Partiendo la pana (o cómo vestir en un chiringuito de Formentera)

Hay comentarios de lectores que son como para quitarle la vocación al mismísimo Faulkner, con el que no voy a compararme aunque escribo esto mesándome unos cabellos largos como Absalón desde el chiringuito Pelayo de Formentera que es algo así como mi Yoknapatawpha particular/balear. Del artículo sobre cómo vestir para encontrarme con Johnny Depp, del que estaba tan orgulloso y que me dicen que ha tuiteado Vanessa Paradis —¿o era el presidente de la Nación Comanche, entidad que adoptó al actor tras su interpretación (?) del guerrero Tonto en el remake de El Llanero Solitario?—, una simpática lectora apunta: “Qué tontería de artículo”.

No se puede decir más con menos. Dado que es el único comentario pesa como una bala de cañón de esas que los piratas del Caribe, precisamente, ponían en manos de sus víctimas antes de lanzarlas al agua. He repasado columnas anteriores de esta misma sección y he encontrado otras que merecerían el mismo comentario, sin ir más lejos la de cómo vestir para una cita con Shakira, aunque también es verdad que me han hecho reír a mí mismo al releerlas.

Otro lector pone aún más clavos en el ataúd de mi vanagloria de columnista de ICON al escribir como comentario a mi artículo (que yo creía tan inteligente, visto el tema) sobre cómo vestir para ganar al ajedrez: “Lo peor del verano es que Jacinto Antón no hace vacaciones”. Hombre, lo peor, lo peor... igual es la sangría mala, o la paella precocinada. El lector apuntilla: “Cada año igual, cuando no son los animalitos es cualquier otra cosa, ¿este año toca el ajedrez?, vaya”.

Dado que en 35 años de periodismo es la primera vez que he hablado de ajedrez parecería que sí tocaba, más que nada porque si espero mucho más lo de jugar con la muerte iba a ser literal. En cuanto a los animales, el amable lector tiene toda la razón, a veces me ofusco y escribo mucho de ellos, pero criticar eso descartaría a eminencias como Darwin (es verdad que él no los relacionaba con la moda; aunque a ver cómo la relacionas con los pinzones), al gran A. E. Brehm, autor de Reiseskizzen aus Nordost-Afrikaoder den unter egyptischer Herrschaft stehenden Ländern, Égypten, Nubien, Sennahr, Rosseeres und Kordofahn, gesammelt auf seinen in den Jahren 1847 bis 1852 unternommenen Reisen (1853), que eso sí es una columna respetable, o a Félix Rodríguez de la Fuente, del que coleccioné su enciclopedia Fauna durante media infancia, fascículo a fascículo, y fue lo que despertó mi vocación naturalista (igual habría que pedirle responsabilidades a él).

He de reconocer que comentarios como los mencionados me hacen replantearme (pasajeramente) mi papel como árbitro de la moda desde esta revista (también he sido saludado, me temo que con cierta sorna, como el Petronio de ICON). Pero siempre acabo recordándome mi deber para con los lectores, críticos o no. Así que ahí va el resumen —ya me queda poco espacio— de este verano. Por fin he creado tendencia: pantalones cortos de pana en la playa. Marca BDG, adquiridos en un arrebato de inspiración y compra compulsiva en rebajas en Urban Outfitters, en varios colores, han resultado el complemento perfecto para todas las aventuras. Vamos que se los recomiendo al Afrika Korps de Rommel para cualquier eventualidad -El Alamein incluido-, mejor en tonos arena. Parecería un contrasentido, pues la pana no se aviene con los calores, pero no se habla de otra cosa este año en Formentera. En fin, que aquí sigo, partiendo la pana, siempre a su servicio de ustedes, siempre agradecido por su tiempo, su paciencia y su sentido del humor.

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