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El opositor Navalni demanda al portavoz del Kremlin por decir que “recibía instrucciones” de la CIA

El abogado y ‘bloguero’ anticorrupción afirmó que Putin está detrás de su envenenamiento y Dmitri Peskov respondió acusándole de colaborar con la inteligencia de EE UU

Alexéi Navalni sentado en un banco en Berlín en una imagen de su instagram publicada el pasado 23 de septiembre.
Alexéi Navalni sentado en un banco en Berlín en una imagen de su instagram publicada el pasado 23 de septiembre.AFP
María R. Sahuquillo

El opositor ruso Alexéi Navalni ha demandado a Dmitri Peskov, el portavoz del presidente ruso, Vladímir Putin, y una de sus personas más cercanas, por acusarle de “recibir instrucciones” de la CIA. El abogado y bloguero anticorrupción, uno de los críticos contra el Kremlin más sonoros en Occidente, acusó a Putin de estar tras el envenenamiento el pasado agosto con una neurotoxina del grupo Novichok que casi le cuesta la vida. Una declaración “infundada e inaceptable”, según Peskov, que respondió acusando a Navalni de colaborar con los servicios de inteligencia de Estados Unidos. El opositor sigue en Alemania, donde fue trasladado tras la intoxicación y continúa recuperándose.

“Considerando que los especialistas de la CIA trabajan con el paciente, todo lo que él expresa es lo que esta organización pone en su boca”, comentó hace unas semanas el portavoz del Kremlin, según recogió la agencia estatal Tass. “No es la primera vez que le dan alguna instrucción. Las instrucciones que recibe el paciente son obvias. Esa línea de comportamiento la vimos más de una vez. Aquí no hay nada que ocultar”, añadió.

La demanda presentada por Navalni en un tribunal de Moscú dice que Peskov “difundió información que no se corresponde con la realidad” y atenta contra la “dignidad, honor y reputación empresarial” del opositor, que no pide compensación económica sino una retractación pública.

Peskov, en Moscú el pasado diciembre.
Peskov, en Moscú el pasado diciembre.EVGENIA NOVOZHENINA (Reuters)

Navalni empezó a sentirse enfermo el pasado 20 de agosto en un vuelo de Tomsk a Moscú, que tuvo que aterrizar de emergencia en la ciudad de Omsk. Allí fue hospitalizado y retenido contra la voluntad de sus familiares, que ya sospechaban que había sido envenenado y reclamaban trasladarle a Alemania para poder tratarle. Tras las fuertes presiones diplomáticas, en las que se llegó a involucrar la canciller alemana, Angela Merkel, y la esposa de Navalni, Yulia Naválnaya, reclamó a Putin su traslado y las autoridades rusas accedieron.

Tras su llegada a Alemania, los científicos de los laboratorios militares alemanes indicaron que el opositor había sido envenenado con un agente nervioso de la familia Novichok, del mismo tipo que se usó contra el exespía ruso Serguéi Skripal en el Reino Unido en 2018, hallazgos que confirmaron científicos de Francia, Suecia y la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas. El caso Skripal, que apunta directamente a la inteligencia militar rusa (GRU, por sus siglas en ruso), desembocó en una catarata de sanciones contra Rusia. Hace un mes, la Unión Europea aprobó otro paquete de sanciones contra miembros del círculo más cercano de Putin, entre ellos el director del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB).

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La UE sostiene que el envenenamiento con esa neurotoxina, que solo pudo producirse en un laboratorio gubernamental de alta seguridad, que además si era antigua debía custodiarla o destruirla, no pudo haberse realizado sin el conocimiento de la inteligencia rusa, que además había estado siguiendo al opositor.

Moscú niega rotundamente cualquier insinuación sobre su participación en el envenenamiento, por el que Navalni estuvo en coma tres semanas. El Kremlin ha cambiado sus teorías: al principio señaló que el opositor había sido víctima de un trastorno metabólico y que padecía pancreatitis. La semana pasada, el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, aseguró que Navalni pudo ser envenenado por Occidente en el avión que le trasladó a Berlín. En respuesta a las sanciones de la UE por este caso, el Kremlin ha aprobado medidas “simétricas” contra altos funcionarios franceses y alemanes cuyos nombres y cargos aún no ha hecho públicos.

Navalni se ha mostrado convencido de que el líder ruso está detrás del ataque con Novichok. Afirma que solo los jefes de las tres agencias de inteligencia rusas pudieron dar la orden de usarlo. “Una decisión así no se puede tomar sin la orden de Putin”, dijo Navalni en una entrevista con Der Spiegel.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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