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Un empresario procesado por el expolio de PDVSA tiene siete pisos de lujo en Madrid

Omar Farías invirtió 30 millones de dólares en un avión privado, un barco, dos viviendas en el Caribe y un caballo. Su emporio inmobiliario en España se fraguó durante el saqueo de la energética pública entre 2007 y 2012

Edificio de la calle de Claudio Coello 73, en Madrid, donde el empresario venezolano Omar Farías es propietario de siete viviendas de lujo.
Edificio de la calle de Claudio Coello 73, en Madrid, donde el empresario venezolano Omar Farías es propietario de siete viviendas de lujo.Samuel Sánchez

Omar Farías Luces, conocido como el zar venezolano de los seguros por haber levantado un emporio empresarial en este sector al calor del expresidente Hugo Chávez (1999-2013) y de la compañía estatal Petróleos de Venezuela, SA (PDVSA), adquirió siete viviendas de lujo en Madrid. Fue en 2010, cuando se ejecutó el expolio de 2.000 millones de dólares (1.827 millones de euros) del gigante energético, según una investigación patrimonial de EL PAÍS.

El empresario, que figura desde 2018 entre la treintena de procesados por un juzgado de Andorra a raíz del colosal saqueo de la principal firma pública del país latinoamericano, invirtió también 30 millones de dólares (27,4 millones de euros) en un avión privado, un barco y dos viviendas en la República Dominicana. Así lo indica un informe confidencial de la Unidad de Inteligencia Financiera de Andorra (Uifand), fechado en diciembre de 2022, al que ha tenido acceso este periódico.

Las transacciones para la compra de estas propiedades se ordenaron desde la Banca Privada de Andorra (BPA), donde el hombre de negocios venezolano pilotó un tinglado de 12 cuentas a nombre de sociedades instrumentales (sin actividad) creadas en Panamá, Barbados y las Islas Vírgenes Británicas. Desde estas compañías, Farías Luces ingresó decenas de millones mediante traspasos internos a sociedades off shore con cuentas en la misma entidad bancaria investigadas por el expolio de PDVSA. Los traspasos internos dentro de un mismo banco gozan de una opacidad que no tienen las transferencias.

A sus 62 años, Farías Luces se hizo en enero de 2010, a través de hipotecas, con siete viviendas de lujo y cuatro plazas de garaje en el mismo edificio de la calle de Claudio Coello de Madrid, en el corazón del barrio de Salamanca, conocido por su pujanza inmobiliaria como milla de oro de la capital. Para la rehabilitación de estos inmuebles, hizo transferencias a cuentas de una constructora y una empresa de reformas españolas.

El precio de venta del metro cuadrado en el edificio asciende en la actualidad 8.551 dólares (7.814 euros) y las siete propiedades ―cuya superficie oscila entre los 85 y los 145 metros cuadrados― superarían en el emergente mercado los 6,5 millones de dólares (seis millones de euros), según el portal Idealista.

A preguntas de este diario, Farías defiende el origen de sus fondos y subraya que ya fue investigado en Venezuela sin que la justicia de este país lo condenara. Según el magnate de los seguros, la elección de la BPA obedeció a una cuestión fiscal desvinculada de que este país estuviera blindado hasta 2017 por el secreto bancario. “No se eligió el Sistema Bancario del Principado de Andorra por un tema de secreto, sino por sus beneficios fiscales totalmente lícitos y transparentes que existían e incluso siguen existiendo y que convertían a esa jurisdicción en algo atractivo”, afirma.

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Un avión de 13 millones de dólares y un barco de 15

Farías Luces se hizo también entre 2006 y 2007 con un avión de la compañía Gulfstream Aerospace de EE UU. El contrato entre su firma Seguros Constitución y la compañía establece un precio de compra de 13,1 millones de dólares (12 millones de euros) a pagar en cinco plazos. La policía andorrana lo califica de “sospechoso” porque una parte del pago se hizo desde la cuenta andorrana de la sociedad Baluja International.

El hombre de negocios, además, encargó la construcción de un barco por 15,3 millones de dólares (14 millones de euros) en 2010 al astillero italiano San Lorenzo. El contrato establece seis pagos entre junio de 2009 y mayo de 2010 a la cuenta personal de Farías Luces en la BPA. Y se gastó 540.394 dólares (493.990 euros) en distintas reparaciones ―más de 200.000 dólares fueron a remozar el casco y la proa― de su yate Princess Claudia II. Se trata de una embarcación de megalujo fabricada en aluminio con terrazas abatibles y una suite con capacidad para 10 huéspedes y seis tripulantes, según la web del armador, San Lorenzo.

La compra de Villa Any, una vivienda de lujo en Playa Juanillo, en la urbanización Cap Cana, un oasis de arena fina y aguas turquesas situado en Punta Cana, municipio dominicano de Higuey, dejó también rastro en sus cuentas andorranas. Desde el principado pirenaico, abonó 239.966 dólares (219.248 euros) en 2010 como parte del proyecto de construcción de esta vivienda. Entre la documentación bancaria aparece un contrato de opción de compra por 1,8 millones de dólares (1,6 millones de euros) de un apartamento penthouse en la Torre Piantini en la calle de Porfirio Herrera, en Santo Domingo, capital de República Dominicana. La policía investiga una transferencia de 330.000 dólares (301.963 euros) supuestamente relacionada con esta casa.

La partida inmobiliaria también recoge una transferencia de 230.000 dólares (210.142 euros) para adquirir una propiedad en Ecuador. Los investigadores sospecharon de esta operación porque se formalizó a través de una compañía panameña.

La pasión por el lujo es una de las constantes de Farías Luces. El empresario se dejó 737.128 dólares (673.486 euros) en diciembre de 2007 en la Joyería San Ignacio de Caracas. El establecimiento está especializado en la distribución de relojes de las marcas Rolex, Cartier y Chopard, según su web.

En julio de 2008, el rey de los seguros abonó 115.000 dólares por la mitad de una obra del artista abstracto Victor Vasarely, según la Unidad de Inteligencia de Andorra.

El caballo ‘La Zanahoria’ y el Real Madrid

Las transacciones del rey de los seguros desvelan también que este hombre de negocios próximo al chavismo recurrió a su madeja bancaria en Andorra para hacerse en diciembre de 2012 con La Zanahoria, un caballo de 200.000 dólares (182.785 euros) y abonar 36.141 dólares (33.040 euros) a una cuenta del Real Madrid.

Desde la opacidad bancaria de la BPA, Farías Luces también traspasó 720.336 dólares (658.334 euros) al empresario Luis Mariano Rodríguez Cabello, presunto testaferro de Diego Salazar, primo del exministro chavista de Energía, antiguo presidente de PDVSA y exembajador en la ONU Rafael Ramírez.

Como si se tratara de un mecanismo engrasado, la red que saqueó PDVSA operó entre 2007 y 2012 y estuvo integrada por funcionarios de la poderosa firma estatal y exdirigentes de la primera hornada chavista. Los ex viceministros de Energía de Venezuela Nervis Villalobos y Javier Alvarado formaron parte de esta organización bajo la lupa de la sospecha por cobrar comisiones de más del 10% a empresas, especialmente chinas, que después resultaban agraciadas con contratos de la energética, tal y como reveló este periódico. El grupo se enfrenta en Andorra a las acusaciones de blanqueo de capitales en establecimiento bancario y pertenencia a una red delictiva.

La red ocultó su botín a través de una alambicada telaraña de cuentas en la BPA. Y, mediante una treintena de sociedades opacas radicadas en paraísos fiscales como Suiza o Belice, movió el caudal de fondos que fue a parar a Andorra, un país de 78.000 habitantes blindado hasta 2017 por el secreto bancario y a 7.400 kilómetros de Caracas. Para no levantar sospechas, camufló sus millonarios ingresos bajo el paraguas de unos trabajos de asesoría que, según los investigadores, no existieron.

Junto a los funcionarios de PDVSA y exjerarcas chavistas, la justicia andorrana también procesó a una decena de exdirectivos y empleados del banco usado para refugiar el botín, la BPA. La entidad fue intervenida en marzo de 2015 por un presunto delito de blanqueo de capitales por abrir decenas de cuentas a la trama sin advertir la condición de sus miembros de Personas Políticamente Expuestas (PEP). Así se denominan en la jerga financiera aquellas personalidades que, por sus vínculos con la Administración, deben someterse a un control especial para prevenir el blanqueo de capitales.

investigacion@elpais.es

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