Incesto: el tabú que la serie de más éxito ha vuelto a romper
La precuela de ‘Juego de tronos’ es la última de una larga lista de series y películas que recurre al sexo entre familiares para aderezar la trama
La Casa del Dragón nos ha devuelto un Poniente algo distinto al que vimos durante las ocho temporadas que duró Juego de Tronos. Ya casi no hay desnudos. El sexo ya no existe si no es imprescindible en la trama y la casa Velaryon ha aportado algo de la diversidad que hasta ahora se echaba en falta en la serie. Era necesario. Al menos, para corresponder a las exigencias que llegaban cada vez con más fuerza desde el público. Pero lo que no ha cambiado en esta nueva producción es la presencia de un elemento en principio incómodo, se diría que hasta tabú: el incesto. Ni cinco capítulos hemos tardado en ver la primera interacción sexual entre miembros de la misma familia, y parece que va para largo. Muchos espectadores, lejos de escandalizarse, proclamaron su apoyo en redes sociales para la pareja de familiares cuyo nombre, por evitar el spoiler, no revelaremos.
No es la primera vez, en todo caso, que el cine o la televisión han romantizado las relaciones consanguíneas en consentimiento. Hay una historia pop del incesto. Un recorrido que empieza en el matrimonio del dios Zeus con su hermana Hera, pasa por los hijos de Adán y Eva en la Biblia y termina en el último capítulo de la serie Rick y Morty, en el que el padre de familia lucha por evitar el destino que ha leído en las galletas de la fortuna: practicar sexo con su propia madre.
Luke y Leia, incesto retroactivo
Hay besos de hermanos, pero el de Luke y Leia en El imperio contraataca (1980) no lo era. El encuentro ocurre delante de todos, en la enfermería, bajo la atenta mirada de Han Solo (que se muere de celos al ver cómo la futura madre de su hijo escoge a su amigo antes que a él). En ese momento nadie sabía que el joven aspirante a jedi y la princesa Organa eran mellizos y que su padre era Darth Vader. Ni siquiera el creador de la saga, George Lucas.
Lo demuestra el primer borrador del Episodio V que la guionista Leigh Brackett dejó antes de morir de cáncer de pulmón en 1978. Desarrolló la historia a partir de un esquema que había elaborado Lucas, quien finalmente recurrió a Lawrence Kasdan para rematar el argumento. En el guion de Brackett hay mucho más que un beso. Leia visita a Luke en la enfermería y los dos hermanos se quedan a solas “en una tierna escena de amor”. Un romance que desapareció por exigencias del guion: el joven Skywalker necesitaba una hermana y la princesa era la única mujer con suficiente importancia en la trama. La solución narrativa perfecta con el único inconveniente de haber tenido a los dos hermanos mellizos ligando durante las dos primeras películas.
‘Soñadores’, un incesto revolucionario
Soñadores (2003) es una de las últimas películas del director italiano Bernardo Bertolucci. La protagoniza Isabelle (Eva Green), una joven enamorada del cine, de la revolución, y de Théo (Louis Garrel), con quien le une un vínculo todavía más sólido que el amor: es su hermano mellizo. A esta relación se suma un joven norteamericano (Michael Pitt) que a través de ellos descubre el ambiente revolucionario de mayo del 68 y la Nouvelle Vague.
Los tres jóvenes se atrincheran en un apartamento parisino para hablar de películas, discutir de política y, sobre todo, tener sexo. De hecho, Jake Gyllenhaal era la primera opción de Bertolucci para interpretar el papel del joven norteamericano pero se acabó retirando del proyecto, angustiado por la cantidad de desnudos que había en el guion. La cinta dialoga con El Último tango en París, la obra que manchó para siempre los nombres de Bertolucci y Marlon Brando después de conocerse los abusos sexuales a los que sometieron a la fallecida Maria Schneider durante el rodaje. The Dreamers ha recorrido el camino contrario y, con los años, se ha convertido en una película de culto que no deja de ganar adeptos como el modelo Jon Kortajarena que, en una reciente entrevista en ICON, la incluyó entre sus películas favoritas.
‘Enter the void’: amor más allá de la muerte
A nadie le gusta tanto tratar el tema del incesto como al director de cine Gaspar Noé. Las relaciones incestuosas suelen ser de lo más oscuro de sus películas: un padre que abusa de su hija (Solo contra todos, 1998), dos hermanos que pierden la cabeza en una orgía infernal de LSD (Clímax, 2018), o una madre que deja de reconocer a su hijo porque padece Alzheimer (Vortex, 2022). Pero en Enter the Void (2009), tan turbia como el resto de su filmografía, el amor entre Oscar y Linda, dos hermanos separados cuando eran pequeños, es uno de los pocos rayos de luz que contiene la película.
Quizá sin ser consciente de ello, el director de Irreversible estaba hablando de la Atracción Sexual Genética (GSA), un fenómeno que describe la atracción sexual entre familiares que han sufrido un proceso de separación y años después vuelven a encontrarse. Hay pocos estudios sobre este comportamiento que, sin embargo, aparece en un 50 % de estos casos. Este mismo año, un alemán de 44 años llamado Patrick Stuebing, que tiene cuatro hijos con su hermana Susan Karolewski, de 37 años, y a la que no vio hasta que tenía 20, ha pedido un cambio en la legislación que prohíbe su relación incestuosa. En Alemania las relaciones sexuales entre hermanos son ilegales, y Stuebing considera que la pena de cárcel que tuvo que afrontar vulnera sus derechos. En la legislación española el incesto no es un delito tipificado, pero es ilegal casarse con un pariente de hasta tercer grado (un tío no puede casarse con su sobrina).
‘Juego de Tronos’, endogamia en la corte
Si la epopeya homérica de la Ilíada empieza con el rapto de Helena, la Guerra de los Cinco Reyes de Poniente empieza cuando Bran, uno de los hijos menores de la familia Stark, descubre a Cersei (Lena Headey) y Jamie Lannister (Nikolaj Coster-Waldau) en plena faena sexual en lo alto de una torre. En Juego de Tronos hay incesto para dar y repartir. Durante siglos los miembros de la familia Targaryen solo se casaban entre ellos con el fin de mantener la pureza de sangre que supuestamente les permitía poder controlar a los dragones. Una telaraña de locura e incesto de la que ni siquiera Jon Snow (Kit Harington) y Daenerys (Emilia Clarke) consiguieron escapar. Una historia que recuerda a los Buendía en Cien años de soledad, que arrastraban una maldición según la cual del incesto nacería un niño con la cola de cerdo.
Considerado como crimen y pecado, el incesto era castigado con gran severidad durante la Edad Media. Los juristas eclesiásticos establecieron con precisión los grados de parentesco que impedían el matrimonio, aunque en ocasiones hicieran la vista gorda al tratarse de miembros de la alta nobleza. No era así en el Antiguo Egipto, especialmente en la Dinastía XVIII, en la que para conservar la pureza de sangre era habitual que los faraones se casaran con sus hermanas, hijas o incluso nietas.
‘Mogambo’, un incesto sin censura
En 1970 el régimen franquista se propuso salvar a España del intolerable adulterio descrito en la película Mogambo (1953). Para ello, a los funcionarios del régimen no se les ocurrió mejor idea que cambiar los diálogos y eliminar algunas escenas para convertir al antropólogo Donald Nordley (Donald Sinden) y su esposa Linda (Grace Kelly) en hermanos, y dejar vía libre para la relación de esta última con el maduro cazador de safari Victor Marswell (Clark Gable). Desgraciadamente, los métodos del franquismo no siempre arrojaban el resultado esperado y en la versión censurada quedaron algunas escenas en las que el afecto entre Donald Nordley y Grace Kelly sobrepasaba los límites del cariño familiar.
Se armó un escándalo, claro, y finalmente se volvió a estrenar cuatro años más tarde, también bajo el examen de la censura. Diseñaron una nueva versión sin incesto y con adulterio, pero no pudieron evitar dejar alguna huella de su pericia creativa. Por ejemplo, en una escena en la que Clark Gable besa a Ava Gardner y ella le dice: “¡You’re turning into the African hotrod! (¡Te estás convirtiendo en el típico africano caliente!”), la censura lo tradujo por un indescifrable: “El clima de África te hace ir más rápido”.
‘Los Simpson’, el amor en la América profunda
En Estados Unidos al paleto de pueblo lo llaman redneck. Es la forma despectiva que utilizan para referirse a las personas blancas y con bajos ingresos económicos que viven en las zonas rurales del interior del país. Cletus y su esposa (y hermana) Brandine son el estereotipo de este estrato social en Los Simpson. La endogamia ha sido habitualmente asociada al habitante de la América profunda a través de películas y series de terror como La Matanza de Texas (1974), Deliverance (1972) o True Detective (2014).
Algo parecido hizo Luis Buñuel en España con su documental Tierra sin Pan, que fue grabado en 1923 en el pueblo de las Hurdes (Extremadura). Describió un paisaje desolador, lleno “enanos y cretinos”, gente deforme, sin moral y sin educación, fruto en gran parte del incesto. En realidad, el director aragonés hizo trampas y acomodó la realidad al relato de miseria que quería contar, creando una imagen de barbarie y endogamia que ha perseguido a los hurdanos hasta el día de hoy.
‘The Royal Tenenbaums’, entre hermanastros no cuenta
Mucho menos tormentosas son las historias de amor entre hermanastros. No es incesto en un sentido estrictamente genético. Flotan en una ambigüedad moral que casi nunca perturba el juicio del espectador y que a menudo deriva en amor prohibido. En The Royal Tenenbaums (2001) de Wes Anderson, Margot (Gwyneth Paltrow) y Richie (Luke Wilson) han crecido en la misma casa, aunque ella es una hija adoptada. Desde que es pequeño, Richie le expresa su amor a través de pinturas y sigue amándola hasta poder confesarle sus sentimientos en la vida adulta. También en Los Amantes del Círculo Polar (1998) y en Las Vidas Posibles de Mr. Nobody (2009) el amor entre hermanos de distintos padres se edulcora hasta resultar empalagoso. Y qué decir de la mítica serie española Los Serrano (2003-2008), en la que las relaciones entre familiares siempre fueron un puro mal entendido.
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