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El entorno de Putin apoya la retirada de Jersón: “El enemigo luchó y nos superó”

Analistas, políticos y militares justifican el repliegue para ganar tiempo mientras Moscú prueba nuevos drones y ensaya otras tácticas de guerra en la retaguardia

Tropas rusas disparaban artillería en un lugar sin identificar de la provincia de Donetsk, en una imagen facilitada por el Ministerio de Defensa ruso este jueves.
Tropas rusas disparaban artillería en un lugar sin identificar de la provincia de Donetsk, en una imagen facilitada por el Ministerio de Defensa ruso este jueves.RUSSIAN DEFENCE MINISTRY PRESS S (EFE)
Javier G. Cuesta

“Rusia está aquí para siempre”. Este lema llenó carteles, con niños, flores y la bandera tricolor, que el Kremlin levantó por todo el territorio conquistado en Ucrania desde el 24 de febrero. Pese a ser esperable, la retirada al lado oriental del río Dniéper ha sido recibida en Rusia como un jarro de agua fría. Pero la reacción ahora es muy distinta a la de septiembre, cuando las tropas del Kremlin se retiraron de la provincia de Járkov. Entonces, arreciaron las críticas. Pero en esta ocasión los más duros se han mordido la lengua. Estas voces achacan la medida a los errores cometidos en el pasado, antes del nombramiento del nuevo comandante de sus fuerzas combinadas, Serguéi Surovikin. Y citan como uno de estos fallos una movilización que consideran tardía. Sin embargo, militares, políticos y analistas de guerra rusos coinciden en que tarde o temprano volverán a Jersón. Consideran que solo es cuestión de reforzarse de nuevo.

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Según publicó el miércoles el diario independiente Viortska, el Kremlin ha pedido a los medios estatales que citen lo menos posible al ala más crítica de sus propios políticos, incluidos el jefe del comité de Defensa de la Duma Estatal (la Cámara baja), Andréi Kartapolov, y otros diputados que también son generales, como Andréi Guruliov y Andréi Krasov.

De todos ellos, el único que se ha pronunciado sobre la retirada es Krasov. El político-militar subrayó: “Es necesario librar batallas defensivas, reagrupar nuestras fuerzas en algún lugar y esperar a que nuestros movilizados estén listos para el combate”. “Rusia cumplirá su misión histórica y liberaremos a Ucrania del nazismo”, advirtió en una entrevista concedida al medio oficialista Life.

La retirada flotaba en el ambiente desde la llegada de Surovikin como comandante único de las Fuerzas Armadas rusas en la guerra contra Ucrania. “No solo supuse, sino que conocía la decisión final sobre Jersón hace al menos dos semanas”, contaba en su canal de Telegram una de las caras más conocidas de los separatistas de la región oriental de Donbás, el comandante del batallón Vostok, Alexánder Jodakovski. “La situación también se agravó por el hecho de que nuestro mando conjunto nos consideró poco óptimos, no por causas racionales al evaluar nuestro potencial real, sino por motivos incomprensibles para nosotros”, criticó Jodakovski, antiguo jefe de las fuerzas especiales ucranias antes de cambiar de bando, en 2014.

“Es duro, es amargo”, admitió el militar, aunque recalcó que esto no es el final de la guerra. “Estamos en la vanguardia, pero en la retaguardia también se está haciendo un trabajo muy serio: se están probando nuevos sistemas de comunicaciones, nuevos tipos de drones y se están ensayando nuevas tácticas”, apuntó el militar. “El enemigo luchó y nos superó con tecnologías militares avanzadas”, admite, aunque recalca una vez más que Rusia volverá a la carga: “Cuando hayamos mejorado nuestras capacidades, llevaremos la conversación a nuestro idioma”.

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Dos de las voces más conocidas entre la élite ultra rusa, el empresario Yevgueni Prigozhin y el presidente checheno, Ramzán Kadírov, defendieron la decisión del alto mando ruso tras haber puesto en el punto de mira al cesado general Alexánder Lapin por las derrotas de los últimos meses. “¡No nos cansaremos y no dejaremos de golpear al enemigo!”, escribió Kadírov en sus redes sociales tras mostrar su apoyo “a la toma de una posición estratégica más ventajosa”.

En una línea similar se ha expresado el conocido corresponsal militar ruso Alexánder Sladkov. “Ayer fue un día duro, pero es una etapa de un largo viaje. Están por venir años de conflicto, habrá derrotas y victorias”, vaticinó en sus redes sociales. El analista recalcó que las tropas de Jersón llevaban sin hacer rotaciones desde prácticamente febrero y sus pérdidas de material “han sido importantes”. “Las pérdidas de personal se compensaron solo al comenzar la movilización [a finales de septiembre], pero debe entenderse que la calidad del entrenamiento de los movilizados, y lo diré con cuidado, ha sido pobre y no cumple los estándares de la guerra moderna”, admitió Sladkov.

El canal militarista TopWar, uno de los referentes del sector más militarista ruso, compartió una columna donde destacaba el golpe sufrido. “A falta de un éxito con la ocupación de grandes asentamientos y el avance en la ofensiva de invierno, los fracasos militares acumularán un descontento interno más grave que las sanciones”, escribía Boris Rozhin.

Detenciones

Con el avance del conflicto ha brotado un nuevo tipo de manifestantes. Un hombre fue detenido junto al Kremlin poco después de que el alto mando anunciase la rendición de Jersón. Según informa el canal Baza, se situó a la entrada de la Plaza Roja, enfrente de la torre Spásskaya, reconocible por su inconfundible reloj, con un cartel donde había escrito “Traidores, lo jodisteis todo”. El hombre fue llevado inmediatamente a comisaría, donde se abrieron dos procesos en su contra. Uno por violar la nueva ley que prohíbe desacreditar a las Fuerzas Armadas, cuyo castigo máximo puede alcanzar los 15 años de prisión en el caso más grave, y otro por participar en una manifestación no autorizada. En Rusia, incluso los piquetes individuales necesitan la aprobación de las autoridades, y muchos son vetados con la excusa del coronavirus.

La retirada de Jersón ha azuzado el irónico humor ruso. Uno de los memes virales precisamente bromeaba con que no hay escapatoria con las nuevas leyes rusas. “¿Apoyas la retirada de Jersón?”, encabezaba la imagen con dos flechas. El llevaba al artículo 280.1 del Código Penal, que castiga con la cárcel cualquier llamamiento público a la fragmentación del territorio ruso (Jersón fue anexionada formalmente hace algo más de un mes). El no, por su parte, implica ser juzgado por el artículo 280.3, el que persigue cualquier acción destinada a desacreditar al ejército.

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