_
_
_
_
_

Ensalada tailandesa (laab) de brócoli

Este plato tailandés suele prepararse con carne picada, que hoy cambiamos por brócoli: su sabor es potente, cítrico y picante, perfecto para recibir al buen tiempo.

No lleva carne y no la echamos de menos
No lleva carne y no la echamos de menosALFONSO D. MARTÍN
Alfonso D. Martín

El laab, también conocido como larb o laap, es uno de los platos más conocidos de la gastronomía tailandesa, y también uno de mis favoritos. Es una ensalada increíblemente fresca y aromática y, gracias a su ingente cantidad de chiles, perfecta para hacerte sudar (por si no fuera poco con el calor que empieza a hacer). Consiste en carne picada rehogada -normalmente cerdo o pollo-, muchas hierbas aromáticas, arroz tostado en polvo y el tradicional aliño tailandés de zumo de lima, azúcar de palma, salsa de pescado y chile en polvo.

Esta vez vamos a darle una vuelta a la proteína y sustituirla por brócoli. No sé qué grado de tolerancia tenéis con consumir este alimento casi crudo, pero la intención es que quede lo suficientemente crujiente como para que aporte textura y atrape en sus florecillas todo el aliño. Podéis añadirlo completamente crudo, blanquearlo unos 30 segundos o cocinarlo más, pero, por lo que más queráis, que no se os quede blandurrio. Personalmente me gusta blanquearlo literalmente un pestañeo y meterlo al grill para conseguir ese saborcito casi tostado que aporta tanto a las verduras.

Si bien hemos sustituido la carne por verdura en esta receta, no es un plato vegetariano debido a la salsa de pescado que hay en el aliño. Para mí es un sabor absolutamente necesario para un laab, pero también podríamos cocinar a fuego muy bajo salsa de soja con una pizca de azúcar, agua -mitad de volumen que de salsa de soja- y alga kombu. Este aliño lo podéis tener preparado y reservarlo en el frigorífico durante meses, para tenerlo a mano siempre que tengáis que sustituir la salsa de pescado por una versión vegetariana.

Dificultad: Que no pase a formar parte de tu dieta todos los días.

Ingredientes

Para 2 personas

  • 450 g de brócoli
  • Una cebolla morada pequeña
  • 6 ramitas de menta (deshojada)
  • 5 tallos de cilantro con sus hojas
  • Una cucharada de arroz tostado en polvo
  • Aliño al gusto

Para el aliño

  • El zumo de una lima
  • 3 cucharadas de salsa de pescado
  • 2 cucharaditas de azúcar de palma (o de cualquier tipo que tengáis)
  • Chile en copos al gusto (debería quedar alegre)
  • 3 cucharadas de agua
  • 1,5 cucharadas de arroz tostado en polvo

Instrucciones

1.
Tostar unas cuatro cucharadas de arroz glutinoso/jazmín/basmati en una sartén sin aceite. Remover con frecuencia hasta que se tueste y huela a una mezcla de frutos secos y palomitas. Triturar en un molinillo o con un mortero (tendréis más de lo que necesitaréis para la receta).
2.
Poner el horno a 210ºC con grill. Separar los floretes del brócoli en trozos de tamaño similar.
3.
Llevar una olla con agua a ebullición y añadir el brócoli. Cocinar unos 20 segundos con el fuego al máximo. Retirar y poner en agua muy fría para cortar la cocción. Colar y secar.
4.
Añadir sal y aceite al brócoli y meterlo en el horno en el nivel más alto. Cocinarlo entre uno y dos minutos y medio, según preferencia personal.
5.
Sacar el brócoli y añadirlo en un bol. Añadir la cebolla para que pierda potencia por el calor del brócoli.
6.
Preparar el aliño con el zumo de la lima, la salsa de pescado, el azúcar, los copos de chile, el arroz tostado en polvo y el agua.
7.
Añadir las hojas de menta y cilantro, un poco más de arroz tostado en polvo y el aliño. Servir inmediatamente.

Si haces esta receta, comparte el resultado en tus redes sociales con la etiqueta #RecetasComidista. Y si te sale mal, quéjate a la Defensora del Cocinero enviando un mail a defensoracomidista@gmail.com

Sobre la firma

Alfonso D. Martín
Es cocinero, asesor gastronómico y fetichista de especias y fermentados. De pequeño gateaba al bar de al lado de casa para pedir un huevo duro y después empezó a tener dolor abdominal continuo por echarle picante a todo a escondidas de su madre. Si profanar recetas clásicas fuese un pecado, ya habría pasado los nueve círculos del Infierno de Dante.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_