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La vida de Amanda Bynes después de su paso por dos centros psiquiátricos: nuevo ‘podcast’, nueva imagen y más independencia

La actriz, conocida por sus papeles como adolescente en la década de los 2000, ha acaparado numerosos titulares por sus problemas con las drogas y de salud mental, pero ha vuelto a las redes sociales para compartir sus nuevos proyectos y defender su nueva vida

Amanda Bynes
La actriz Amanda Bynes sale de un centro médico en Los Ángeles después de cuatro meses de tratamiento por trastorno bipolar y esquizofrenia, el 6 de diciembre de 2013. J. Sharma/Bruja,PacificCoastNews (ContactoPhoto)
El País

En la década de los 2000 Amanda Bynes era conocida por sus papeles en películas como Un sueño para ella (2003), Ella es el chico (2006) o Hairspray (2007), en las que compartía protagonismo con Colin Firth, Channing Tatum o Zac Efron. La actriz californiana, hoy de 37 años, comenzó a trabajar en la industria del cine y la televisión a los siete años y llegó a tener su propio programa en Nickelodeon, El show de Amanda, entre 1999 y 2002. Pero con el cambio de década, comenzó a ser conocida por protagonizar no películas, sino titulares de noticias relacionadas con posesión ilegal de drogas o numerosos problemas de tráfico por conducir bajo los efectos de estupefacientes. Poco a poco se le fue perdiendo la pista, hasta que volvió a acaparar titulares en marzo de 2023, cuando fue hallada desnuda y desorientada, deambulando por las calles de Los Ángeles (California). Fue ingresada en un hospital psiquiátrico durante 22 días y volvió a ingresar en otro el pasado mes de julio, por su propio pie, consciente de que le convenía estar en un entorno más terapéutico que el que le proporcionaba entonces su programa ambulatorio. Tras esta experiencia, la actriz se ha abierto un nuevo perfil de Instagram (@amandaamandaamanda1986), donde comparte algunos momentos de su nueva vida en casa, así como sus nuevos proyectos. El último, un podcast.

El pasado sábado 9 de diciembre Bynes lanzó en Spotify y YouTube el primer episodio de Amanda Bynes & Paul Sieminski: The Podcast, el nuevo espacio semanal que presenta junto a su amigo Paul Sieminski, a quien conoció durante su tratamiento psiquiátrico. Según la sinopsis del programa, el podcast hablará de “moda, artistas, actores, actrices, música y todo lo demás”. En este primer capítulo, Bynes y Sieminski tienen como invitada a Dahlia Moth, una modelo y tatuadora de Los Ángeles, y ambos aseguran en sus redes sociales que el objetivo es empezar entrevistando a sus amigos antes de ponerse en contacto con celebridades.

Bynes anunciaba ilusionada este nuevo proyecto, pero esa ilusión contrasta con su actitud durante los 26 minutos que dura el episodio. Mientras Sieminski charla animadamente con la invitada, la actriz se mantiene contenida, callada y quieta prácticamente durante todo el capítulo, con un semblante serio y tímido que solo se inmuta para mirar el móvil cada dos por tres. Rompe el silencio en contadas ocasiones, para mencionar una anécdota de cómo conoció a Dahlia Moth gracias a su exprometido, el tatuador Paul Michael, para dar la razón escuetamente al otro presentador o para hacer alguna pregunta a la invitada que tiene apuntada en el teléfono, sin salirse del guion.

A muchos les sorprendió el cambio físico de la actriz cuando, acostumbrados a recordarla con su apariencia de adolescente que sigue los cánones de niña traviesa, pero buena, Bynes reapareció en su treintena con un aspecto mucho más oscuro, con el pelo teñido completamente de negro y la cara con piercings y tatuajes. Después de su ingreso hospitalario, ha vuelto a asombrar a sus seguidores con el pelo negro transformado en rubio platino, las cejas teñidas de azul y con algunos de sus tatuajes más visibles ahora desaparecidos, como el corazón que lucía encima de la ceja derecha. De hecho, en los últimos vídeos que ha publicado en su perfil de Instagram, el llamativo corazón que luce en la mejilla también está difuminado.

Después de los muchos comentarios que ha despertado este cambio de look, la actriz ha revelado en uno de sus vídeos que se sometió recientemente a una cirugía estética en los párpados. “Vi un par de historias en línea que dicen que tengo una nueva apariencia, y nunca antes había sido abierta sobre esto, pero en realidad me sometí a una cirugía de blefaroplastia en los pliegues de la piel, en las esquinas de los ojos”, explicó este lunes a través de sus historias de Instagram, donde ya le siguen más de 44.000 personas. “Fue una de las mejores cosas que pude haber hecho por mi confianza en mí misma, y me hizo sentir mucho mejor en mi piel”, agregó Bynes.

Desde 2013, el mismo año en que aceptó entrar, por primera vez, en un centro de desintoxicación, Bynes estaba bajo la custodia legal de sus padres, siendo ellos los encargados de medicarla para controlar sus arranques psicóticos. Sin embargo, en 2022 la intérprete solicitó el fin de esta tutela y le fue concedido al considerar el juez que “ya no era necesaria”. Ellos, de momento, tampoco la consideran necesaria y, según medios estadounidenses, confían en ella y no se plantean volver a pedirla. Su regreso a las redes sociales y su nuevo podcast suponen que la voz de Bynes se vuelva a escuchar por primera vez en mucho tiempo, aunque sea en pequeñas dosis.

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