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Níger quiere expulsar al ejército de Estados Unidos

Washington maniobra con las autoridades del país africano después de que la junta golpista, más cercana a Rusia e Irán, anunciara el fin del acuerdo que permitía la presencia de 1.000 militares norteamericanos y una base aérea

Níger
Cientos de partidarios de la junta nigerina protestan contra la presencia militar francesa en Niamey (Níger), en septiembre de 2023.ISSIFOU DJIBO (EFE)

La cúpula golpista de Níger amaga con seguir los pasos de sus vecinos en África occidental, Malí y Burkina Faso, y hacer de Rusia su aliado casi exclusivo en materia de defensa y, en particular, para combatir al yihadismo que se extiende por el Sahel. La junta militar que gobierna el país desde la asonada de julio de 2023, bajo el mando del general Abdourahamane Tchiani, ha informado de la ruptura de los acuerdos militares que mantiene con Estados Unidos y que dan amparo a la presencia en su territorio de un contingente de más de un millar de estadounidenses, entre militares, contratistas y civiles. La Administración de Joe Biden y el mando militar norteamericano, que mantiene en Agadez, en el centro del país, una base aérea clave en su estrategia de seguridad en la región, han expresado que aún mantienen negociaciones con las autoridades de Niamey para tratar de evitar su expulsión.

Níger, de 25 millones de habitantes, uno de los países más pobres del mundo y quinto por la cola en el Índice de Desarrollo Humano, ha reunido en su territorio en los últimos años, sin embargo, una fuerte presencia militar extranjera con soldados estadounidenses, pero también franceses, italianos, alemanes… Rico en minerales, sobre todo en el valioso uranio, clave en la industria nuclear, es a la vez una arteria fundamental de las rutas migratorias africanas y un objetivo de la violencia de grupos yihadistas.

El coronel Amadou Abdramane, portavoz de la junta militar de Níger, compareció con gesto serio el pasado fin de semana en televisión para anunciar que la presencia militar de EE UU es “ilegal” y comunicar la ruptura “con efecto inmediato” de los acuerdos entre ambos países. En su exposición, Abdramane lamentó que, durante la reciente visita de una delegación estadounidense a Niamey, la capital del país, Washington pretendió negar a Níger “el derecho a elegir” a sus aliados, en particular en la lucha contra el terrorismo yihadista. Sin nombrarlo, el régimen nigerino ha dejado claro que cuenta con Moscú como nuevo socio estratégico, lo que para Washington puede ser una línea roja.

La visita de la misión norteamericana de la que habló ante la audiencia nigerina el coronel Abdramane fue la formada, entre otros, por la subsecretaria de Estado para Asuntos Africanos, Molly Phee, la subsecretaria de Defensa para Asuntos de Seguridad Internacional, Celeste Wallander, y el jefe del Mando para África de EE UU (Africom), el general Michael Langley. Según la información publicada este lunes por el Pentágono, los funcionarios estadounidenses expresaron durante su estancia en Niamey “su preocupación por las posibles relaciones de Níger con Rusia e Irán”, tal y como expresaba el portavoz nigerino, además de discutir “un nuevo camino de cooperación” entre los dos países. Nuevo porque desde el 26 de julio del pasado año, fecha en la que se depuso por las armas al presidente Mohamed Bazoum —Washington tardó unos meses en llamarlo golpe de Estado—, permanece congelada la misión del contingente militar norteamericano, hasta ahora centrada en contraterrorismo.

EE UU mantiene en torno a 1.000 nacionales —el Pentágono no facilita la cifra exacta― en suelo nigerino. Más de 600 serían soldados, a los que habría que sumar personal civil y contratistas de empresas privadas vinculadas a labores de seguridad. Washington ha gastado más de 100 millones de dólares (unos 92 millones de euros) en levantar la base aérea 201, localizada en Agadez y donde se concentra gran parte del personal. Desde aquí, el mando estadounidense despliega sus drones para la lucha contra los grupos yihadistas. El diario The New York Times informó en 2018 de la construcción secreta de una nueva base de la CIA para operar aviones no tripulados en Dirkou, en el norte. Según la información facilitada a EL PAÍS por Africom, esta base ya no está operativa. Además, junto a la estructura de Agadez, la más importante quizá tras la de Camp Lemonier, en Yibuti, Washington ha invertido años y dinero en la formación de soldados nigerinos.

El Departamento de Defensa estadounidense mantiene que los esfuerzos diplomáticos con la junta nigerina sobre su futura relación están todavía “en curso”. El jefe del Estado Mayor Conjunto norteamericano, Charles Q. Brown, manifestó este martes desde la base aérea de Ramstein, en Alemania, que desde el anuncio del coronel Abdramane han recibido una “mezcla de señales” distintas, pero que están preparándose tanto para permanecer como para marcharse del país.

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Níger escenificó el nuevo acercamiento hacia Rusia el pasado diciembre, con la reunión en Niamey del viceministro de Defensa ruso, Yunus-Bek Yevkurov, y el general Tchiani. Para las autoridades nigerinas, Malí es el ejemplo a seguir. Allí, la alianza entre Bamako y Moscú ha permitido a las Fuerzas Armadas recuperar parte del terreno que habían perdido ante rebeldes tuaregs e islamistas radicales, con un importante apoyo de más de un millar de mercenarios de Wagner.

“El apoyo ruso les ha permitido reforzar la infantería. Por primera vez en una década, pueden lanzar ofensivas, avanzar y hacer frente al enemigo”, asegura Ibrahim Yahaya, coordinador del Sahel del International Crisis Group. “Todo ello ha dado moral a la tropa. La recuperación de Kidal, el bastión de la rebelión tuareg [en Malí], fue todo un símbolo”, afirma. Fruto de sus victorias militares, el régimen maliense cuenta con un enorme respaldo popular, aunque la violencia se haya extendido y la población civil sea la principal víctima.

La venta de uranio a Irán

El segundo tema de preocupación expresado por la delegación de Molly Phee en Niamey, y que no ha gustado a la junta nigerina, fue Irán. A finales de enero, el primer ministro del país africano, Ali Mahaman Lamine Zeine, viajó a Teherán ―escala posterior a Moscú― para verse con las autoridades iraníes. Según ha informado el diario estadounidense The Wall Street Journal, Washington está preocupado por el posible acceso del programa nuclear iraní, sujeto a sanciones, al uranio nigerino. Niamey ha negado que exista acuerdo alguno de venta a Teherán de este elemento químico radiactivo. Níger es el séptimo productor mundial de uranio y uno de los principales proveedores, por ejemplo, de Francia.

La nueva etapa en las relaciones exteriores de Níger tras el golpe de julio comenzó, precisamente, con la expulsión de las tropas francesas. La hostilidad ante el golpe militar de julio mostrada por París, que alentó una intervención armada regional para devolver al depuesto presidente Mohamed Bazoum a su cargo, fue el detonante de dicha expulsión. Níger se había convertido en el territorio de repliegue de los últimos soldados de la operación francesa Barkhane contra el yihadismo después de que también fueran conminados a dejar Malí. Borrados del Sahel central por la ola de golpes de Estado, una parte del contingente regresó a casa, mientras que los últimos efectivos y el material militar fueron trasladados a Chad, su último aliado en la región.

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