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Macron impulsa una revisión de la Constitución para facilitar los referendos

El presidente francés quiere modernizar la cuestionada Ley Fundamental de 1958 en pleno debate sobre el desencanto popular y la crisis de la democracia

Macron Reforma Constitución
El presidente francés, Emmanuel Macron, durante su discurso sobre la posible reforma constitucional, el 4 de octubre en París.POOL (via REUTERS)
Marc Bassets

Todo presidente francés quiere dejar huella en la Constitución. Emmanuel Macron también. En un discurso este miércoles ante el Consejo Constitucional para conmemorar el 65º aniversario de la V República, el presidente propuso una revisión de la Ley Fundamental que facilite la convocatoria de referendos. La iniciativa responde al malestar que se ha expresado, en años recientes, con la revuelta de los chalecos amarillos, las protestas sociales contra las pensiones o en los extrarradios urbanos, el ascenso de la extrema derecha y los niveles récord de abstención.

Además de las enmiendas en los artículos sobre referendos, Macron quiere incluir en la Constitución al menos otros dos cambios significativos, ya presentados anteriormente. El primero es un reconocimiento del derecho al aborto para blindarlo constitucionalmente y evitar que en el futuro haya intentos de eliminarlo, como sucede en Estados Unidos. El segundo es un artículo para reconocer la especificidad de Córcega.

“Creo que nuestra Constitución merece revisarse cuando sea necesario”, dijo el presidente. Pero también advirtió de que la Ley Fundamental no puede reformarse “a golpe de emoción”. “Es un acto grave”, aclaró, “razón por la cual nunca es fácil de conseguir”.

Y así es. Cualquier modificación requiere, primero, que la Asamblea Nacional y el Senado se pongan de acuerdo sobre un mismo texto. Después, hay dos opciones. La primera es que el texto acordado se someta al Congreso, que engloba ambas cámaras. Allí debe recibir tres quintas partes de los votos. La otra opción es que el texto acordado entre la Asamblea Nacional y el Senado se someta a un referéndum.

En Francia, cada nueva Constitución marca el inicio de una nueva República. La actual, la V, nació con la Constitución de 1958, promovida por el general Charles de Gaulle en plena guerra de Argelia. Es una Constitución que otorga poderes considerables al presidente de la República, por lo que a veces se la ha calificado de “monarquía republicana”. Al mismo tiempo, ha dado estabilidad a Francia. Es la segunda Constitución más larga desde la Revolución de 1789, después de la III República, que duró entre 1870 y 1940.

La propuesta del centrista Macron para facilitar los referendos es un guiño simultáneo a la derecha y a la izquierda.

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Es un guiño a la derecha, porque plantea ampliar el campo de aplicación del artículo 11 de la Constitución. Ahora este artículo circunscribe los referendos a proyectos que afecten a la organización de los poderes públicos, la política económica, social o medioambiental, o la ratificación de los tratados que impacten al funcionamiento de la ley fundamental.

La derecha y la extrema derecha reclaman un referéndum sobre la inmigración. Una modificación del artículo 11 lo permitiría, aunque Macron no especificó si la inmigración podría incluirse entre los nuevos temas susceptibles de someterse al voto popular.

El guiño a la izquierda defensora de la democracia directa es la propuesta para rebajar los umbrales de diputados y firmas de ciudadanos en el llamado referéndum de iniciativa compartida. Hoy se requiere una quinta parte de parlamentarios y una décima parte del cuerpo electoral. Nunca se ha llegado a organizar un referéndum siguiendo este complejo proceso.

“Hoy es algo que existe en la Constitución, pero casi imposible de poner en marcha”, lamentó, en un coloquio en el Senado sobre la reforma constitucional, el jefe de filas socialista en esta Cámara, Patrick Kanner. “Hay que mostrar a nuestros ciudadanos que su palabra puede ser útil”. En el mismo coloquio, el ex primer ministro Manuel Valls consideró que flexibilizar el recurso al referéndum, sin ser la panacea, “podría ser un elemento de respiración para [la] Constitución”.

Las sucesivas crisis desde que Macron llegó al poder en 2017 han puesto sobre la mesa el excesivo poder del jefe de Estado y las deficiencias en la representatividad popular. El uso en marzo, por parte del Gobierno, del decreto para esquivar el voto parlamentario sobre la reforma de las pensiones, exacerbó las críticas al presidencialismo de la Constitución.

“La V República está enferma de languidez”, dijo el historiador Jean Garrigues en el coloquio, organizado por el Grupo de Reflexión sobre la Evolución de la Constitución y las instituciones, un foro de constitucionalistas que ha presentado propuestas de reforma. Garrigues, sin embargo, rechazó la propuesta, impulsada por la izquierda de Jean-Luc Mélenchon, de una nueva Constitución y una VI República. Sobre el referéndum, avisó: “Conduce con mucha frecuencia a la demagogia y al populismo”.

Macron ya intentó revisar la Constitución al inicio de su primer mandato, sin éxito. La última de las 24 reformas que se han adoptado desde 1958 hasta ahora fue en 2008, con el conservador Nicolas Sarkozy en el Elíseo. Y el último referéndum, en 2005, sobre el tratado constitucional de la UE. Ganó el no. Desde entonces, no se ha vuelto a intentar.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).
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