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Gazprom sugiere a Alemania que podría enviarle gas por el ramal del Nord Stream 2 que no resultó dañado en el sabotaje

El Gobierno de Scholz paralizó el controvertido gasoducto, impulsado por Rusia y los anteriores cancilleres alemanes, unos días antes de que empezara la invasión rusa de Ucrania

Elena G. Sevillano
Planta Karsto en Rogaland, Noruega
Noruega ha desplegado al Ejército en sus instalaciones energéticas, como la planta petrolífera de Karsto en Rogaland, tras el sabotaje del gasoducto Nord Stream.CARINA JOHANSEN (EFE)

El misterio de las explosiones en los gasoductos rusos Nord Stream 1 y 2, consideradas un “sabotaje” por la UE, la OTAN y los gobiernos europeos afectados, suma un nuevo capítulo. Gazprom, el brazo energético del Kremlin, sugiere ahora a Alemania el envío de gas por el único de los cuatro ramales que no resultó dañado y que se corresponde con el nuevo gasoducto, el 2, que nunca llegó a ponerse en marcha porque el Gobierno alemán lo paralizó en vísperas de la invasión rusa de Ucrania. El sabotaje ha dejado completamente inutilizado el Nord Stream 1, el conducto por el que desde 2011 venía fluyendo el gas directamente desde Rusia hasta Alemania por el lecho del mar Báltico hasta que a principios de septiembre Rusia cortó el suministro alegando una avería.

El mensaje que parece estar enviando Moscú es: destruido el Nord Stream 1 (NS1), si Europa quiere volver a tener gas ruso va a tener que dar vía libre a la puesta en funcionamiento del Nord Stream 2 (NS2), un gasoducto en el que Rusia y varias empresas europeas han invertido más de 10.000 millones de euros y sobre el que Estados Unidos y varios países del este de Europa llevaban años alertando. Los anteriores cancilleres alemanes (Gerhard Schröder y Angela Merkel) habían impulsado el proyecto alegando que se trataba de un negocio privado. Más que una infraestructura, el NS2 se considera un arma geopolítica rusa con la que Moscú pretendía profundizar la dependencia energética alemana. El gasoducto protagonizó uno de los momentos más delicados de las relaciones diplomáticas entre Washington y Berlín cuando el primero impuso sanciones a los implicados en su construcción.

“Dado que el sabotaje evitó la línea B de Nord Stream 2, Gazprom ahora dice que podrá enviar gas a Alemania a través de esa línea, ya que las otras tres están afectadas. O sea, Alemania abre el Nord Stream 2 o cero gas ruso. ¡Qué casualidad!”, asegura Simone Tagliapietra, experto en energía del think tank Bruegel, en su cuenta de Twitter. El hecho de que las explosiones afectaran a los dos ramales del NS1 y a uno del NS2 es uno de los indicios que apunta a que Rusia podría estar detrás del sabotaje, según opinan expertos y analistas consultados por EL PAÍS. Moscú no solo niega la autoría, sino que acusa a Estados Unidos y la OTAN.

“Si se toma la decisión de iniciar las entregas a través de Nord Stream 2, el gas natural se bombeará en el gasoducto después de que se haya comprobado la integridad del sistema”, dice Gazprom en un comunicado con el que este lunes informa de que la presión en los dos gasoductos se ha estabilizado. Las autoridades danesas dieron por finalizadas las fugas de gas el domingo pero este lunes la Guardia Costera sueca informó de que todavía sale algo de gas del escape más pequeño detectado en el NS2, que aún produce un círculo burbujeante en la superficie de unos 15-20 metros de diámetro, según comprobó un avión a las seis de la tarde. La fuga principal, que llegó a medir unos 900 metros de diámetro, ya no se aprecia.

La semana pasada se localizaron dos fugas en cada gasoducto, dos en aguas territoriales danesas y dos en las suecas. Ninguno de los dos gasoductos estaba en servicio; el NS2 porque lo bloqueó Alemania cuando Moscú reconoció las autoproclamadas repúblicas separatistas de Donbás, y el NS1 porque Rusia fue reduciendo el suministro a lo largo del verano hasta que a principios de septiembre lo cortó del todo. Ambos estaban, sin embargo, llenos de gas.

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Moscú ha alimentado las teorías de que el culpable del ataque es Occidente porque Estados Unidos sale ganando con la destrucción de los gasoductos. Los expertos señalan que los indicios apuntan a un acto de guerra híbrida de Rusia. Los ataques han puesto sobre la mesa la vulnerabilidad de las infraestructuras clave europeas. La Unión Europea y la OTAN, que han prometido una respuesta contundente, han empezado a dar pasos para reforzar la seguridad en torno a sus activos energéticos. Noruega ha desplegado al Ejército en sus infraestructuras de gas y petróleo pese a que no tiene costa en el Báltico.

Suecia ha enviado este lunes a la zona una embarcación de rescate submarino para empezar la investigación de lo sucedido bajo el agua. La salida del gas lo había impedido hasta ahora. Sigue manteniéndose la prohibición de navegación en cinco millas náuticas alrededor de las fugas. La Fiscalía sueca ha informado de que considera la zona como la “escena de un delito”.

Alemania, que hasta hace unos meses dependía en un 55% del gas ruso, ha buscado proveedores alternativos de gas natural (Noruega sobre todo) y ha puesto en marcha de nuevo sus centrales de carbón para poder prescindir lo antes posible del hidrocarburo ruso. Sus reservas se encuentran al 92% de capacidad y el canciller, Olaf Scholz, ha asegurado que es suficiente para pasar el invierno. En los planes de Berlín no entra volver a comprar gas ruso, por lo que es probable que la oferta de Gazprom sea rechazada. La sugerencia de la gasista rusa se produce tras unas declaraciones del vice primer ministro ruso, Alexander Novak, en las que dijo que Nord Stream podría repararse con tiempo y dinero suficientes.


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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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