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Bruselas propondrá la desaparición del cambio de hora en la UE

La medida debe ser aprobada por la Eurocámara y los Estados miembros y no llegará antes de 2020

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.Vídeo: REUTERS
Álvaro Sánchez

La Comisión Europea pasa a la acción tras años de debate en las calles sobre el ritual de atrasar y adelantar los relojes dos veces al año. Bruselas ha informado este viernes de que propondrá la supresión del cambio de hora en el conjunto de la UE. El gesto atiende la demanda de la abrumadora mayoría favorable a su eliminación: un 84% de los votantes en la encuesta realizada por el Ejecutivo comunitario a través de Internet entre comienzos de julio y mediados de agosto se ha mostrado partidaria de contar con un horario fijo. Las leyes actuales obligan a los Veintiocho a adelantar una hora los relojes el último domingo de marzo y retrasarla el último domingo de octubre. En su lugar, la Comisión planteará a los Estados miembros mantener el mismo horario todo el año. Solo en dos países, Chipre y Grecia, ha vencido la opción de seguir con el cambio de hora, aunque ello no implica que queden fuera de la reforma.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha sido el primero en adelantar esta mañana la intención de Bruselas de escuchar la voluntad ciudadana. "La gente quiere que se haga, así que lo haremos", ha dicho el luxemburgués a la televisión alemana ZDF. Juncker ha señalado que propondrán mantener el horario de verano, pero su equipo ha matizado que sea cuál sea la recomendación, la decisión final de adoptar el horario de verano o el de invierno corresponderá a cada país.

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Las competencias sobre en qué zona horaria situarse son nacionales, aunque en la capital comunitaria confían en que las cancillerías no opten por la vía unilateral, y esperan que respeten el mapa horario continental alterando lo menos posible la relativa cohesión horaria, sobre todo con sus vecinos. El objetivo es que exista un marco común para no perturbar el funcionamiento del mercado interior. La mayoría de los consultados se decanta por el horario de verano. Y únicamente los votantes de cuatro países: Finlandia, Holanda, Dinamarca y República Checa, han sido favorables a mantener el de invierno de forma permanente.

De aprobarse la reforma, todos los países europeos estarían obligados a no cambiar la hora durante el año, pero son libres de fijar el huso horario que estimen oportuno. En España, que comparte horario con países tan lejanos como Polonia o Suecia, el debate sobre situarse en el huso del Meridiano de Greenwich junto a Reino Unido, Portugal e Irlanda retrasando el reloj una hora, está sobre la mesa. "Quizá España tiene que estar en otro huso horario. Francamente, no lo sé. Demos la oportunidad al Parlamento Europeo a ver si es capaz de encontrar un común denominador entre países que están en situaciones geográficas tan diferentes", ha expresado este viernes el ministro de Exteriores, Josep Borrell.

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Bruselas no estaba obligada a hacer caso del resultado del sondeo, dado que no era vinculante. Pero ha elegido tomar posición junto a la mayoría de los 4,6 millones de votantes. Un récord absoluto de participación respecto a anteriores encuestas que da buena muestra del interés que genera el asunto entre los europeos. Ese clamor ha sido particularmente elevado en Alemania, el país donde más se ha votado: casi un 4% de la población germana se ha pronunciado al respecto —en el conjunto de la UE han sido el 0,89%—, la mayoría contra el cambio de hora. Ello supone que dos de cada tres votos vienen del Estado más grande de la UE. Los españoles han estado en cambio entre los menos participativos —el 0,19% de la población—, en el puesto 22 de los 28 países de la UE, si bien ha sido uno de los que ha registrado más unanimidad: el 93% de los votantes eligió eliminar el cambio de hora, solo por detrás de Polonia y Finlandia.

La propuesta tendrá que superar el camino habitual para su aprobación. Los Estados miembros deben dar su visto bueno por mayoría, y la Eurocámara, que ya se ha manifestado a favor de la abolición, ha de ratificar la modificación legislativa. La comisaria europea de Transporte, Violeta Bulc, calcula que si el trámite avanza sin trabas, podría entrar en vigor entre 2020 y 2021, pero ha aclarado que la fecha es una mera hipótesis. Por tanto, no habrá modificaciones a corto plazo, este otoño se mantendrá el cambio de hora: el 28 de octubre a las tres de la mañana serán las dos. Y lo mismo sucederá, pero a la inversa, a finales de marzo de 2019.

"Es una cuestión que va a afectar a las empresas, debemos tomar el tema en serio y ser prudentes", ha afirmado la comisaria Bulc a un grupo de periodistas en la localidad de Genval, un idílico pueblo valón emplazado a orillas de un lago, centro ocasional de reuniones al más alto nivel, y el lugar donde los responsables de la Comisión Europea han tratado el asunto durante un seminario informal. "A veces necesitas revisar la legislación y decir 'el rey está desnudo', esto ya no es útil para la gente", ha añadido Bulc.

Bruselas ha recabado la opinión de las capitales preguntando a los ministros del ramo sobre el tema. Según fuentes comunitarias, siete países de los Veintiocho han dado ya su visto bueno a eliminar el cambio de hora. El resto aún no ha respondido, ni a favor ni en contra. La negociación se antoja todavía larga. Finlandia, el país más septentrional de la UE, ha estado entre los principales promotores de cambiar la directiva desde hace años, pero su intención es mantener el horario de invierno, por lo que la transición al de verano podría no ser unánime.

La consulta no solo preguntaba si se deseaba la anulación del cambio de hora. También permitía expresar por escrito opiniones y dar ideas. El mensaje que los votantes han enviado a las instituciones ha sido contundente, y a tenor de las respuestas, va más allá del mero capricho personal: el 76% considera que el cambio de hora tiene un impacto negativo en su vida. Los informes recabados por Bruselas advierten de que sus efectos podrían ser peores de los que se temía en un inicio, principalmente en forma de cansancio, problemas de sueño o falta de concentración.

Hasta ahora, el cambio de hora se defendía como la mejor forma de aprovechar la disponibilidad de luz diurna. El ahorro de energía, una mayor seguridad vial, contar con más tiempo para el ocio antes de que se haga de noche o simplemente la equiparación con los países vecinos y principales socios comerciales aparecían como sus grandes ventajas. Sin embargo, Bruselas cree que no todas ellas están convenientemente demostradas.

En la UE conviven tres husos horarios. El de Europa Occidental, del que forman parte Reino Unido, Portugal e Irlanda. El de Europa Central, con países como España, Alemania o Italia. Y el Oriental, con Grecia, Finlandia o Rumanía.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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