La UE busca una posición común ante la salida de refugiados rusos tras la movilización de Putin
Bruselas advierte de que no se puede dar cerrojazo a los solicitantes de asilo. Los países bálticos restringirán la concesión de visados
A medida que las autoridades rusas aumentan la convocatoria a civiles para enviarlos a combatir en Ucrania, se incrementa también el número de quienes buscan fórmulas para salir de Rusia. Las opciones, sin embargo, son cada vez más limitadas. Con los billetes de avión agotados a muchos destinos, o con su precio disparado; el tráfico terrestre desde Rusia se ha intensificado hacia los países con los que tiene lindes directas: Georgia ―con hasta 10 kilómetros de caravana―, Kazajistán, Mongolia y Finlandia. Pero los países bálticos mantienen sus fronteras cerradas a los turistas rusos e insisten en que no darán visados humanitarios o que los darán con cuentagotas. Mientras, el Gobierno alemán asegura que está dispuesto a acoger a los desertores de la movilización militar decretada por el presidente ruso, Vladímir Putin.
La Comision Europea busca una postura común frente al choque de posturas para abordar los casos de quienes huyen, pero advierte de que no se puede cerrar el paso con un rodillo a los solicitantes de asilo rusos. El control de fronteras es competencia de los Estados miembros, pero de acuerdo con el código Schengen, las autoridades europeas tienen obligación de estudiar las peticiones de asilo que presenten los ciudadanos rusos, ha recordado este jueves la Comisión Europea. “Cuando se trata de gente que llega a la UE y solicita protección internacional, se debe garantizar que se procese y estudie el caso”, ha recordado una portavoz del Ejecutivo comunitario, que ha definido la situación actual como “extraordinaria”.
En las fronteras de Rusia con Finlandia, que aún no ha bloqueado los visados turísticos Schengen, se ha visto un aumento de quienes quieren cruzar, según las autoridades finlandesas. El Gobierno de la socialdemócrata Sanna Marin ha informado de que prepara una solución para “limitar o prevenir por completo” el turismo de Rusia. Otro asunto son los solicitantes de asilo, dicen fuentes finlandesas. El ministro de Exteriores de Lituania, Gabrielius Landsbergis, ha asegurado que las solicitudes de refugio se evaluarán “de manera habitual” e “individualmente”. Sin embargo, Landsbergis ha precisado que el país, de 2,7 millones de habitantes, tiene capacidad limitada. Lituania “no tiene el propósito ni la capacidad de emitir visas por motivos humanitarios a todos los ciudadanos rusos que las soliciten”.
Las reglas europeas permiten rechazar la entrada por razones de “seguridad nacional u orden público”, ha explicado la portavoz de la Comisión Europea de Interior. La seguridad nacional es el argumento de los países bálticos, que han mostrado un férreo apoyo a Ucrania y llevan años alertando de la deriva autoritaria y de las campañas de interferencia y desestabilización del Kremlin.
“Muchos de los rusos que ahora huyen de Rusia debido a la movilización estaban a gusto con las matanzas de ucranios. No protestaron entonces, no es correcto considerarlos objetores de conciencia”, ha dicho el ministro de Exteriores de Letonia, Edgars Rinkevics. “Admitirlos supone riesgos de seguridad considerables”, ha añadido el letón en las redes sociales. El Gobierno de República Checa, que preside la UE este semestre, tampoco emitirá visados humanitarios a los rusos que huyen de la movilización.
Debilitar a Putin
La ministra del Interior de Alemania, Nancy Faeser, ha dicho que su país está abierto a recibir a quienes escapen de Rusia a causa de la movilización con la que Putin aspira a reclutar al menos 300.000 personas. “Cualquiera que se oponga valientemente al régimen de Putin y, por lo tanto, corra un gran peligro, puede solicitar asilo por persecución política”, ha dicho Faeser en una entrevista con el periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung. La ministra alemana se suma a las voces que no solo hablan del derecho humanitario, sino también de fórmulas para debilitar el régimen de Putin y su ofensiva contra Ucrania, que ha cumplido ya más de 200 días.
Los Veintisiete han mantenido una férrea unidad en su apoyo a Kiev y su condena a la guerra total lanzada por el Kremlin, pero si el número de personas que tratan de huir de Rusia se convierte en una marea, sobre todo terrestre, el abordaje del tema migratorio y de asilo puede causar fisuras. En las fronteras exteriores de la UE, ha recordado un alto funcionario comunitario, se aplica la ley europea y la convención de Ginebra, que establece que las personas que no participen directamente en las hostilidades —incluidos los miembros del Ejército que hayan depuesto las armas y quienes estén fuera de combate por enfermedad, detención o cualquier otra causa— serán tratadas con humanidad.
El Ejecutivo comunitario es consciente del dilema que tiene sobre la mesa. “Medio millón de rusos han abandonado el país desde el comienzo de esta invasión”, ha dicho el portavoz comunitario de Exteriores. “Estamos lidiando con esta situación y discutiendo cómo hacer lo mejor para mostrar nuestra solidaridad y también para garantizar la seguridad de los Estados miembros”, ha añadido.
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