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Tarta de frutos rojos sin horno

Gracias a la magia de la nata y la gelatina podemos montar esta tarta sin pasar por el horno. La receta se puede adaptar a frutas tropicales o de verano, como el mango o el melocotón.

Se prepara en un plis y no necesita horno
Se prepara en un plis y no necesita hornoCLARA PÉREZ VILLALÓN

Ahora que las navidades están muy cerca y todos sentimos dentro de nuestro ser una sensación hogareña, cálida y algo nostálgica; recetas como estas vienen que ni pintadas. ¿Cuántos de nosotros habremos crecido con la imagen hollywoodiense de una tarta preciosa que atemperándose en el alféizar de alguna ventana? Desde Garfield al vecino de al lado, la tarta siempre acababa en casa ajena. Cosa que no es de extrañar porque la verdad, aunque en España no tengamos mucha tendencia a hacer este tipo de tartas, están deliciosas.

No sólo están buenas y ya, si no que además, tienen su puntito saludable por eso de estar adentrándonos en el mundo de los postres con fruta. Esta tarta lo mismo vale para celebrar las navidades como para prepararla en cualquier ocasión en la que queramos triunfar. En verano también es perfecta, ya que ni siquiera tenemos que encender el horno para hacerla: nos ayudará la gelatina a que gane consistencia una vez la mezcla esté bien hecha y la cremosidad se la dará la nata montada mezclada con la leche condensada, ese dulzor que contrarresta el ácido de las frutas y frutos rojos.

Aunque os recomiendo que utilicéis frutos rojos congelados porque son muy fáciles de encontrar, y económicos, también podéis optar perfectamente por seleccionar las frutas naturales y hacer un mix; o usar solo frambuesas, arándanos o fresas: esta tarta funciona igual con los ingredientes que elijáis. También con melocotones maduros en verano, con un puré de mango o con una crema de plátano. Dejará boquiabierto a todos los invitados -si es que los hay-, así que ten mucho cuidado si la dejas reposando en la ventana, no te la vaya a quitar algún vecino o gato listillo porque esa textura que tiene es mágica.

Dificultad: La de limpiarse los berretes después de comerla.

Ingredientes

Para 6 personas

  • 300 g de frutos rojos congelados
  • 4 cucharadas de leche condensada
  • 1 hoja de gelatina
  • 350 g de nata para montar
  • 30 g de azúcar glass
  • 10 galletas digestive
  • 70 g de mantequilla
  • Unos arándanos frescos
  • Unas hojas de hierbabuena

Equipamiento

  • 1 molde de 18 cm

Instrucciones

1.
Triturar las galletas en un robot hasta que queden muy finas. Mezclar con la mantequilla derretida previamente con cuidado en el microondas o en un cacillo.
2.
Untar el aro del molde con mantequilla y poner una base de papel de horno; también se pueden cubrir los laterales con papel de horno pegado con la mantequilla.
3.
Aplastar bien toda la galleta contra el fondo con la ayuda de una cuchara para formar la base y que quede lo más compacta posible. Llevar al congelador para que se solidifique.
4.
Descongelar los frutos rojos en un cacito a temperatura muy suave. Cuando estén descongelados triturar muy bien en un vaso de batidora, hasta que quede un puré cremoso sin pepitas. Si se quiere, se puede colar.
5.
Sumergir la hoja de gelatina en agua con hielo durante 10 minutos.
6.
Reservar 50 ml de nata para diluir en ella la gelatina, tendremos que calentarla previamente para que la gelatina, bien escurrida del agua, se funda en la nata.
7.
Montar el resto de la nata con el azúcar glas, tendrá que estar bien fría y nos ayudaremos de unas varillas. Añadir el puré de frutos rojos, la leche condensada y la gelatina disuelta en la nata y mezclar bien.
8.
Cubrir la base de galleta y volver a llevar al congelador durante dos horas. Servir con unos arándanos por encima y unas hojitas de hierbabuena.

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