El regreso de un clásico: cómo hacer el san jacobo perfecto
El frito de jamón y queso pasó de moda hace años y hoy vive relegado a menús del día viejunos. Ha llegado la hora de que vuelva: si se prepara con buenos ingredientes y una técnica adecuada, está sorprendentemente bueno.
Primo del cordon bleu, el flamenquín o el cachopo, el san jacobo es un plato definitivamente pasado de moda. Tuvo su momento de gloria en los ochenta y los noventa del siglo pasado, pero hoy vive relegado a los cajones de ultracongelados, la (mala) comida “infantil” o los menús del día más viejunos, sin que se le vea el pelo por la carta de ningún restaurante con la mínima pretensión.
Ha llegado la hora de reivindicarlo, porque un san jacobo casero bien hecho es una delicia. Un buen queso fundido, recubierto por un jamón cocido digno y un empanado crujiente, puede proporcionarnos muchas satisfacciones. Por eso hoy nos regodeamos preparando una versión deluxe / premium / pija de este frito, con pan rallado casero y un toquecillo de mostaza y miel. Lo tienes, como siempre, en el vídeo de arriba.
Ingredientes
Para 6 san jacobos
- 6 lonchas gruesas de jamón cocido
- 150 g de queso Arzúa Ulloa (o un trozo igual de otro queso que funda bien)
- 2 cucharadas de miel
- 2 cucharadas de mostaza
- 2 huevos pequeños
- Harina
- Pan seco (en su defecto, pan rallado grueso)
- Aceite de oliva
- Sal y pimienta negra
Instrucciones
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