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Gazpacho de cilantro

Esta versión de la popular sopa fría andaluza es muy típica en la zona del poniente de esta comunidad. Con un manojo de cilantro fresco, agua, vinagre, pan, aceite y ajo tenemos un entrante veraniego diferente al habitual.

Verde viento, verde cilantro
Verde viento, verde cilantroMIRIAM GARCÍA
Miriam García

No os pongáis de morros los que odiéis el cilantro. En primer lugar, el cilantro fresco, esa hierba que se ha puesto tan de moda en los últimos años por la introducción de cocinas foráneas como la mejicana o la norteafricana, entre otras, era un condimento profusamente utilizado en la Península hasta no hace tanto tiempo. Pero en España nos olvidamos de él casi por completo por razones poco claras, al contrario que nuestros vecinos lusitanos, que lo siguen usando.

En segundo lugar, los que no podéis soportar el cilantro porque os sabe a jabón, que sepáis que son mayoritariamente vuestros genes quienes os dictan este disgusto, como nos contaba Ana Vega Biscayenne en este artículo. Digo mayoritariamente porque parece que personas con el gen-del-sabor-a-jabón-del-cilantro pueden cogerle el gusto si lo consumen con frecuencia desde pequeños. Gusto adquirido, que dicen los anglosajones.

Será por la cercanía a la frontera portuguesa o por razones que se le escapan a mi limitada sesera, este gazpacho de cilantro tan superrefrescante y mineralizante es propio del poniente andaluz, de la provincia de Huelva. La receta procede de un maravilloso recetario titulado La cocina de Huelva, editado por la diputación de Huelva y con recetas de particulares a cual más interesante. Me gusta particularmente pensar que este gazpacho es precolombino del todo en lo que a ingredientes se refiere. Y tan sencillo como serían los gazpachos en origen, poco más que una pasta de pan majada con aceite, sal y vinagre a la que se añadía cualquier otro alimento que se tuviera a mano y fuera susceptible de ser convertido en puré.

Ojo, que según el diccionario de la RAE el cilantro es lo mismo que el culantro, coriandrum sativum, que también se llama así en Huelva a esta herbácea umbelífera con hojas que recuerdan a las del perejil, pero con un sabor completamente distinto. Sin embargo, existe un culantro nativo de América del Sur, eryngium foetidum, que nada tiene que ver con el ibérico, de modo que cuidado con confundirlos.

Dificultad: La misma que la de hacer un gazpacho sin cilantro.

Ingredientes

  • Media barra de pan de miga prieta, mejor del día anterior (unos 125 g)
  • 1 diente de ajo
  • 1 manojo grande de cilantro
  • 1 chorro de vinagre
  • 500 ml de agua
  • 120 ml de aceite de oliva virgen suave
  • Sal al gusto

Instrucciones

1.
Partir el pan en trozos, medir el agua de la receta y poner el pan en remojo en toda el agua hasta que se ablande.
2.
Lavar el cilantro, secar bien y separar las hojas de los tallos. Poner el cilantro con el diente de ajo pelado, el pan remojado con el agua, el vinagre y la sal en una batidora y triturar hasta que esté fino.
3.
Con la batidora en marcha, verter el aceite de oliva a hilo para que emulsione bien. Añadir sal al gusto, mezclar y refrigerar un rato largo en la nevera para servir fresquito.

Si haces esta receta, comparte el resultado en tus redes sociales con la etiqueta #RecetasComidista. Y si te sale mal, quéjate a la Defensora del Cocinero enviando un mail a defensoracomidista@gmail.com.

Sobre la firma

Miriam García
Química y traductora de inglés de formación, gastrónoma por pasión desde el 2013. Divulgadora gastronómica y fotógrafa para marcas de alimentación o medios como El Comidista y 'Bon Viveur', profesora de cocina en la Escuela Alambique de Madrid, recetea en su blog 'El invitado de invierno' y en donde le lleve el viento, gastronómicamente hablando.

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