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El exejecutivo de Goldman Sachs Estéfanos Kaselakis gana las primarias de Syriza

El nuevo líder, gay y liberal, rompe con la imagen y el mensaje tradicional de la izquierda griega

El nuevo líder de Syriza, Estéfanos Kaselakis, vota en Atenas este domingo en las primarias del partido de la izquierda griega.
El nuevo líder de Syriza, Estéfanos Kaselakis, vota en Atenas este domingo en las primarias del partido de la izquierda griega.ALEXANDROS VLACHOS (EFE)
Hibai Arbide Aza

Las bases de Syriza han decidido cambiar el paso y alejarse de la línea tradicional de la izquierda griega. Así se deduce del resultado de la segunda ronda de las primarias que ha tenido lugar este domingo. Estéfanos Kaselakis, un exejecutivo de Goldman Sachs de 35 años, gay y liberal, venció a la abogada y militante de izquierdas desde la adolescencia Efi Ajchioglu (38 años) con un amplio margen. El nuevo dirigente del partido obtuvo el 57% de apoyos, frente al 43% de su rival.

Kaselakis no encaja en la imagen ni en el lenguaje clásico de la izquierda helena. Tiene 35 años, está casado con otro hombre ―en Estados Unidos, porque Grecia no permite el matrimonio entre personas del mismo sexo― y cuenta con una carrera más larga y exitosa en los negocios que en la política. Trabajó en Goldman Sachs y fue consejero delegado de una naviera. En las únicas elecciones a las que se presentó como candidato de Syriza, las del pasado junio, no ocupaba un puesto destacado y no consiguió escaño. Entonces era un desconocido para la mayoría de los militantes del partido que este domingo lo eligió como nuevo líder.

En moto, a medianoche, el ganador llegó a la sede central del partido. No podía sonreír más. Allí le esperaban decenas de simpatizantes, sobre todo jóvenes, que gritaban: “¡Estéfanos, cámbialo todo!”. Él respondió: “Lo cambiaremos juntos”. Sus primeras palabras fueron para las víctimas de la dana Daniel, que aún no han recuperado sus casas. “Hoy, ha ganado la luz y la esperanza en el futuro”, declaró, “para que nuestros jóvenes no se tengan que seguir yendo al extranjero”. Antes de concluir su intervención, Kaselakis abrazó a su marido, al que los medios griegos se refieren como “su compañero”. Justo antes, le dijo en inglés: “Tyler, tú eres la razón de que yo esté aquí”.

La contendiente contra Kaselakis, Efi Ajtsioglu, representaba la opción continuista; la que apostaba por la coherencia con la estética ―y la ética― del que llegó a ser, en 2015, el partido más potente de toda Europa a la izquierda de la socialdemocracia. Esta abogada de 38 años cuenta con una dilatada carrera política. Comenzó a militar en las juventudes de la formación y fue ministra de Trabajo en la última legislatura presidida por Alexis Tsipras. Hasta la irrupción del fenómeno Kaselakis, todos los sectores del partido daban por hecho que ella sería la líder durante los próximos años.

En la campaña para estas primarias, Kaselakis ha demostrado una enorme eficacia comunicativa. Su equipo de colaboradores ha inundado las redes sociales de sus vídeos y ha sabido combinar los registros formales con píldoras en las que el candidato mostraba aspectos personales de su vida. Dominar el arte de lanzar su mensaje no es un mérito menor en un país en el que tanto partidarios como detractores destacan que la principal arma del actual primer ministro es su potente equipo de comunicación. Por ello, fuentes internas de Syriza consideran que la virtud del ganador es que puede ser “el Mitsotakis de la izquierda”.

En los 538 colegios electorales instalados por todo el país, 188.000 afiliados tenían derecho a votar. Lo hicieron poco más de 133.000, aproximadamente 13.000 menos que en la primera ronda. Aunque el pasado domingo, cuando votaron casi 147.000 militantes, los portavoces del partido se esforzaron en utilizar expresiones como “cita histórica” y “participación espectacular”, lo cierto es que los números fueron parecidos a la última reelección de Tsipras en 2022. Aunque su mandato era de cuatro años, el líder histórico dimitió tras el mal resultado en la doble cita electoral de mayo y junio.

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La apuesta por Kaselakis tiene una lectura política evidente. Es una apuesta por algo nuevo frente a las dolorosas derrotas. Es, también, una apuesta por disputarle a Mitsotakis el centro político. El actual primer ministro ha desplegado políticas que no son fáciles de situar en el eje derecha-izquierda. Por un lado, en lo que respecta a las políticas migratorias ha marcado un perfil muy duro que compite con las formaciones de extrema derecha. Pero sus políticas económicas combinan elementos de liberalismo con la generalización de subsidios. De esta manera, Mitsotakis consiguió el voto de sectores que tradicionalmente no votan a la derecha.

El giro hacia el centro de Syriza no es nuevo. Cuando Alexis Tsipras ganó sus primeras elecciones en 2015, Syriza era el acrónimo de “Coalición de Izquierda Radical”. En 2012, dejó de ser una coalición, pero mantuvo nombre. En 2019, le añadieron las siglas PS, que en griego corresponden a “Alianza Progresista”. El paso de considerarse progresistas en vez de izquierda radical fue acompañado de la incorporación de ciertas figuras provenientes del Pasok, el partido socialista. La elección de Kaselakis es otro paso en esa dirección. Syriza quiere conquistar el espacio político del Pasok ―que es hoy tercera fuerza, con el 11% de los votos― para constituirse en la única referencia de izquierdas capaz de ganar unas elecciones.

Efi Ajtsioglu ha reaccionado de manera completamente diferente a cuando supo que no había ganado la primera ronda. Entonces, dijo que los militantes no sabían qué habían votado. Este domingo, sin embargo, ni siquiera esperó a que los resultados fueran oficiales y fue de las primeras en llamar a su oponente para felicitarle por la victoria. Además, posó sonriente ante las cámaras y declaró que el partido debe llevar a cabo una oposición unida y firme. Es un gesto que tiene un objetivo claro: coser las heridas que ha dejado una campaña en la que los candidatos han recibido duros ataques y ambos han denunciado tácticas irregulares por parte del otro.

Su principal dificultad ahora radica en que no es diputado. ¿Cómo liderar la oposición desde fuera del hemiciclo? Para que él entrara en el Parlamento deberían dimitir cuatro diputados y dos de ellos, Eleni Akritas y Ozon Iliópulos, ya han declarado que no están dispuestos a dejar su escaño.

Su otro gran desafío es hacerse con el control de un partido que apenas conoce por dentro. Para ello cuenta, sobre todo, con la experiencia de los diputados Pavlos Polakis y Nikos Pappas, así como con los hermanos Tsipras, Yorgos y Alexis. Fuentes de Syriza aseguran a este diario que el ex primer ministro ya le ha comunicado a Kaselakis que está a su disposición para ayudarle a construir la alternativa que venza a Mitsotakis.

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