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Blake Lively y Ryan Reynolds, amor y mucho humor

El matrimonio de actores muestra en las redes la peculiar manera que tienen de vivir su relación con escenas cotidianas

Ryan Reynolds y Blake Lively en una fiesta en Manhattan, Nueva York, en abril de 2017.
Ryan Reynolds y Blake Lively en una fiesta en Manhattan, Nueva York, en abril de 2017.Carlo Allegri (Reuters)
El País

El pasado domingo, para celebrar el día de San Valentín, las parejas famosas y anónimas se demostraron su amor, muchos de ellos en público. Las redes sociales se convirtieron en un hervidero de muestras de cariño y desde Madonna, Gisele Bündchen y Tom Brady hasta los soberanos de los Países Bajos, Guillermo y Máxima, todos posaron para dejar constancia de aquello que les une.

Una de las parejas que más ternura despiertan es la formada por los actores Blake Lively y Ryan Reynolds. En sus respectivas cuentas de Instagram, la pareja se felicitó de modo muy original. El intérprete de Deadpool subió un vídeo de su esposa tirándose en trineo por la nieve a cámara lenta, además de una foto de ambos vestidos de etiqueta y bailando juntos. Pero el que ha sorprendido más y se ha coronado como uno de los mejores vídeos de San Valentín es el que ha colgado quien fue la protagonista de la exitosa serie Gossip Girl. Ella ha publicado un vídeo a cámara rápida donde se les ve a ambos en lo que parece el baño de su casa, y donde él le aplica con toda la maña de la que es capaz el tinte del pelo. “De aquella vez en que habría matado a mi peluquero”, se lee en su pie de foto.

Lively y Reynolds han conseguido una conexión divertida con su comunidad de seguidores (él tiene casi 37 millones; ella, 28), pero también profunda y muy a su manera. Llaman la atención la diversión y ligereza que transmiten sus publicaciones, en las que muestran a amigos tan conocidos como Taylor Swift o Mark Ruffalo, cuelgan memes de humor (como con el senador estadounidense Bernie Sanders), se pringan comiendo hamburguesas en el coche o se meten mutuamente el dedo en la nariz. Pero también, a base de humor o ya más serios, buscan transmitir mensajes que calen. Por ejemplo, el pasado octubre mostraron cómo iban juntos a votar de forma anticipada en las elecciones de EE UU, las primeras en las que podía participar Reynolds, nacido en Canadá y animaban a todos a ejercer su derecho.

Pero sus acciones no se quedan solo en la fachada que a menudo suponen las redes. A mediados de marzo, recién arrancada la pandemia de coronavirus, el matrimonio anunció que conocían el impacto que la crisis estaba causando a las familias más desfavorecidas, y que juntos habían decidido donar un millón de dólares (825.000 euros) a dos asociaciones (Feeding America en EE UU y el banco de alimentos de Canadá). También instaban a la gente a ayudar: “Todos podemos hacer algo por los otros, aunque sea quedarnos en casa”, escribía Lively, que remataba con humor. “Y que alguien le diga a Ryan que la “distancia emocional” de su suegra no va a poder ser. No tienes escapatoria”.

También en junio y de la mano de los sucesos acaecidos tras las muertes de George Floyd o Breonna Taylor decidieron donar 200.000 dólares (unos 165.000 euros) a un prestigioso fondo de derechos humanos. Poco después, ellos mismos lamentaban en público una mala decisión pasada, demostrando una vez más que aparte de famosos que quedan fabulosos sobre una alfombra roja también son humanos. En agosto pidieron disculpas públicas por haberse casado, hace algo más de ocho años, en lo que era una antigua plantación de esclavos. “Es algo que siempre lamentaremos profundamente y sin reservas”, contó él: “En ese momento lo que vimos fue un lugar para celebrar bodas a través de Pinterest. Lo que vimos después fue un lugar construido sobre una tragedia devastadora. Hace años nos casamos de nuevo en nuestra casa, pero la vergüenza funciona de una manera extraña. Puede hacer que te cierres o que te replantees las cosas y actúes. No significa que no te vayas a volver a equivocar. Pero remodelar y desafiar los condicionamientos sociales es un trabajo que no tiene final”, afirmó acerca de las connotaciones racistas del lugar.

De aquella boda celebrada hace ocho años no trascendió ni una imagen. Era la primera para ella y la segunda para él, tras haber pasado dos años junto a Scarlett Johansson. Porque ellos, muy públicos para lo que quieren, son también cerrados en lo que no desean contar. De hecho, apenas se sabe nada de su familia. La actriz ha vivido tres embarazos y juntos tienen tres hijas, pero ni siquiera se ha visto apenas fotos de ellas ni se han revelado los nombres en sus nacimientos, sino poco a poco. James se llama la mayor, de casi seis años, Inez la segunda, nacida en 2016, y se desconoce el nombre de la tercera, la más pequeña, de verano de 2019. Se ha especulado con Betty, nombre que también tiene una canción de Taylor Swift en la que la cantante también cita a dos personajes llamados Inez y James. Sus padres, claro, no lo han confirmado. Lo harán un día cualquiera en medio de un chiste o jugando juntos. De la manera más naturalmente estudiada.

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