer, que Netanyahu tildó de injerencia, la radio del ejército israelí informaba este lunes, poco antes de que comenzara la reunión del Consejo de Seguridad, de que Netanyahu cancelaría el viaje previsto de una delegación a Washington si Estados Unidos no vetaba el texto. Dicho y hecho: el anuncio de la cancelación no se hizo esperar.

Además de la novedosa abstención estadounidense ―lo había hecho previamente en otras dos resoluciones, pero ninguna de ellas de alto el fuego, sino en pro de pausas en los combates para crear corredores humanitarios―, la votación mostró la unanimidad del resto del Consejo, ya que los 14 miembros restantes votaron a favor del texto. Aunque seis meses de guerra después, el texto aprobado este lunes supone, simbólicamente, el triunfo de los pequeños en un Consejo bloqueado por el añejo sistema de veto, cuya reforma ha solicitado el secretario general de la ONU, António Guterres.

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