Los ucranios representan ya la segunda comunidad extranjera en Alemania tras la acogida de casi un millón de refugiados
La primera economía de la UE acoge en apenas un año a más personas de las que llegaron durante la crisis de 2015 y 2016
En apenas un año, Alemania ha acogido a más personas procedentes de Ucrania de las que llegaron durante la crisis de los refugiados de 2015 y 2016. Tras el comienzo de la invasión rusa de este país, de la que el día 24 se va a cumplir un año, alrededor de 1,1 millones de ucranios se han trasladado a Alemania. Algo más de dos terceras partes llegaron solo en tres meses, entre marzo y mayo, al inicio del conflicto. Este movimiento migratorio ha cambiado la estructura de la población foránea en Alemania: los ucranios se han convertido en la segunda mayor comunidad extranjera, solo por detrás de los turcos, según los datos que ha hecho públicos este jueves la Oficina Federal de Estadística (Destatis).
Muchos ucranios empezaron a regresar a su país a partir de mayo. Destatis ha contabilizado 139.000 retornos, por lo que la inmigración neta a Alemania ha quedado poco por debajo de millón de personas: 962.000. Esta cifra supera el total de personas que llegaron desde Siria, Afganistán e Irak entre 2014 y 2016 siguiendo la llamada ruta de los Balcanes y que pudieron entrar en Alemania gracias a la política de puertas abiertas que decretó la entonces canciller, Angela Merkel. Los demandantes de asilo de estos países, que en su mayor parte huían de los conflictos armados y la miseria, sumaron 834.000 personas, de acuerdo con los datos oficiales.
Esta ola migratoria ha hecho que por primera vez Alemania supere los 84 millones de habitantes, un crecimiento del 1% en 2022 respecto al año anterior. Un aumento de la población de esa magnitud solo se había registrado dos veces desde la reunificación: en 1992, cuando, como consecuencia de la apertura de fronteras en Europa del Este y de la guerra de Yugoslavia, llegaron 700.000 personas, y durante la crisis de refugiados de hace ocho años.
La mayor parte (63%) de los ucranios llegados a Alemania son mujeres y menores de edad. A los hombres en edad militar (hasta los 60 años) no se les permite abandonar el país y deben estar registrados en las oficinas de reclutamiento de las Fuerzas Armadas por si se les llama a filas. El 35% de quienes han buscado refugio en la mayor economía de la UE son niños y adolescentes menores de 18 años. En total, suman unos 300.000, que Alemania ha tenido que escolarizar con el curso empezado.
Para expertos como Mekonnen Mesghena, responsable de Migración y Diversidad de la Fundación Heinrich Böll, no es el número de personas que buscan refugio y protección lo que supone un problema, sino la forma de gestionar ese flujo migratorio. “A Alemania le cuesta aprender de experiencias pasadas”, apunta. La reciente llegada de ucranios al país ha funcionado sin mayores complicaciones porque la sociedad les ha recibido con los brazos abiertos, añade. “Algunos esperaban un cambio de paradigma en la recepción de quienes buscan protección y en la integración de todos los refugiados. Es algo que podría haber mejorado con esta experiencia, pero no ha sido así. Sigue existiendo un doble rasero”, afirma.
Los refugiados ucranios son reconocidos como tales de forma automática por las autoridades del país nada más registrarse, lo que ha facilitado que puedan acceder a ayudas, a cursos de alemán y a la escolarización de los menores. Los Estados federados más poblados, Renania del Norte-Westfalia, al oeste, y Baviera, al sur, son los que más personas procedentes de Ucrania han acogido.
“Una clara mayoría se sienten bienvenidos”
La mayoría de los ucranios refugiados en Alemania vive en apartamentos privados y se sienten bien acogidos, según un estudio recién publicado que ofrece por primera vez datos representativos sobre su integración. El trabajo, titulado Refugiados de Ucrania en Alemania, se basa en 11.700 entrevistas con personas acogidas hechas entre febrero y junio de 2022. De ellos, casi tres cuartas partes (el 74%) dijeron que se habían mudado a alojamientos privados inmediatamente después de su llegada, es decir, no tuvieron que pasar largas temporadas en centros de acogida o pisos tutelados por la Administración.
El estudio, llevado a cabo por una alianza de centros públicos (Oficina Federal para la Migración y los Refugiados, BAMF) y privados (como el Instituto Alemán de Investigación Económica, DIW), apunta también a que el curso incierto de la guerra no permite a muchos refugiados planear su futuro en Alemania. Un 37% aseguraron que querían quedarse para siempre o durante unos años; el 34% dijeron querer regresar en cuanto acabara el conflicto. El 27% de los encuestados reconoció que todavía estaba indeciso y un 2% manifestó su voluntad de irse de Alemania en menos de un año.
“El trabajo muestra que la clara mayoría se sintieron bienvenidos en Alemania”, aseguró Nina Rother, del centro de investigación del BAMF, durante la presentación del estudio, en diciembre pasado. Los investigadores no encontraron diferencias significativas por edad o sexo, lo que en su opinión es reflejo de “la gran cultura de acogida y solidaridad” en Alemania, añadió. Los expertos subrayaron la importancia de las medidas de integración. En las entrevistas los refugiados enumeraron sus necesidades más inmediatas: apoyo para aprender alemán, buscar un trabajo y encontrar piso. En el momento de la encuesta solo el 4% afirmó tener buenos conocimientos de alemán, algo imprescindible en la mayoría de trabajos, aunque la mitad de los encuestados ya había asistido a algún curso.
Pese a que la preparación de las autoridades para acoger a refugiados ha sido en 2022 mucho mejor que en 2015, muchos municipios han empezado a plantear quejas al Gobierno federal. Aseguran estar al límite de sus capacidades y exigen más financiación para atender las necesidades de sanidad, educación y vivienda. La ministra del Interior, Nancy Faeser, ha anunciado este jueves que alrededor de Pascua el canciller, Olaf Scholz, se reunirá con los presidentes de los Estados federales para tratar la cuestión. De momento el Ejecutivo federal no se compromete a consignar más fondos para las regiones y los ayuntamientos.
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