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Pimientos rojos guisados con ajo y vinagre

Si te gustan los pimientos asados pero encender el horno con este calor te da pereza, este guiso donde retozan con ajo, vinagre y hierbas aromáticas puede ser tu maná veraniego.

Listos para comer con todo
Listos para comer con todoMÒNICA ESCUDERO

Después de chiquicientos años trabajando en la causa comidista, de vez en cuando me doy cuenta que alguna de las recetas que preparo muy a menudo en casa aún no han aparecido por aquí, y no deja de sorprenderme cómo a veces el ámbito doméstico y el laboral anden tan separados -sobre todo cuando parte de mi trabajo es hacer recetas domésticas-, pero por suerte estamos a tiempo de remediarlo. Ahí van estos pimientos guisados, que son un fijo en temporada y sirven para casi todo.

Los pimientos asados son uan delicia, pero encender el horno a estas alturas del año empieza a ser menos apetecible que un tiro en la rodilla, así que aprovechar cualquier momento en el que tengas que trastear en otras cosas por la cocina para prepararlo os llevará poco esfuerzo y mucha satisfacción posterior. Sé que el vinagre -y los sabores ácidos en general- no gustan a todo el mundo, pero en este caso contrastan perfectamente con la dulzura del pimiento, así que os animo a probarlo aunque sea en pequeña cantidad.

La cantidad de pimiento que podéis cocinar a la vez depende mucho del tamaño de vuestra cazuela y de la paciencia que tengáis: lo ideal es que no haya 20 capas de esta hortaliza, porque en este caso quedaría más hervido que compotado, y el resultado me parece menos sabroso. Pero si tienes paciencia y no te importa ir destapando y removiendo a menudo, puedes conseguir un guiso igual de delicioso aunque amontones el pimiento.

Puede parecer que la receta lleva mucho ajo, pero es que en este caso el ajo es parte intrínseca de la receta: me encanta preparar una tostada de buen pan de centeno y untar sobre ella una buena cantidad de este ajo delicioso, poner los pimientos encima con un poco de su jugo de cocción, un toque de pimienta y un poco de sal en escamas y comerlo tal cual; sin nada más, para desayunar o merendar.

Si tanto minimalismo te mata, hay un montón de cosas con las que puedes acompañar estos pimientos. Sin moverte de la tostada, el aguacate le va de muerte, igual que un par de cucharadas generosas de hummus o cualquier untable de legumbres. No se me ocurre ninguna conserva de pescado que no le vaya bien: lo he comido con atún, bonito, caballa, sardinas, melva y anchoas con excelente resultado; y en una ensalada con garbanzos o lentejas, cebolla encurtida y estas mismas conservas el éxito está asegurado. Un buen jamón cocido o lacón ahumado también serán buenos compañeros, y casi cualquier queso fresco o curado, ya que tiene un punto dulce y ácido a la vez que les hace venirse arriba.

¿Más ideas? En una ensalada con patata, cuscús o pasta, acompañando un simple lomo o solomillo de cerdo a la plancha, troceado sobre cualquier sopa fría, en tropecientos bocadillos o como relleno de unos huevos duros, mezclado simplemente con su yema. Las posibilidades son tantas que creo que termino antes si os digo donde no lo pondría: en un postre (y seguro que todo es ponerse para encontrarle el encaje).

Dificultad: La de cortar los pimientos.

Ingredientes

  • 1,2 kg de pimientos rojos
  • 100 ml de aceite de oliva
  • Vinagre de manzana al gusto
  • Un puñado de hojas de perejil
  • Una cucharada rasa de za’atar (o una mezcla de tomillo, romero y sésamo)
  • Una cabeza de ajos (o un poco más si es pequeña)
  • Sal
  • Pimienta

Instrucciones

1.
Triturar el perejil con dos cucharadas del aceite y una de vinagre. Reservar en la nevera para que no se oxide.
2.
Lavar los pimientos, quitarles el pedúnculo y las semillas y cortarlos en tiras.
3.
Ponerlos a fuego medio en una cazuela con el resto del aceite, los ajos pelados y cortados por la mitad a lo largo, sal, pimienta y un buen chorro de vinagre de manzana, el za’atar o la mezcla de hierbas y sésamo y cocinar tapado unos 10 minutos.
4.
Pasado este tiempo, destapar, remover bien y valorar: si hay mucho líquido, seguir cocinando destapado unos minutos hasta que gran parte se haya evaporado -removiendo a menudo-; si no, seguir cocinando tapado.
5.
Remover cada cinco minutos aproximadamente, hasta que los pimientos tengan un aspecto como confitado y su jugo se haya reducido y mezclado con los aderezos (el tiempo total depende del grosor de los pimientos y su frescura).
6.
Cuando estén listos, añadir el aderezo de perejil, remover y dejar cocinar destapado tres minutos más. Retirar del fuego, dejar enfriar y llevar a la nevera al menos 24 horas antes de comer; lo ideal es sacarlo de la nevera un rato antes para consumir a temperatura ambiente.

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