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La casa real británica expresa su preocupación por las acusaciones de racismo de Enrique y Meghan

Buckingham cede ante las abundantes presiones y responde a la entrevista de los duques de Sussex con Oprah Winfrey

Rafa de Miguel
Entrevista Enrique y Meghan
La reina Isabel II, el pasado julio, en el castillo de Windsor.CHRIS JACKSON (AFP)

La presión ha resultado insoportable, e Isabel II ha tenido que saltarse su costumbre inveterada de ignorar toda polémica aireada en los medios. El palacio de Buckingham ha expresado este martes su “preocupación” ante las acusaciones de racismo vertidas por Meghan Markle y el príncipe Enrique en su entrevista con la periodista estadounidense Oprah Winfrey, y ha prometido que el asunto será tratado “privadamente por la familia”. La crisis desatada en la monarquía ha dividido generacional e ideológicamente a los británicos y provocado un duro golpe a la reputación de la institución.

Los duques de Sussex aseguraron que un miembro de la familia real expresó su temor a que el bebé que la pareja esperaba —hoy el pequeño Archie, de un año de edad— tuviera un tono de piel demasiado oscuro. Las declaraciones pusieron a la casa de los Windsor en el ojo del huracán y provocaron una enorme división en la sociedad británica entre los que exigían una contundente aclaración de lo sucedido y los que acusaban a Markle de haber inflado con malicia una anécdota.

Un portavoz del palacio de Buckingham ha declarado: “Toda la familia ha mostrado su tristeza al conocer en toda su amplitud lo desafiantes que resultaron los últimos años para Enrique y Meghan. Los asuntos suscitados, en particular el relativo a la raza, son muy preocupantes. Aunque los recuerdos sobre lo ocurrido pueden variar, nos los tomamos muy en serio y serán abordados por la familia de modo privado. Enrique, Meghan y Archie siempre serán miembros muy queridos de esta familia”.

En vídeo, las declaraciones de Enrique de Inglaterra sobre las preocupaciones en el palacio de Buckingham sobre la raza de su hijo Archie.Vídeo: TOLGA AKMEN (AFP) | REUTERS

La casa real británica intentaba de este modo rebajar la presión de las últimas horas, no solo en el Reino Unido sino en todo el mundo. La opinión pública de Estados Unidos, donde la entrevista se emitió un día antes, ha respaldado mayoritariamente a los duques de Sussex y ha respondido con irritación a las acusaciones de racismo. En algunos países de la Commonwealth (comunidad de naciones liderada por el Reino Unido) han surgido voces que replantean la relación con la corona británica. Y la propia sociedad británica se ha dividido al respecto. La encuesta exprés realizada por YouGov refleja que un 32% de los ciudadanos cree que el príncipe Enrique y Meghan Markle han sido bien tratados por la familia real, frente a otro 32% que opina lo contrario. Lo alarmante es que, entre los encuestados de 18 a 24 años, es un 61% el que se expresa a favor de la pareja. Prácticamente a la inversa de lo que sucede con los mayores de 65 años. Una clara muestra de que la ruptura provocada por los duques de Sussex ha sacado a la luz una división no solo ideológica sino también generacional en torno a la monarquía. Solo la reina Isabel II, de 94 años, retiene una popularidad que el resto de miembros de la familia real han ido perdiendo.

El diario The Times aseguraba este lunes que el equipo de comunicación del palacio de Buckingham propuso a la reina que respondiera cuanto antes al incidente con una declaración conciliadora. La monarca, según el periódico, se resistió a ceder a las prisas y pidió más tiempo para reflexionar sobre el asunto. No pudo aguantar más allá de unas pocas horas ante un asunto que ha monopolizado el debate público y la información en los medios.

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Las próximas horas serán decisivas para comprobar si la respuesta del palacio de Buckingham resulta suficiente para templar los ánimos. La oposición laborista ha reclamado una investigación pública sobre unos presuntos episodios de racismo que “no tienen cabida en el Reino Unido del siglo XXI”. “Todo esto está por encima de la familia real. Llevamos muchos años mirando para otro lado ante estos asuntos”, afirmó el lunes el líder de la oposición, Keir Starmer. El primer ministro, Boris Johnson, evitó en un primer momento entrar en la polémica. “Siento la mayor de las admiraciones hacia la reina y por su papel unificador del país”, decía Johnson este lunes. “En lo que se refiere a otros asuntos de la familia real, llevo mucho tiempo sin comentarlos y no pienso desviarme de esa posición”. Sin embargo, en las últimas horas se incrementaba el malestar en las filas conservadoras y Downing Street ha permitido, sin hacer nada por reprobarlos, que algunos de los cargos del Gobierno se desfogaran. “La bomba no ha caído sobre el palacio de Buckingham, sino sobre la familia de Enrique. Enrique está haciendo que estalle toda su familia”, escribió en Twitter el secretario de Estado de Medio Ambiente, Zac Goldsmith.

La primera víctima de los Sussex

El periodista y presentador Piers Morgan lleva años de guerra declarada a Meghan Markle. Educado en la escuela de los tabloides amarillistas del magnate de los medios Rupert Murdoch, ha sabido reinventarse en los últimos años como una figura popular al frente del programa Good Morning Britain de la cadena ITV. Desde esa plataforma, era habitual que lanzara improperios y soflamas contra los duques de Sussex, en especial contra Markle. El lunes, después de que la entrevista con Oprah Winfrey fuera emitida en Estados Unidos, Morgan acusó a la pareja de haber “arrojado basura contra la monarquía”. Ofcom, el organismo británico que regula las televisiones, llegó a recibir más de 40.000 quejas de espectadores por el tono vitriólico del presentador. Un comunicado público de ITV ha anunciado este mismo martes que Morgan “había decidido que era el momento de abandonar el programa. La cadena ha aceptado su decisión. No hay nada más que añadir”.


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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.

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