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El Bazar de Teherán hace huelga en protesta por la devaluación del rial

La moneda iraní ha perdido un 80% de su valor en el último año víctima de la mala gestión y la salida de EE UU del acuerdo nuclear

Decenas de iraníes protestan este lunes en Teherán.
Decenas de iraníes protestan este lunes en Teherán.ATTA KENARE (AFP)

Los comerciantes del Gran Bazar de Teherán han echado el cierre este lunes en protesta por la grave depreciación de la moneda iraní y la inestabilidad del mercado. La inusual huelga, precedida la víspera por un gesto similar en dos grandes centros de venta de móviles y aparatos electrónicos de la capital, también ha tenido eco en otras ciudades como Karaj, Shahriar, e incluso en Bandar Abbas, el principal puerto iraní del golfo Pérsico. La policía ha disuelto los intentos de manifestación.

“Quienes tienen un artículo, prefieren esperar para venderlo [a mayor precio] porque si lo venden, no pueden reponerlo [con lo que han cobrado]. Los bazaríes de los distintos gremios están indignados”, ha explicado Ahmad Karimi Esfahaní, secretario de las Asociaciones Islámicas del Bazar de Teherán. “Las autoridades no actúan con sinceridad. Un porcentaje de los problemas se debe a la salida de EE UU del acuerdo nuclear, pero hace años que arrastramos esta crisis económica”, ha añadido.

El malestar se ha desbordado después de que el rial cayera el domingo hasta ser necesarios 90.000 para comprar un dólar y 110.000 para un euro. Los comerciantes se han manifestado por las calles adyacentes al Bazar, pero los antidisturbios les han disuelto con gases lacrimógenos. Algunos observadores ven la mano de la oposición ultraconservadora que, como ya hiciera en las protestas del pasado enero, intenta explotar la crisis para debilitar al Gobierno. De hecho, ha llamado la atención la cobertura de las acciones de hoy por parte de los medios ultras que normalmente obvian cualquier disensión. También alientan esas sospechas declaraciones como las del general Rahim Safavi, un asesor del líder supremo, según el cual “parece que el país sin gobierno se gobierna mejor".

El abandono por parte de EE UU del Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC, nombre oficial del acuerdo) ha agravado la tradicional mala gestión de las autoridades iraníes. En el último año, el rial ha perdido casi el 80 % de su valor frente a las principales divisas, lo que ha desencadenado una salida constante de capitales. En un intento de frenar el derrumbe, el Banco Central prohibió en abril la libre compraventa de moneda extranjera y fijó un cambio oficial de 42.520 ríales para el dólar, que sólo se destina a la importación de productos básicos. Después, el Ministerio de Comercio ha prohibido la importación de 1.400 artículos para reducir el gasto de divisas y apoyar a los productores iraníes.

Muchos expertos, como Abbas Abdi, opinan que este tipo de medidas sólo alientan la corrupción y la concentración del comercio en manos de quienes reciben autorizaciones excepcionales para adquirir divisas a través de canales opacos.

Saeid, propietario de una planta de alimentos de ganado, explica la grave situación que afrontan los pequeños empresarios como él; “La mayor parte de la materia prima se importa, pero no tenemos acceso al tipo de cambio oficial, ni permiten que las granjas suban el precio de sus productos”. De seguir así las cosas, teme que tendrá que despedir a varios de sus empleados.

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Esa sensación de inseguridad ante el futuro se extiende a todos los sectores económicos y las reacciones del Gobierno están generando más inquietud que otra cosa. “Estaba en una reunión con el señor Seif [Valiolah Seif, gobernador del Banco Central] y le pregunté por su plan para salir de esta crisis de divisas. Me contestó que no sabía qué hacer”, ha declarado Mohammad Mehdi Behkish, miembro de la Cámara de Comercio de Irán.

Los medios locales y algunos diputados han especulado en los últimos días con una posible moción de censura contra el presidente Hassan Rohaní por incompetencia. Su jefe de gabinete, Mahmud Vaezi, niega tal posibilidad porque asegura que no hay cuórum para ello. “No piensen que si Rohani se va y lo sustituyen los principalistas, ellos van a tener éxito”, ha advertido, por su parte, el ministro de Exteriores, Mohammad Javad Zarif.

Aunque las autoridades atribuyen la caída libre del rial a un efecto psicológico, no logran convencer a los iraníes de que dejen de convertir sus ahorros en divisas, oro o ladrillo. Mientras, el creciente empobrecimiento aumenta el riesgo de enfrentamientos en la sociedad iraní. No está claro sin embargo hasta qué punto las protestas de los últimos meses son fruto de la indignación pública o de las rivalidades internas de las élites dirigentes.

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