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Castillo elige a un político homófobo como hombre fuerte en su Gobierno

El presidente de Perú provoca que figuras relevantes como el economista Pedro Francke rechacen entrar en el nuevo Gobierno

El recién investido presidente peruano Pedro Castillo celebra con Guido Bellido luego de elegirlo como primer ministro de su Gobierno, durante una ceremonia simbólica de juramentación este jueves en la Pampa de la Quinua, en Ayucucho (Perú). En video, la ceremonia del presidente Pedro Castillo.Vídeo: FOTO | VIDEO: EFE
Juan Diego Quesada

El primer pulso entre las facciones radicales y moderadas que rodean a Pedro Castillo tiene un claro ganador. El presidente de Perú ha designado como primer ministro a Guido Bellido, un izquierdista muy cercano a Vladimir Cerrón, el dueño del partido marxista-leninista bajo cuyas siglas se presentó el mandatario a las elecciones. La izquierda moderada y urbana que también apoya a Castillo trató de poner en su lugar a alguien menos dogmático. El discurso de investidura del día anterior, donde se mostró conciliador, hacía pensar que Castillo designaría como hombre fuerte de su Gabinete a alguien con un perfil más moderado. No ha sido así.

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El nombramiento de Bellido descarta la presencia en el Gobierno de importantes figuras como Pedro Francke, un economista reputado que estaba llamado a ser ministro de Economía. Su cercanía a Castillo después de las elecciones calmó a los mercados. Franke se reunió con las embajadas y los empresarios para asegurarles que Perú no expropiaría empresas ni estatizaría su economía, como había insinuado Castillo en campaña. Era la figura más sólida del futuro gabinete de Castillo. Sin embargo, la elección de un radical como Bellido lo ha echado para atrás. Francke, a horas de su nombramiento, ha renunciado a asumir el cargo.

Francke no es el único que se ha mostrado disgustado con el primer paso de Castillo. Otras dos figuras importantes del entorno más moderado han expresado su desacuerdo. Julio Arbizu y Ronald Gamarra, dos juristas reconocidos que defendieron a Castillo de las acusaciones de fraude electoral que vertió sobre él Keiko Fujimori, dijeron que este movimiento inicial es una mala jugada del presidente. “Primer error grave del Gobierno, nombrar como premier a una persona que en lugar de afirmar alianzas y consensos conseguidos los espanta. Esto más allá de las declaraciones homofóbicas que acabo de leer y son inaceptables. Espero que se recapacite el rumbo tomado”, escribió Arbizu en Twitter. “Mal, presidente Castillo”, añadió Gamarra.

La hemeroteca no es nada amable con Bellido. Ha declarado a los medios que no considera que Cuba sea una dictadura ni que Sendero Luminoso merezca el apelativo de terrorista. Apenas tiene experiencia en puestos de responsabilidad ni se le conocen más méritos políticos que ejercer cargos intermedios dentro del partido. El de Bellido es un perfil muy discreto. Todo lo contrario que en sus redes sociales. En Twitter y Facebook a menudo ha escrito mensajes homófobos y misóginos.

Durante la campaña, Bellido se ha opuesto a la izquierda más centrada que representan políticos como Verónika Mendoza o el propio Francke, dos aliados que moderaron el discurso de Castillo en la segunda vuelta, cuando necesitaba de una mayoría más amplía para asegurarse la victoria. Este grupo, con más contactos en Lima y más experiencia en los círculos de poder, suavizó posturas homófobas y conservadoras en temas sociales con las que había iniciado su andadura política el profesor de escuela. Era claro que tarde o temprano, los de un lado y otro, iban a chocar a la hora de repartirse las cuotas de poder.

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El primer gran nombramiento ha generado un terremoto en el entorno del presidente. Es más, ha paralizado el Gobierno. Castillo había marcado las 20.30 del jueves como el momento en el que iba a anunciar el nombre de sus ministros. Ese era el momento en el que su proyecto se iba a poner en marcha. Dos horas y media después, con todo el país en vilo, todavía no se había tomado la decisión. Las televisiones emiten en directo desde el lugar donde va a celebrarse la ceremonia, el Gran Teatro Nacional de Lima. Muestran un estrado vacío, con una mesa en medio sobre la que hay posada una Biblia, dos velas y un crucifijo. Las herramientas para el juramento están. Lo que faltan son los ministros.

La discusión sobre el candidato idóneo para ser primer ministro ha sido larga. En los últimos días sonó el nombre de Roger Nájar, otro político de la máxima confianza de Cerrón. Sus problemas con la justicia por el impago de la pensión de su hija, que tuvo con una adolescente de 14 años cuando él tenía 30, le cerraron el paso. Una veintena de mujeres congresistas le mandaron a Castillo una carta en la que le desaconsejaban poner en un puesto tan alto a alguien que no respeta el derecho de los menores. Aun así cundió la sensación de que el presidente optaría por Nájar. Finalmente, sin que nadie lo esperase, el elegido fue Bellido, un mando intermedio de Perú Libre como secretario general en Cusco. Castillo lo nombró en Ayacucho, a donde había ido para celebrar una segunda investidura en el interior del país, esta vez de manera simbólica.

Castillo es un invitado en Perú Libre, un partido regionalista sin fuerza en la capital. Sus miembros consideran que han sido ellos los que han impulsado al profesor de escuela hasta la presidencia. Llegado este momento, exigen sus cuotas de poder. La primera le ha sido concedida. El profesor ha asegurado que él es quien manda en el Gobierno, sin ningún tipo de injerencia, y ha respondido molesto cuando le han sugerido que Cerrón tomará decisiones en la sombra. “No estará ni de portero”, dijo una vez Castillo sobre él. Pero la realidad es que Cerrón, alguien que de vez en cuando habla de sí mismo en tercera persona en Twitter, controla a la mitad de los congresistas elegidos. Castillo debe entenderse con él para asegurar la estabilidad de su bancada.

La lista final de ministros mostrará qué facción ha ganado más poder dentro del Gobierno. El tira y afloja entre moderados y radicales continúa.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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