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Israel declara el estado de guerra y advierte de que será “larga y difícil”

La cifra de muertos israelíes por el ataque de Hamás aumenta a 700 y la de palestinos en los bombardeos en Gaza, a 413. El ejército israelí, que sigue sin controlar todo el territorio, evacúa las localidades cercanas a la Franja, a la que ha cortado suministros como electricidad y combustible. Hezbolá lanza de proyectiles de mortero desde Líbano

Miembros de los servicios de emergencia y vecinos buscaban víctimas bajo los escombros tras un bombardeo israelí sobre Jan Yunis, en la franja de Gaza, este domingo.
Miembros de los servicios de emergencia y vecinos buscaban víctimas bajo los escombros tras un bombardeo israelí sobre Jan Yunis, en la franja de Gaza, este domingo.IBRAHEEM ABU MUSTAFA (REUTERS)
Antonio Pita

Veinticuatro horas, 700 muertos y decenas de secuestrados después del ataque sorpresa de Hamás, Israel trata este domingo de recuperar el control de todo su territorio. Sus soldados aún combaten en ocho puntos con reductos de los milicianos palestinos que se infiltraron el sábado desde la Franja ―en una muestra de fragilidad solo comparable a la de la guerra del Yom Kipur― y fueron matando y secuestrando civiles, policías y soldados por la calle, en sus casas, en un festival de música o en bases militares. Aunque Israel bombardea Gaza con dureza desde el sábado (los muertos palestinos suman ya 413 y los heridos, 2.300), se ha marcado como primer objetivo poner orden en casa antes de lanzarse a una guerra “larga y difícil”, como la ha definido el primer ministro, Benjamín Netanyahu, tras una reunión del gabinete de seguridad. El Gobierno ha declarado el estado de guerra, aprobado cortar los suministros de electricidad, combustible y bienes a Gaza, y evacuado las localidades cercanas a la Franja.

“Nos estamos embarcando en una guerra larga y difícil a la que nos ha forzado el ataque asesino de Hamás. La primera fase es acabar de destruir la gran mayoría de las fuerzas enemigas que se infiltraron en nuestro territorio. Al mismo tiempo, hemos comenzado la fase ofensiva, que continuará sin limitaciones ni descanso hasta que se logren los objetivos”, ha señalado Netanyahu. La declaración gubernamental del estado de guerra permite llevar a cabo “actividades militares significativas” y limitar reuniones.

De momento, el ejército israelí ha bombardeado desde el aire edificios (incluida una torre de 11 pisos), casas de dirigentes de Hamás, una mezquita y túneles. Veinte de los 413 muertos son niños, según el Ministerio de Sanidad de la Franja. Más de 20.000 gazatíes se han refugiado en las escuelas de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés).

En paralelo, las fuerzas de seguridad israelíes han ido recuperando el control de localidades tomadas por los milicianos, capturado a decenas y liberado a rehenes. En la ciudad de Sderot, por ejemplo, bombardearon la comisaría en la que se atrincheraban 10 hombres armados. Un alto cargo de Hamás, Musa Abú Marzuk, ha precisado la cifra de rehenes israelíes en su poder, según la prensa israelí: más de un centenar, incluidos altos cargos militares. Poco antes, Yihad Islámica había afirmado a su vez mantener secuestrados a otos 30 israelíes, según la misma fuente.

El avance de las tropas ha ido sacando a la luz cada vez más cadáveres, elevando la cifra de muertos a 700 (los heridos rondan los 2.200), según datos de los servicios sanitarios citados por la prensa local. Equivale a dos tercios de todos los israelíes fallecidos durante la Segunda Intifada (2000-2005).

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Unos 260 de ellos, según un portavoz de los servicios de emergencia Zaka citados por el diario Yediot Aharonot, asistía a una rave de Supernova, un festival junto a un kibutz en el desierto del Neguev, a pocos kilómetros de Gaza. Una de las supervivientes, Ortal, ha relatado cómo 50 hombres armados aparecieron de repente en furgonetas, mientras la alerta de los cohetes competía con la música a todo volumen. “De repente, de la nada, entraron abriendo fuego en todas direcciones. Cogí las llaves del coche y comenzamos a avanzar para escapar de los disparos. En un momento nos alcanzaron, dispararon contra nuestros vehículos y nos bajamos [...]. Me subí a un árbol y empezaron a rociar a disparos a la gente. Puse el móvil en modo silencio y comencé a arrastrarme por un naranjal. Oía el silbido de los disparos. Vi a conocidos heridos. De repente, se acercó un tanque. Estaba segura de que me rescataría, pero el conductor me dijo: ‘No puedo dejarte entrar, tengo un muerto en el tanque’. Mucha gente se subió encima”, ha contado al canal 12 de la televisión israelí. Un vídeo difundido el sábado muestra a decenas de participantes huyendo despavoridos en una llanura.

El brazo armado de la organización islamista Hamás, las Brigadas de Ezedín al Qasam, ha asegurado que algunos de sus milicianos siguen combatiendo a las fuerzas israelíes. El portavoz militar israelí, Daniel Hagari, ha admitido en la tarde de este domingo que aún hay hombres armados. Las clases escolares se han suspendido sine die en el país, las calles están medio vacías y en el cruce fronterizo con Jordania de Sheij Hussein se podían ver a grupos de turistas acortando sus vacaciones para marcharse.

Las autoridades israelíes han extendido a todo el país el estado de emergencia que habían declarado solo en una parte. La perspectiva más explosiva es lo que en Israel se conoce como una “guerra multifrentes”, es decir, que entren en acción los grupos armados de Cisjordania (donde ya se han registrado siete muertos por fuego israelí) y, sobre todo, Hezbolá, la milicia libanesa con un arsenal, preparación y número de hombres muy superior al de los grupos palestinos. Este domingo, ha reivindicado el lanzamiento de proyectiles de mortero contra Israel, que ha respondido con bombardeos. No se ha informado de víctimas.

Tras el incidente, muy por debajo de la capacidad de acción de Hezbolá, la misión de paz de la ONU en Líbano (FINUL) ―10.000 efectivos, bajo el mando del general español Aroldo Lázaro― ha informado de que está en contacto “a todos los niveles” con las autoridades tanto libanesas como israelíes para evitar una “escalada más grave”.

Vista aérea de la torre Al Aklouk destruída por un bombardeo israelí sobre Gaza, este domingo.
Vista aérea de la torre Al Aklouk destruída por un bombardeo israelí sobre Gaza, este domingo. MOHAMMED SABER (EFE)

Además, este domingo, durante una visita turística de un grupo de israelíes a la ciudad egipcia de Alejandría, “un local abrió fuego contra ellos y dos ciudadanos israelíes y el guía egipcio local fueron asesinados”, ha informado el Ministerio de Asuntos Exteriores en un comunicado. Hay, además, un herido en estado moderado. Israel ha pedido a sus ciudadanos que abandonen el país lo antes posible y que eviten viajar a determinados países de Oriente Próximo.

Las reacciones de condena del ataque de numerosos gobiernos han dado paso este domingo también a llamamientos de cese de la violencia, como los lanzados por el papa Francisco o por la Unión Africana. Turquía, por su parte, aseguró que redoblará sus esfuerzos diplomáticos para calmar la situación, mientras que el canciller germano, Olaf Scholz, advirtió que una extensión de la violencia tendría consecuencias “incalculables” para la región. También la Unión Europea, que “condena con firmeza la violencia terrorista”, ha iniciado una ronda de contactos para favorecer un cese de las hostilidades. El representante permanente de Palestina ante la Liga Árabe, Muhannad al Aklouk, ha pedido que los ministros de Exteriores de los países miembros se reúnan de forma extraordinaria lo “antes posible”.

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Sobre la firma

Antonio Pita
Corresponsal para Oriente Próximo, tras cubrir la información de los Balcanes en la sección de Internacional en Madrid. De vuelta a Jerusalén, donde ya trabajó durante siete años (2007-2013) para la Agencia Efe. Licenciado en Periodismo y Máster de Relaciones Internacionales y Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid.
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