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Un candidato a alcalde promete en Facebook congelar un lago y llenar Managua con elefantes

Tras diez años de control sandinista sobre el sistema electoral y acusaciones de fraude, Nicaragua enfrenta las elecciones más hilarantes

Carlos S. Maldonado
Ariel Montoya, en una foto de su perfil oficial de Facebook.
Ariel Montoya, en una foto de su perfil oficial de Facebook.

Congelar el lago de Managua, con una extensión de más de 1.000 kilómetros cuadrados, es la propuesta que ha hecho popular en las redes sociales a Ariel Montoya, candidato a alcalde de Managua por un partido venido a menos, que juega el papel de comparsa en unas elecciones municipales sin credibilidad, llenas de vicios y en las que el oficialista Frente Sandinista, el partido del presidente Daniel Ortega, participa con ventaja. Montoya también ha ofrecido llenar Managua con 400 elefantes, “fumigar a los zancudos de todas las especies” y limpiar la capital “de alimañas y sabandijas”. Más allá de las carcajadas provocadas por sus propuestas de campaña, la candidatura de Montoya es una muestra de la vulgarización de la política tras diez años de gobierno de Ortega en Nicaragua.

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Montoya, candidato de Alianza por la República (APRE) –organización que en las elecciones municipales de 2012 obtuvo apenas el 0,23% de los votos– se presenta oficialmente como un “ciudadano normal”, que se autodenomina poeta, que hace promesas hilarantes en su perfil oficial de Facebook, como la de “hacer realidad el sueño de Rubén Darío” y poner a pasear a los 400 elefantes del bardo en Managua, de firmar “con tinta sangre de su corazón” un código de ética, que cita a Einstein para recaudar “desde un centavo hasta un millón” para la campaña.

Aunque la propuesta que más ha encendido las redes es la de congelar el lago para que “todos los niños puedan patinar sin discriminación”, en alusión al proyecto populista de la primera dama y vicepresidenta Rosario Murillo, de instalar una pista de hielo en pleno trópico para los niños pobres de la capital. Al ser consultado sobre la propuesta, Montoya confirmó que “es una idea mía. Es una metáfora de la campaña con una dosis de humor”.

Las respuestas en las redes son igual de hilarantes que las propuestas del candidato. Joao escribió: “Se va a aliar la Sirenita con Elsa, de Frozen”. Israel recomendó: “Amigos, por favor no usen drogas, pero si lo van a hacer confíenle el celular a un buen amigo. Que no les pasen las de Ariel que combinó drogas y Facebook”. Para William la del congelar el lago “es la propuesta más sensata que he leído en estas elecciones”. Y Carlos le preguntó con desfachatez: “¿Te pica el culo?”, una expresión popular que en este país se usa para determinar que una idea, o propuesta, se sale de la razón o no tiene sentido.

En el caso de la capital, Montoya compite con la candidata del Frente Sandinista, Reyna Rueda; Mauricio Díaz, de Ciudadanos por la Libertad; Alfredo Gutiérrez, del Partido Liberal Constitucionalista (liderado por el expresidente Arnoldo Alemán, acusado de corrupción y de mantener un pacto político con Ortega, para lograr el control de las instituciones del Estado); y Alfredo César, del Partido Conservador, entre otras agrupaciones sin músculo político y que participan como “relleno” en lo que los analistas han calificado como unas elecciones “viciadas” y en las que según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) “no hay condiciones para elegir libremente”.

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Este Melquíades nicaragüense es el chiste en un contexto de tragedia política, en un país donde las elecciones son un mero trámite para que el presidente Ortega se perpetuara en el poder, como ocurrió el año pasado, cuando logró más del 70% de los votos en unas elecciones con una abstención mayor al 50%, aunque la oposición afirma que el 70% de los inscritos para votar se abstuvieron; o para demoler la autonomía de los municipios y hacerse con el control de la gran mayoría de ellos: El Frente Sandinista controla 134 alcaldías –incluyendo la capital– de las 153 que tiene Nicaragua y todo apunta que quiere aumentar ese control.

El más reciente informe del Latinobarómetro muestra que solo el 30% de los nicaragüenses confía en el Tribunal Electoral, una institución secuestrada por el presidente Ortega, cuyos jueces obedecen las órdenes que llegan desde El Carmen, palacio de Gobierno, casa del mandatario y sede del FSLN. El Tribunal es acusado de fraguar fraudes electorales desde 2008 para favorecer a Ortega y el Frente.

Desde las elecciones presidenciales de 2011, en las que Ortega repitió mandato, misiones de observación electoral del Centro Carter, la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos (OEA) recomendaron realizar profundas reformas al sistema para garantizar una mayor transparencia en los procesos siguientes. Ninguna de esas recomendaciones se realizaron y, por el contrario, Ortega ha logrado un desmantelamiento completo del sistema electoral, a tal punto que las elecciones se han convertido en un chiste, como la propuesta de congelar el lago de Managua de Ariel Montoya.

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Carlos S. Maldonado
Redactor de la edición América del diario EL PAÍS. Durante once años se encargó de la cobertura de Nicaragua, desde Managua. Ahora, en la redacción de Ciudad de México, cubre la actualidad de Centroamérica y temas de educación y medio ambiente.

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