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El presidente de Sudán declara el estado de emergencia durante un año y disuelve el Gobierno

El anuncio de Al Bashir llega tras dos meses de protestas para pedir su renuncia del poder, que ostenta desde 1989

El presidente sudanés, Omar al Bashir, este viernes en el palacio presidencial, en Jartum.
El presidente sudanés, Omar al Bashir, este viernes en el palacio presidencial, en Jartum.Mohamed Abuamrain (AP)

El presidente de Sudán, Omar al Bashir, ha anunciado este viernes la disolución del Gobierno central y ha declarado el estado de emergencia durante un año tras las protestas de los movimientos antigubernamentales iniciadas el pasado diciembre para pedir su renuncia del poder, que ostenta desde 1989. "Anuncio la imposición del estado de emergencia en todo el país durante un año y la disolución del Gobierno de Consenso Nacional y la disolución de los Gobiernos de los estados", ha afirmado el líder sudanés en un discurso a la nación desde el palacio presidencial en Jartum, la capital del país.

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En 20 minutos de alocución, Al Bashir enumeró una serie de puntos para iniciar el cambio. La formación del nuevo Gobierno, a la que no puso fecha, se realizará en el marco de "un proceso de diálogo", en un aparente llamamiento a la oposición para que participe. Estas medidas son una preparación del "escenario político para llevar a cabo la armonía y la unidad, y todas las medidas necesarias para realizar el sueño de nuestro pueblo, el renacimiento y la reconstrucción", aseguró.

Además, pidió al Parlamento sudanés posponer las enmiendas constitucionales que permitirían a Al Bashir ser candidato para los comicios previstos para abril de 2020. "Pido al Parlamento que posponga la revisión de las enmiendas constitucionales propuestas para abrir las puertas a enriquecer la vida política, el diálogo y las iniciativas nacionales", apuntó. El 16 de febrero, el Parlamento sudanés ya pospuso la reunión del comité para esas enmiendas constitucionales. Según la Constitución, Al Bashir no podría participar en los siguientes comicios dado que solo puede estar en el poder durante dos mandatos, que finalizan el año próximo.

Las protestas, que sacuden Sudán desde el pasado 19 de diciembre, comenzaron por la carestía de los productos básicos, pero pronto se convirtieron en marchas antigubernamentales en las que se exigía la renuncia del mandatario, en el poder desde hace tres décadas por un golpe de Estado. La Asociación de Profesionales de Sudán, que aglutina a sindicatos opositores, y otros grupos de trabajadores y estudiantes, así como la oposición, lidera las protestas desde su inicio y este viernes llamó a todos los ciudadanos a salir a las calles para manifestarse de nuevo diciendo que "el régimen está colapsado".

Al Bashir pidió "activar el papel de los jóvenes" con el fin de "escucharles e integrarles en la construcción de la patria con los mecanismos adecuados", pues "la mayoría de ellos no son parte de organismos o fuerzas políticas que están en el escenario actual". Pero la asociación de profesionales reaccionó en su cuenta de Twitter: "El discurso de Al Bashir no nos interesa. Es el segundo de la salvación. Nuestro único objetivo es la caída del régimen y entregar la autoridad a un Gobierno nacional inmediatamente". Asimismo, destacó que no se van a retirar de las calles "hasta que se cumplan los puntos" de sus demandas. El primero de ellos es "la retirada de Omar al Bashir y su régimen sin condiciones".

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El líder sudanés ha afirmado reiteradamente que no dejará la presidencia y que los cambios solo pueden llegar mediante las elecciones. De hecho, ha criticado el movimiento comparándolo con la primavera árabe, que a principios de 2011 sacudió varios países del norte de África y Oriente Medio y que consiguió derrocar a algunos de sus mandatarios. Desde el comienzo de las manifestaciones, cientos de personas han sido arrestadas, entre ellas líderes opositores, y al menos 31 han muerto, según el último recuento oficial, mientras que los activistas y organizaciones de derechos humanos cifran en unos 50 los fallecidos en la represión violenta de las protestas.

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