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Naturhouse: el hambre de aventura del príncipe de la dietética

Kilian Revuelta ejerce poderes en la empresa desde la posición más discreta del clan familiar fundador del imperio de los productos de adelgazamiento

El presidente y fundador de Naturhouse, Félix Revuelta, con su hijo Kilian, vicepresidente de la marca en su sede en Madrid en 2018.
El presidente y fundador de Naturhouse, Félix Revuelta, con su hijo Kilian, vicepresidente de la marca en su sede en Madrid en 2018.VICTOR SAINZ (EL PAÍS)
Marc Rovira

Kilian Revuelta es el heredero discreto de Naturhouse. Lejos de la soltura con la que se maneja en sociedad su padre, Félix Revuelta, fundador del imperio de los productos para adelgazar, el sucesor se ciñe a la cortesía en público y reserva la campechanía para la distancia corta. Ha cumplido 40 años en óptima forma física y es un apasionado de los deportes. En la cancha y en los despachos. Jugó al fútbol americano de joven, con los Pioners de L’Hospitalet de Llobregat, y aprovechó para perfeccionar la técnica durante sus estudios en Boston y en Belfast. De tanto choque y placaje le han quedado secuelas: “Tengo las dos rodillas tocadas”, confiesa.

Las magulladuras no han frenado nunca su devoción por la aventura. Cruzó el Atlántico a vela en 26 días, enlazando Barcelona con las islas del Caribe. Una experiencia con dificultades, pero que le dejó mejor sabor de boca que lo que, tiempo después, tenía que ser un plácido viaje en catamarán con su mujer. Al poco de partir de Cerdeña les pilló un temporal y, del susto, ella dijo que basta de mar y de olas. “Ahora solo conservo una lanchita”, revela. La usa poco porque la tiene amarrada en la Costa del Sol y reside desde hace 14 años en Madrid. Fue el primero de la familia en instalarse en la capital. Una familia acostumbrada a aparecer en los titulares y a dejar la firma en cada logro. Todos los negocios del clan, con intereses en bodegas, hoteles y el sector inmobiliario, se gestionan desde el grupo Kiluva, una marca formada a partir de las iniciales del trípode que sustenta al padre Félix: su esposa Luisa y sus hijos, Kilian y Vanesa.

Las dos mujeres del grupo han copado fotos y columnas en la prensa rosa por protagonizar espectaculares fiestas. A Luisa le cantó el Cumpleaños feliz la propia Carla Bruni en un evento celebrado por su aniversario en el Hotel Healthouse Las Dunas de Estepona, propiedad de la familia; y Vanesa se casó hace tres años en una boda de postín en Puerto Banús. El patriarca es, igualmente, un personaje que se siente cómodo acaparando la atención. La discreción del sucesor, vicepresidente de la compañía como su hermana, no esconde debilidad ni inseguridad para la toma de decisiones.

Félix Revuelta y su esposa Luisa Rodríguez Maroto, bailando con Carla Bruni en 2019.
Félix Revuelta y su esposa Luisa Rodríguez Maroto, bailando con Carla Bruni en 2019.GTRESONLINE

La pandemia ha metido en cintura el negocio de Naturhouse. La compañía ganó un 26,7% menos el año pasado. Las ventas se desplomaron un 32% pero resistieron por encima de los 55 millones de euros. La empresa ha conocido tiempos mejores, desde que abrió su primera tienda en Vitoria en el año 1992, pero los Revuelta no se agobian. En los días más crudos de la crisis económica y sanitaria, Kilian se fue a Arabia a disputar el rally Dakar. En su debut en la prueba, fue el más rápido de su categoría en dos etapas. “Algunas llamadas de trabajo sí he hecho cuando llegaba al campamento”, confesaba entonces a El Español, medio digital del que es miembro de su consejo de administración.

Durante años trató de saciar su sed de gasolina pilotando motos en raids, tanto en España como en Marruecos, pero a la hora de enfrentarse al Dakar consideró más prudente hacerlo sobre cuatro ruedas. “Los motoristas se dividen en dos grupos, los que se han caído y los que se van a caer”, dice recordando el consejo que le dio un amigo. Su doble paternidad, niño y niña, propició la permuta del puño del gas por el pedal acelerador. Tomar parte en la prueba reina del desierto no es un reto barato. Solo la inscripción asciende a 30.000 euros, a lo que hay que sumar combustible, recambios, asistencia y los gastos asociados a la logística. Y disponer de un coche. La factura supera, fácilmente, los 100.000 euros.

Encontrar buenos patrocinadores sirve de ayuda. El Toyota de Revuelta iba con el logotipo de Naturhouse. No es un patrocinio excepcional, porque la compañía ha dado buenas muestras de querer asociar su marca al deporte. El caso más visible es el compromiso que mantiene con el Club Deportivo Logroñés. Las raíces riojanas del patriarca llevaron a los Revuelta a mover pieza cuando el equipo que popularizó el grito de “¡Gol en las Gaunas!” agonizaba con una deuda de más de 35 millones de euros. La solución de esta adinerada familia fue comprar la plaza de un equipo de barrio que acababa de subir a Segunda B, el Club Deportivo Varea, y refundar el Logroñés Unión Deportiva. Kilian ha secundado el interés paterno por el fútbol, implicándose en su junta directiva. Su hijo pequeño, bautizado también como Kilian, está llamado a ser, en un futuro, presidente de la entidad, según presume el abuelo.

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