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Gabriel Boric propone un plan global para resolver la crisis migratoria venezolana

En su primera presentación ante la prensa internacional, el nuevo presidente de Chile advierte que “los cambios profundos son lentos”. “Hay que actuar sin arrogancia”, dijo

El presidente de Chile, Gabriel Boric, durante la rueda de prensa con la prensa extranjera, este lunes en La Moneda.Foto: AFP | Vídeo: EFE
Federico Rivas Molina

Gabriel Boric quiere una solución regional para la migración venezolana. En la primera comparecencia ante los medios internacionales acreditados en Santiago, el nuevo presidente de Chile ha propuesto un sistema de cuotas migratorias inspirado en el modelo que la Unión Europea aplicó para recibir a los ciudadanos sirios que huían de la guerra. “Una crisis migratoria, en este caso de más seis millones de personas, sobre todo desde Venezuela, no puede recaer en un uno o un grupo de países. Tenemos que pensar en la solidaridad latinoamericana. Brasil, Uruguay, Paraguay, también Bolivia, tienen un rol que cumplir”, dijo Boric. El mandatario chileno pidió además desideologizar las organizaciones multilaterales latinoamericanas “para que las relaciones no cambien cuando cambian los Gobiernos”. Sin embargo, fue explícito en su apoyo a líderes regionales como Lula da Silva y el candidato a la presidencia de Colombia, Gustavo Petro. Su primer viaje al exterior será a Buenos Aires, donde lo recibirá su homólogo Alberto Fernández.

Chile recibió entre enero y julio de 2021 a unos 24.000 venezolanos en su frontera norte, contra 16.000 de todo 2020, según cifras de la Policía de Investigaciones. El número no se compara con el de, por ejemplo, Colombia (1,8 millones de migrantes desde 2018), pero Chile enfrenta una grave crisis humanitaria, con familias enteras que llegan exhaustas, a pie, a una zona desértica donde no encuentran alimentos ni agua. Allí chocan con una zanja cavada por el Gobierno del expresidente Sebastián Piñera. Los que logran pasar y sobreviven al desierto intentan llegar hasta la ciudad costera de Iquique, donde acampan en las plazas. Meses atrás, los vecinos de Iquique incendiaron colchones, ropa y tiendas de los recién llegados.

Boric dijo este lunes que pidió asesoramiento a Gobiernos europeos sobre “el sistema de cuotas” que aplicó ante el éxodo sirio. “Hemos pedido la opinión de mandatarios extranjeros respecto a eso. Lo tenemos que hablar multilateralmente, pero creo que es algo en lo que todos podríamos ganar, tanto los países como también los inmigrantes, que lo hacen en una situación de mucha desesperación. Muchas veces, al sobrecargarse todo en un solo país se ven en una situación muy difícil de inserción”, explicó.

La llegada de un Gobierno de izquierda a La Moneda tendrá impacto regional. Boric dijo que pretende desideologizar organizaciones como Unasur o el Grupo de Lima, “donde los países se agrupan por afinidades ideológicas y no sirven para unirnos”. “Conversamos con diferentes presidentes que es necesario que América Latina vuelva a tener una sola voz en el mundo, que hace mucho que la hemos perdido”. No ocultó, sin embargo, sus afinidades políticas. Boric dijo que sacará a Chile del Prosur, una alianza regional fundada en 2019 por los Gobiernos de derecha de entonces, entre ellos Colombia, Argentina, Brasil y Uruguay, y que sintió “alegría” con el resultado de las elecciones legislativas y primarias en Colombia, donde el candidato de la izquierda, Gustavo Petro, fue el más votado. “Y tenemos una coincidencia con Lula da Silva, con Dilma [Rousseff], con el MAS [Movimiento al Socialismo] en Bolivia”, agregó. Al mismo tiempo, no tuvo buenas palabras hacia el brasileño Jair Bolsonaro, uno de los grandes ausentes a la toma de posesión en Santiago. “Es para todos evidente que somos radicalmente distintos con Bolsonaro, pero eso no significa que hay que cortar relaciones con Brasil”.

Boric asumió la presidencia de Chile el viernes, en medio de una expectativa popular solo comparable a la que generó el presidente socialista Salvador Allende en la década del setenta. Manejar la ansiedad de un electorado que reclama cambios no será fácil para el nuevo Gobierno, con dirigentes surgidos al calor de las protestas callejeras de 2019 y todos muy jóvenes. Boric cumplió 36 años en febrero. “Toda generación piensa que su rol es cambiar el mundo, y yo creo que estamos construyendo sobre lo que estaba antes. Hay que entender que los cambios profundos son lentos, hay que actuar sin arrogancia”, dijo.

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El nuevo Gobierno avanzará en cambios en el sistema de pensiones, hoy en manos de empresas privadas, y en ampliar la gratuidad de los sistemas de salud y educativo. Necesita fondos, y por ello impulsará como primera medida una reforma tributaria que aumente los ingresos fiscales. Boric se comprometió a respetar el presupuesto heredado de la anterior Legislatura, que impone un duro corsé a cualquier intento de aumento del gasto. “No se puede tirar la casa por la ventana en medio de una crisis mundial. Tenemos que tener claro que los gastos permanentes se tienen que financiar con ingresos permanentes, porque sino es vender humo”, aclaró.

La reforma tributaria pretende elevar los ingresos fiscales hasta el 5% del PIB. El desafío ha quedado en manos del ministro de Hacienda, Mario Marcel, un socialista que fue hasta enero presidente del Banco Central con Piñera. Marcel tiene muy buena imagen entre los empresarios, y su figura ha generado algún resquemor en los sectores más a la izquierda de la alianza del nuevo Gobierno chileno, sobre todo en el Partido Comunista. Boric salió este martes en su defensa, negando que Marcel sea “un conservador”. “Es un progresista que no está para frenar las cosas, sino para hacerlas bien. Una reforma tiene que tener consenso, y le digo a los empresarios que esta no será una reforma antiempresarial, será para mejorar la distribución de los ingresos. A medida que logremos recaudar más podremos avanzar más con los cambios”, dijo Boric.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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