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Jane Fonda no va a dejar de manifestarse, y no entiende que el resto del mundo no haga lo mismo

La actriz y activista, de 85 años, cree que todavía existen muchas razones para protestar. En los setenta, los sectores conservadores de Estados Unidos la pusieron en el punto de mira por su activismo contra la guerra de Vietnam, y su última detención fue en 2019

Jane Fonda
La actriz Jane Fonda en una protesta en la que critica la participación del presidente estadounidense Joe Biden en la recepción de donaciones de grandes corporaciones y la falta de mejores políticas de energía verde, mientras Biden visita Nueva York, en Nueva York, el 10 de mayo de 2023.SARAH YENESEL (EFE)
El País

Existen pocas estrellas de Hollywood más guerreras que Jane Fonda (Nueva York, 85 años). Desde que en los años setenta se posicionara abiertamente contra la guerra de Vietnam, acción por la que el Congreso de Estados Unidos llegó a debatir si debía considerarse una traidora a la patria, hasta su reciente implicación en el grupo de lucha contra el cambio climático Fire Drill Fridays, inspirado en el trabajo de la activista Greta Thunberg —por el que en 2019 la actriz fue detenida hasta cuatro veces durante una serie de protestas en Washington, DC—, Fonda no ha parado. Y no piensa parar.

Así lo ha confirmado la propia actriz durante el estreno de su nueva película, Book Club: Ahora Italia, donde no solo ha reconocido que todavía le quedan muchos motivos para seguir protestando, sino que no entiende cómo la gente puede permitirse no hacerlo: “No sé cómo alguien puede no protestar. Tengo nietos. Amo a los animales. Amo la naturaleza. Vamos a destruirlo todo si no hacemos algo”, ha afirmado la actriz. “Todo está en juego en estos momentos, es urgente, y todo el mundo debería unirse ahora”.

Curiosamente, antes de cumplir los 80 años, Jane Fonda reconoció a la revista Vanity Fair que pensaba que a esa edad estaría dedicada a la jardinería. “No pensé que volvería a las barricadas, no. No pensé que nuestras libertades, nuestra democracia, estarían en peligro como están ahora”, afirmó entonces. Jane Fonda comenzó a interesarse por todos los movimientos sociales que, en la década de los setenta en Estados Unidos, estaban tambaleando los cimientos de su país. Mostró una fuerte oposición a la guerra de Vietnam y se unió a las luchas raciales de la época, como el movimiento por los derechos de los nativos americanos y el de los afroamericanos. Por aquel entonces, la actriz estaba en la treintena. A la causa feminista tardó otros treinta años en llegar, tal y como ella reconoció en una carta abierta publicada en la newsletter de la directora y actriz Lena Dunham: “En 1970, cuando tenía 33 años, me enteré de que 5.000 mujeres en la ciudad de Nueva York se manifestaban a favor de la legalización del aborto. Escribí en mi diario: ‘No entiendo el Movimiento de Liberación de la Mujer. Hay cosas más importantes para las que tener un movimiento, creo yo”.

“Empecé a identificarme públicamente como feminista, aunque pasarían muchos años antes de que mirara dentro de mí y ubicara las múltiples formas en que había interiorizado el sexismo y el daño profundo que me había hecho”, escribió la ganadora de dos premios Oscar. Desde aquel despertar, Fonda ha estado muy involucrada con diversos grupos feministas que trabajan para detener la violencia contra las mujeres y las niñas. En 2001, abrió el Centro Jane Fonda para la Salud Reproductiva de los Adolescentes en la Universidad de Emory en Atlanta, cuyo objetivo es ayudar a prevenir el embarazo adolescente.

Con 85 años, Fonda sigue interpretando el papel de activista a la perfección: en 2018, en plena promoción de la película La Juventud, dirigida por el director Paolo Sorrentino, solo quería hablar del movimiento Black Lives Matters. Ese mismo año decidió llevar el movimiento Me Too un paso más allá, hasta el Congreso, para defender a las trabajadoras más vulnerables, como las empleadas domésticas o las trabajadoras del campo. En 2019, se volvió una de las caras más visibles en la lucha contra el cambio climático. Y, según sus últimas declaraciones, todavía le quedan motivos (y ganas) para que seguir protestando.

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