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Una ofensiva aérea de Francia frena el avance de rebeldes en Chad

París afirma que el Gobierno de Déby pidió ayuda frente a la amenaza a la capital de un grupo armado

José Naranjo
El presidente francés, Emmanuel Macron, recibe en París a su homólogo chadiano, Idriss Déby, el pasado 29 de mayo.
El presidente francés, Emmanuel Macron, recibe en París a su homólogo chadiano, Idriss Déby, el pasado 29 de mayo.Philippe Wojazer (REUTERS)

Francia ha vuelto a intervenir militarmente en Chad. Durante tres días, entre el 3 y 6 de febrero, aviones Mirage 2000 franceses bombardearon una columna de rebeldes pertenecientes a la Unión de Fuerzas de la Resistencia (UFR) que había penetrado a finales de enero en suelo chadiano desde Libia con el objetivo de llegar a la capital, Yamena. Tras el ataque, que logró destruir decenas de vehículos, el Ejército chadiano aseguró este sábado haber frenado el avance de la UFR y haber detenido a 250 guerrilleros, entre ellos a cuatro de sus principales jefes.

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Esta ofensiva se enmarca en las excelentes relaciones entre París y Yamena, toda vez que el presidente chadiano, Idris Déby, se ha convertido en aliado indispensable para la política exterior de París en África central. No solo soldados chadianos lucharon codo a codo con los franceses en Malí durante la Operación Serval lanzada en 2013 sino que el cuartel general de Barkhane, el dispositivo militar francés contra el yihadismo en el Sahel que cuenta con unos 4.500 efectivos sobre el terreno, se encuentra en Yamena. Ya en 2006 y 2008 los rebeldes pusieron contra las cuerdas a Déby, llegando incluso hasta la capital, y entonces Francia le prestó un apoyo militar clave para mantenerse en el poder.

Sin embargo, el ataque ha recibido numerosas críticas al considerarse una injerencia sin sustento legal que no entra dentro de las atribuciones de Barkhane. “Francia está sosteniendo a un dictador que oprime al pueblo chadiano”, manifestó en una entrevista a TV5 Abdelkerim Koundougoumi, conocido activista de derechos humanos chadiano exiliado en Francia. Frente a estas críticas, el Gobierno francés asegura haber reaccionado a una llamada de auxilio de un aliado y que se cumplió el trámite de informar al Parlamento, recogido por el artículo 35 de la Constitución gala.

Los bombardeos comenzaron el pasado 3 de febrero y tuvieron lugar entre las regiones de Tibesti y Ennedi, en el norte del país, después de que una columna de pick-ups con hombres fuertemente armados penetrara hasta 400 kilómetros en el interior de Chad. Según el coronel Azem Bermendoa Agouna, portavoz del Ejército, “las fronteras están ahora bajo control”. Tras los ataques, en los que también participó la aviación chadiana, tropas terrestres chadianas detuvieron a 250 miembros de la UFR que se rindieron, tras lo cual se hicieron con una veintena de vehículos, cientos de armas y gran cantidad de munición, incautándose también de "documentos comprometedores" según un comunicado hecho público este sábado.

Las intervenciones militares francesas han sido una constante en Chad desde su independencia. En los años 60 y 70, París estuvo al lado del Gobierno en su lucha contra el Frente de Liberación Nacional (Frolinat). En 1986, el Elíseo puso en marcha la Operación Epérvier que sirvió para sostener al sanguinario dictador Hissène Habré y cuatro años más tarde apoyó al líder rebelde que lo derrocó, el actual presidente chadiano, Idris Déby. En 2006 y 2008 el Ejército francés ya acudió para impedir su caída. El régimen de Déby, que lleva 28 años en el poder, ha sido denunciado por asociaciones internacionales por su falta de libertades y violaciones de los derechos humanos.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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