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Sánchez y otros líderes rebajan el relato belicista en la UE: “Ni economía de guerra ni tercera guerra mundial”

El presidente español pide fortalecer la disuasión frente a Putin, pero reclama moderar el tono sobre un potencial escenario de guerra

Pedro Sanchez
El presidente de España, Pedro Sánchez con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, este jueves en una reunión en el Consejo Europeo en Bruselas.Yves Herman (REUTERS)

La cumbre de la Unión Europea llegó precedida de un ambiente belicista como no se recordaba en Bruselas en muchos años. El club comunitario prepara su primera estrategia de industria de defensa, se habla de cómo emprender y financiar un rearme. El tono es duro. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha planteado incluso la posibilidad de que haya soldados europeos sobre el terreno en Ucrania, aunque no sea para tareas de combate. El presidente del Consejo, Charles Michel, reclama que la Unión debería prepararse para pasar “a un régimen de economía de guerra”. La jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, lanzó que la guerra “no es imposible”. Antes de entrar al consejo, el propio Pedro Sánchez habló de “fortalecer la capacidad de disuasión” frente al régimen de Vladímir Putin. Pero el líder español, según diversas fuentes europeas, lanzó en la cumbre un mensaje claro a sus colegas, especialmente a los más cercanos geográficamente a Rusia, los más belicosos, pero también a Macron, para que se rebajen los tambores de guerra y el tono belicista. Hay alerta, compartieron otros líderes del sur y oeste de Europa, pero no hay que alarmar a la población, la retórica debe ser moderada. No se puede hablar de que la UE está ante un potencial escenario de guerra.

No hay una gran división en la UE sobre la ayuda militar a Ucrania, que todos apoyan. Y España siempre lo ha respaldado de forma nítida, y de hecho en las conclusiones no ha habido gran discusión, al contrario de lo que sucede por ejemplo cuando se habla de la guerra en Gaza, pero sí hay inquietud en Sánchez y otros presidentes del sur o el oeste de Europa —como Portugal o Irlanda— en el tono belicista y la idea de que la guerra no solo en Ucrania, sino en la propia UE es inminente.

Sánchez fue rotundo en este sentido en la rueda de prensa, en la que admitió que había planteado esta cuestión en la cumbre. “La contención es muy importante. No se puede hablar alegremente de terceras guerras mundiales ni trasladar mensajes que preocupan a la ciudadanía”, dijo el presidente en clara referencia a las palabras de su homóloga estonia. “Los ciudadanos quieren que sigamos apoyando a Ucrania, pero tenemos que utilizar otro lenguaje. No me siento reconocido cuando se habla de convertir a Europa en una economía de guerra ni con expresiones como tercera guerra mundial”, remató. De hecho, en la pregunta estaba incluida la mención de la propia ministra de Defensa, Margarita Robles, que llegó a decir que “un misil balístico puede llegar perfectamente desde Rusia a España”, por lo que esa llamada a la contención podía entenderse como una desautorización de la propia ministra.

Sánchez insistió en que España apoya no solo la ayuda militar a Ucrania, sino la idea de reforzar la industria de defensa europea y también la posibilidad de emitir eurobonos para financiar este esfuerzo común de aumentar la potencia militar. Pero una cosa es eso, y otra admitir que se hable ya de guerra dentro de la UE, como ha llegado a lanzar el primer ministro polaco, Donald Tusk, que señaló que estamos en un momento de preguerra. “La seguridad es un bien público, tenemos que financiarla con presupuestos europeos. España piensa que si vamos a una mayor industria de defensa tendremos que valorar la mutualización de la deuda para financiarla. Pero en la escalada verbal no está España y no está el Gobierno y eso lo he trasladado a los demás miembros del consejo”, señaló Sánchez.

En línea similar, Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, fue también muy claro en Bruselas. “La guerra no es inminente. Vivimos en paz. Apoyamos a Ucrania. No somos parte de esta guerra, simplemente apoyamos a Ucrania. Y tenemos que prepararnos para el futuro, aumentar nuestras capacidades de defensa, aumentando las capacidades de defensa de nuestra industria”, dijo. Y reclamó: “No asustemos a la gente innecesariamente. La guerra no es inminente. No se trata de morir por Donbás, se trata de apoyar a Ucrania, [ayudarles] a que no los maten en Donbás. O no ser asesinado en Kiev, cuando hay bombardeos”.

Mayor temor cuanto más cerca de Rusia

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Las encuestas muestran que mientras en los países más cercanos geográficamente a Rusia y con una historia común con el Kremlin y su imperialismo, los temores ante la amenaza de Moscú son mucho mayores que en otros, como España, donde la defensa nunca ha sido una prioridad total y la ciudadanía siente más presente la inestabilidad de Oriente Próximo, del vecindario sur o del terrorismo.

Con esos mimbres, en la delegación española preocupan esos tambores de guerra en el norte de Europa, a los que se ha sumado Macron. En el entorno del presidente español temen que esos ecos pueden servir de excusa para que algunos países puedan querer cambiar las prioridades de los flujos de dinero europeo. Por eso Sánchez rechaza de plano la idea de la economía de guerra. Porque ese concepto recuerda al momento en que, en la Segunda Guerra Mundial, todas las fábricas que antes hacían automóviles o electrodomésticos se concentraron en fabricar armamento —como ahora está haciendo mayoritariamente Rusia—. Eso es una economía de guerra puesta al servicio del conflicto. Y que, por tanto, puede dejar en segundo plano políticas europeas decisivas como la Política Agrícola Común (PAC) y otras.

Aun así, las fuentes españolas insisten en que no hay grandes diferencias de fondo. España es uno de los países que más ha aumentado sus gastos en defensa en los últimos años (aunque no llega al 2% del PIB, como marca el objetivo de la OTAN), y el propio Sánchez habla abiertamente de seguir aumentándolo.

La UE ha pedido a la sociedad civil que se prepare para “todos los peligros” ante un panorama de “amenazas constantes”. Es un salto cualitativo acorde con el ambiente, un cambio de tono claro. Pero España reclamó que dentro de esos riesgos sobre los que el club comunitario advierte a la población —y ante los que varios Estados miembros se preparan ya— no se recojan solo las amenazas militares vinculadas a Rusia y al convulso tablero global, sino que tenga una dimensión más amplia, incluida una pandemia como la de covid-19 que se vivió en 2020.

“Ha sido una buena sugerencia del presidente español no circunscribir esa preparación ante las crisis a la seguridad y la defensa sino a algo más amplio como las catástrofes naturales, el cambio climático o los riesgos del mundo digital”, ha apuntado Charles Michel en un pequeño encuentro con varios medios. “No hay que sembrar la angustia y el pánico, sino asegurarnos de que tenemos los ojos abiertos, que estamos lúcidos y miramos al mundo tal y como es, incluidas las amenazas”, ha rematado el presidente del Consejo Europeo.

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