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Cha Chá The Club, la penúltima reinvención de la noche madrileña

Hogar de noches desenfrenadas y cónclave del ámbito cultural más efervescente, la sesión se reformula en el emblemático Teatro Eslava

La actriz Ester Expósito, en la inauguración del club Cha Chá este jueves.
La actriz Ester Expósito, en la inauguración del club Cha Chá este jueves.Carlos de Lucas

La periodista estadounidense Diana Vreeland, que trabajó como editora de Harper’s Bazaar entre los años 1936 y 1962, prometía que “no existe un mejor momento para abandonar una fiesta que en el preciso instante en que comienza”. Si sus ojos hubieran aterrizado un 31 de marzo de 2022 en la calle Arenal de Madrid, lo más probable es que hubiera querido replantearse la frase: pasada la medianoche, frente al lustroso Teatro Eslava que vio fracasar y triunfar a Federico García Lorca con 40 años de diferencia, más de 200 personas seguían obedientes la cola que daba acceso al recinto madrileño, remodelado por el arquitecto Philippe Starck. Todo a expensas de vivir, con suerte, la noche de su vida.

Pase el tiempo que pase, la excusa está intacta: la escena creativa tiene nuevo templo de peregrinaje. Lo constata el goteo de rostros célebres, que van llenando los palcos del interior de este emblemático foro fundado en 1871: desde estrellas del celuloide nacional como Ester Expósito u Óscar Jaenada, artistas como Ignasi Monreal o Filip Custic, hasta creadores como el extremeño Miguel Becer o Pepa Salazar, con su uniforme cromático perfecto para escuchar el Motomami de Rosalía. Todos ellos han acudido a la llamada del Cha Chá The Club, sesión que lleva haciendo suya la vida nocturna desde 2015, esperando una revolución anunciada con su primera cita tras vivir en otras salas como el Teatro Arniches, de la calle Cedaceros, o la mítica Alcalá 20. Hace más de cuatro décadas que el empresario Pedro Trapote rebautizara el espacio como Joy Eslava, pero el contraste de pelajes, razas, generaciones y gustos que ofrecía la estampa nocturna era de un surrealismo que probablemente no se viviera desde que Lorca pusiera a un grupo de cucarachas a actuar en El maleficio de las mariposas en este mismo lugar, con su debido abucheo, en marzo de 1920. Observar al fotógrafo Pierre-Ange Carlotti conversar con la estilista Helena Tejedor, ver a La Zowi ajustarse el escote de un mono cruzado o intentar descifrar algunas de las conversaciones allí tenidas era un ejercicio que, a todas luces, habría disfrutado hasta el mismísimo Lorca.

Los antecedentes explican algo mejor el asunto: en 2015, el trío formado por Laura Vandall, Edgar Kerri y Andrea Vandall arrancaron una sesión llamada Cha chá en el antiguo teatro apodado como El Principito, a escasos metros del Congreso de los Diputados. Duchos en las lides de la noche madrileña —suyas son las fórmulas del extinto Zombie Club o los actuales Lucky Dragon y Club Malasaña, en la calle San Vicente Ferrer—, reunieron a un grupo de amigos y les dejaron esparcirse a su aire en este antiguo teatro, mientras adeptos y transeúntes se iban dando reunión en el punto neurálgico de la noche madrileña. “Fue uno de los primeros clubes que tuvimos muchos de los que ahora seguimos aquí, y creo que hizo la vida un poco más fácil y feliz a muchos de los que han aterrizado en Madrid sin saber cómo encajar”, arguye Amanda Portillo, diseñadora y artista madrileña que empezó controlando la lista y el local y ha acabado rediseñando el póster que ilustra la nueva fase de este dispar Cha Chá. Inspirado en el anuncio del perfume Égoïste de Chanel y en la fotografía de 1960 Girls in the Window, de Ormond Gigli, una fachada muestra a vecinos celebérrimos, como el dúo formado por Javier Calvo y Javier Ambrossi, la actriz Ester Expósito o la estilista y estrella 2.0 Sita Abellán. Esta comunidad de vecinos ficticia es, probablemente, la mejor premisa para que cientos de jóvenes acudan cada jueves a este templo hedonista sin límites o prejuicios en busca de una dosis de amor o frenesí.

El actor Óscar Jaenada.
El actor Óscar Jaenada.Carlos de Lucas

Con un selecto club de pinchadiscos autodenominado ChaChá Soundsystem, que combina nombres locales con estrellas internacionales —el rapero estonio Tommy Cash actuó en la inauguración, seguido de artistas locales como el granadino Pablo Cobo, alias Chico Blanco—, la propuesta pretende marcar cada jueves la agenda nocturna de la capital. La fórmula se mantiene intacta porque funciona a la perfección: un círculo de amistades creativas que les siguen como fieles a su parroquia, una fauna dispar y colorida, que alimenta el misterio de lo que uno encontrará dentro, y un cartel, que combina djs locales con figuras de la música internacional. “Estoy segura que dentro de muchos años, hablaremos de Cha Chá por lo que ha sido en esta ciudad”, añade Portillo. A juzgar por lo visto en la madrugada del jueves, podría no andar desencaminada.

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