Brasil aprueba su reforma laboral
El nuevo texto del Gobierno de Temer agiliza los procesos de contratación y de despido y debilita a los sindicatos
El Senado brasileño aprobó ayer, con 50 votos a favor y 26 en contra, la reforma laboral de Michel Temer, el proyecto estrella y principal dolor de cabeza político del Gobierno en el último año. El texto, que ha provocado incontables manifestaciones y tres huelgas generales mientras rebotaba, agónicamente, de una cámara a otra en busca de apoyos, busca modernizar el mercado brasileño y galvanizar la economía, que, si bien comienza a dar señales de mejora, sigue atrapada en la peor crisis de las útimas décadas. Principalmente, busca agilizar los procesos burocráticos que requiere cada contratación y despido, la mayor queja de los empresarios brasileños y de los extranjeros que intentan hacer negocio aquí.
Entre sus medidas hay algunas que dificultan y encarecen las denuncias del trabajador a las empresas, facilita contratar a autónomos en puestos estructurales, y elimina los tributos obligatorios a los sindicatos (en Brasil hay 17.082 sindicatos; en Argentina, por compararlo con algo, hay 100). También permite que los acuerdos alcanzados entre la patronal y el trabajador se antepongan a lo establecido por la ley: así, se podrán pactar jornadas que tengan hasta 12 horas diarias y 48 por semana. Las jornadas de 12 horas deberán estar seguidas de descansos de 36.
A Câmara não aceitará nenhuma mudança na lei. Qualquer MP não será reconhecida pela Casa. https://t.co/EFfB36wekn
— Rodrigo Maia (@RodrigoMaia) July 12, 2017
El presidente Temer, si bien gravemente debilitado por los escándalos de corrupción y una denuncia del fiscal general por, supuestamente, haber aceptados sobornos que puede culminar en su destitución, ha empleado el poco capital político que tenía para sacar esta reforma adelante, en una agotadora serie de votaciones entre el Senado y la Cámara de los Diputados, y de aceptar una modificación tras otra.
En un país que hasta hace meses no tenía techo de gasto sino todo lo contrario, un suelo, y donde los paquetes de medidas como este se consideran un atentado a los derechos de los trabajadores, pocos políticos han osado mostrar su apoyo al proyecto. Y aún así, el texto se aprobó, en principio, con la condición de poder consensuar aún más cambios. Al menos así era cuando presidente de la Cámara de los Diputados, Rodrigo Maia, un fiel aliado de Temer, tuiteó lo contrario esta mañana. “La Cámara no aceptará cambios en la ley”.
La sesión que ha aprobado la impopular reforma no concluyó sin incidentes. Un grupo de senadoras hizo lo posible para que el presidente del Senado, Eunício Oliveira, no pudiese comenzar la sesión y este resolvió apagar las luces y los micrófonos del plenario durante seis horas. Solo se logró votar pasadas las diez de la noche.
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